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Aunque todo esto hoy ya es pasajero

Aunque todo esto hoy ya es pasajero    En aquel tiempo extraño  Se había mudado muy lejos  Los lugares de la infancia se quedaron solos  Con la prisa del viaje no pudo llevarlos    De mucho le sirvieron los recuerdos  Esos sí la acompañaron  Los embellecía con mentiras  Los auténticos quedaron bien dentro   Esperaba pletórica el encuentro del regreso  Pero cuando llegó aquel momento  Los lugares habían mermado tanto  Que no cabía en ellos

La mirada de mis historias

Una y otra vez la mirada de mis historias se proyecta desde la memoria y desde la imaginación. Una mezcla de las dos. Una y otra vez Villamediana es el motivo de muchos de mis relatos, siempre distintos. Ese lugar donde nací, ya no existe. No al menos como está en mis recuerdos.  Sigue siendo un pueblo rural, pero en él entraron de lleno los tractores, las cosechadoras, la modernidad. Hoy es un pueblo bello y atractivo. Está lleno de luz, flores, aire sano y tranquilidad de vida. Tiene modernas casas que se eligen como residencia o para pasar las vacaciones. Me he quedado sin pueblo. Un pueblo en blanco y negro, sin aceras y con barro en las calles, era el territorio en el que viví de niña. Puedo cerrar los ojos y recorrer las callejuelas, ver sus casas recias, respirar sus olores: el de la leña ardiendo en la chimenea o el del pan crujiente recién hecho. Oír las voces de los mayores hablando con misterio, contando historias trágicas de la vida y de la muerte. Sentir miedos atávicos

Una historia ridícula

       Editorial : Tusquets   Año publicación : 2022   Tema : Narrativa           ¿Mi visión del mundo y de la vida? Trágica y      trascendente. ¿Mi historia? De amor, de odio, de      venganzas, de burlas y de ofensas. Me llamo Marcial      Pérez Armel, resido en Madrid y tengo en muy alta      estima el viejo concepto del honor .  Reseña:    Es abrir las páginas de la novela y dejarte llevar por el delirante monólogo de Marcial, un personaje pomposo y engreído, que ha decidido contarnos su vida. Al principio no tenemos claro el porqué, nos habla de su cultura popular y diserta sobre el odio, la envidia o el amor. Un día, se enamora de Pepita, una joven adinerada que pertenece a un mundo inalcanzable para él. La idealiza, y se propone conquistarla. Como todo el mundo, quiere caer bien, contar la mejor versión de sí mismo, pero a Marcial se le va de las manos. Necesita aparentar lo que no es. Se crea una personalidad de escritor y filósofo. Coge información de aquí y allá para soste

Érase una vez

   Esta es la historia de una gatita siamesa que quería ser adoptada. Había nacido en un chamizo abandonado donde la madre, una gata asilvestrada, se había refugiado para parir a sus seis retoños. Un día, nuestra gatita se acercó a la valla que separaba las fincas. Del otro lado escuchó voces alegres de humanos. ¡Podían ser sus cuidadores! Como los de Lola y Simón, dos perros del chalet de enfrente, o los del gato negro, unas viviendas más allá. A ellos los habían adoptado. ¿Por qué no podía serlo ella también? Esa era su ilusión. Soñaba con tener una familia que la quisiera, que le pusiera un nombre y así ser única. Ya se veía con un espacio para ella sola dentro de la casa. Los dueños jugaban con ella, le acariciaban la piel tan brillante como sedosa y dormitaba en una cálida manta mientras ellos miraban la televisión. Además, le daban siempre las comidas que tanto le gustaban y, sobre todo, le dejaban moverse en libertad.  Esta es la historia de una joven pareja , Pablo y Leire,

Un hombre solo

     Del tío Faustino nunca se supo que estuviera enamorado. Tenía tantos años que ni él mismo alcanzaba a contarlos. No porque fuera coqueto, sino porque desconocía cuando había nacido. Así y todo, viejo, delgado y pequeño de estatura, se movía con agilidad. Con las botas desgastadas, recorría todos los días los cuatro kilómetros que lo separaban de su huerta, único recurso que tenía para su sustento.   Cuando el frío era tan intenso que la nieve se hacía dura y los carámbanos colgaban como cuchillos amenazantes de los tejados, pasaba el día al calor de la estufa en casa de unos familiares lejanos. Se sentaba en un rincón para no molestar, y permanecía en silencio. Todo él desprendía un halo de vulnerabilidad, lo que le convirtió en el hazmerreír de los hijos de la familia que le lanzaban puyas ofensivas hasta que lo sacaban de sus casillas. Entonces, los miraba visiblemente alterado como si quisiera decirles algo, pero sabedor de que no le harían caso, sacudía la cabeza y envuelto e