El agresor actuó con astucia y rapidez. No exigió más dinero que los 350 € que en ese momento tenía la víctima en la mano, sabedor que, según las leyes de este país, eso no es más que una falta y para llegar a delito tiene que superar los 400 €. Su historial delictivo presentaba numerosas retenciones policiales para quedar en libertad muy pronto por orden judicial; aparte, contaba con otros delitos por los que había pasado temporadas en la cárcel. Con el uso del cuchillo intentó cubrirse las espaldas. El tipo era muy alto, fuerte y era evidente que presentaba buena musculatura. En una pelea cuerpo a cuerpo no tenía nada que hacer. Silenciarlo de por vida le pareció lo mejor. Por eso el apuñalamiento había sido certero, con fuerza, profundo, entre las costillas para llegar directo al corazón. A primera hora de la tarde les llegó el aviso a los de la UVI móvil: “Una hemorragia grave, no tiene buena pinta”. El conductor experimentado sabe que en esos momentos ganar segundos al tráfico
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