Proyecto Bradbury:
«Durante un año escribe un cuento corto cada semana. No es posible escribir 52 cuentos malos consecutivos». (1)
Era un mediodía del mes de agosto. Acompañaba a mi hermana mayor a la botica que estaba en otro pueblo, a cuatro kilómetros. En el camino nos topamos con Perico, el burro del vecino, atado por el ronzal a una piedra. Con cautela nos lo llevamos.
«Móntate. Yo te ayudo», dijo mi hermana. Me lanzó con tanta fuerza que fui a caer al otro lado. «No creo que sea tan difícil. ¡Agárrate a la crin!», insistió. «¡Venga, arriba!» Me agarré fuerte, pero Perico, con un trote desmañado, acabó conmigo en el suelo.
Entonces, con la cabeza gacha y las patas esparrancadas, se negó a dar un paso más. Desesperadas con aquel asno, bajo los ardientes rayos del sol, nuestros pies se arrastraban pesados levantando el polvo del sendero. El campo alrededor, hasta donde la vista nos alcanzaba, se veía encendido de luz, sin una brizna de sombra. En el momento que bajábamos la loma enfrente de la botica, Perico nos adelantó. Despechado con nosotras, iba a trote borriquero y nos hizo correr detrás hasta alcanzarlo.
Atardecía cuando regresamos. Vimos al vecino sentado en la piedra donde lo ataba. Bajo la boina negra, su cara era la de un viejo irascible con ganas de golpearnos con la fusta que tenía en la mano. Se levantó renqueante y agarró el ronzal con una sacudida. Se subió a la piedra y montó erguido a Perico, hizo un chasquido y el burro empezó a avanzar a trote ligero orgulloso de llevar a su dueño.
Los burros son muy listos y reconocen a su dueño. El relato es amable y nos enseña a no tocar lo que no es nuestro. Abrazucos
ResponderEliminarGracias, Ester.
EliminarUn abrazo!
La película la tengo pendiente, la veré. Felicidades por el relato, me ha gustado mucho y me ha recordado la primera vez que intenté subir encima de un burro, jaja, no es fácil! Saludos.
ResponderEliminarTú sí que sabes, Mayte.
EliminarUn abrazo.
Los burros son creaturas despiadadas, saben todos los trucos, me nos mal este no las mordio o algo aun peor.
ResponderEliminar¡Uy! Creo que eso del mordisco de un burro tiene que dar mucho juego en un relato. Tiene que ser un desgarro terrible.
EliminarMuy buen micro relato!! Eso nos enseña; que no debemos intentar montar un burro, que nos es ajeno...no? Un cálido saludo.
ResponderEliminarSí, parece que Perico solo es sumiso y obediente con su dueño.
EliminarGracias por comentar, Daniel
Un cariñoso saludo.
Me has hecho recordar la primera vez y la única en toda mi vida que intenté subir a un caballo,vaya porrazo que me dí,abrazos.
ResponderEliminar¡Je, je! Vaya experiencia, Fiaris.
EliminarUn abrazo!
Cada uno se ha de ocupar de lo suyo.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué buena reflexión, Alfred. Cuántos problemas se evitarían.
EliminarAbrazos!!
Hola, María. Un relato muy amable, dulce y bien llevado. Escribes con una naturalidad increíble, sin una palabra que desentone.
ResponderEliminarTe doy mi enhorabuena.
Un abrazo enorme.
Gracias, Bruno. ¡Qué generoso eres!
EliminarMi cariñoso abrazo.
Hola, María Pilar. No he visto la película, pero tu micro me ha parecido de lo más divertido. Hasta me ha recordado a otro borrico igual de burro que llevándome a mi encima, en aquel verano yo también era un niño, solo se le ocurrió ir todo el camino comiendo moras arrimado a los zarzales; al final, como los de tu historia, no me quedó otra que ir andando 😂😂
ResponderEliminarSaludos 🖐🏼
Si es que los burros parece que van a su bola. No me alcanzó la imaginación para llegar a lo de las moras, pero me parece precioso.
EliminarMuy bien contado. Logras que podamos imaginar con toda nitidez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Sara, por el bonito mensaje que me dejas.
EliminarMi cariñoso abrazo.
Precioso micro, M.Pilar. Muy evocador y muy dulce.
ResponderEliminarGracias, Marta. Me encanta que te haya sugerido lo que dices.
EliminarRecordé un cuento obligatorio de lectura Platero y yo. No he visto tampoco la película, pero seguro la veré, me encantan películas para niños, de mensajes didáctico, donde prevalezcan los valores. Saludos.
ResponderEliminarDesgraciadamente, la película trata sobre lo que le ocurre a un niño, pero yo no diría que es para niños por lo dura, sangrienta y dolorosa que es.
EliminarCon todo mi cariño, Perlas Narrativas.
Hola, Pilar. Un relato muy bien ambientado y repleto de referencias al campo , al pueblo y a la infancia, allí donde todos querríamos regresar. Muy bonito. Un saludo.
ResponderEliminarUna vuelta a la infancia, sí.
EliminarUn saludo, Pedro.
Este es un comentario de Tara, por alguna razón que se me escapa, no logro que se publique con el automatismo de blogger:
ResponderEliminarAsí que Perico no se llama Platero, y aunque peludo, no es suave ni blando ni tierno ni mimoso 😊, es terco como una mula. Un burro que se sabe de su dueño, y un dueño, que se sabe de su burro. Tal para cual.
Me ha encantado tu versión, Pilar. También me alegra volver a leerte.
Un cariñoso abrazo.
Gracias, Isabbel.
Un abrazo.
Los animales son muy listos para reconocer a su dueño y, el burro, no iba a ser menos.
ResponderEliminarUn buen relato en cuanto a contenido y desarrollo.
Gracias, Chelo, por pasarte por aquí y dejarme tu impresión.
EliminarSaludos!
Es un relato entrañable. Me gustó mucho. Me llevó a viajar hasta el libro "Platero y yo" un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarGracias, Nuria. Me alegro que te haya gustado.
EliminarSaludos!
Hola, Pilar, ¿Qué tal el verano? Veo que vienes con fuerzas, y con un relato que podría ser una fábula a la vez. Los animales son muy misteriosos y listos, solo hay que ver lo que hizo tu Perico. Muy buen relato, dinámico, que cumple el reto a la perfección y, como te comento, con moraleja incluida.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, Pepe.
EliminarUn cariñoso abrazo.
Hola Maria Pilar, qué encantador de leer y visualizar es tu micro, inocente, jocoso, pausado y alegre.
ResponderEliminarGracias por el regalo de tus bellas letras. Un abrazo.
Gracias a ti, Harolina, por leer y dejarme tu comentario.
EliminarUn cariñoso abrazo.
Hola Maria Pilar, qué buena película has elegido, bueno también es que soy fans de Tosar, pero el crío está soberbio. La historia del burrico al principio me pareció como de fabula, no sabía bien donde iba a parar. Me ha venido bien cambiar de chip, venía de un campo de concentración nazi (del anterior compañero) que me ha dejado muy pillada. Tus historias sorprenden. Un abrazote.
ResponderEliminar¡Ja, ja! Me encanta, Eme, cómo te expresas en los comentarios, a mí me llega como si estuvieras hablándome. Es muy simpático y cercano. La película es tan cruel que solo me quedé con el burrito y lo transformé a mi manera.
EliminarAbrazote, preciosa.
He recordado cuando estaba en la sección de acemileros, conviviendo con aquellas bestias viles, impredecibles y resabiadas.
ResponderEliminar¡Ostras! ¿En la sección de acemileros? Las historias que tendrás. Y yo contando algo de un burro con ignorancia supina sobre el tema.
EliminarHola, Pilar. Tu micro tiene una agradable atmosfera de niñez y cuento con moraleja. Muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Relato que se lee agradable y además con la enseñanza de no andar tomando las cosas que no nos pertenecen. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarSaludos!
¡Hola, Pilar! ¡Qué borrico nos has regalado! La película no la he visto, pero me da que has dado toda una vuelta a su trama. El personaje me ha encantado, hasta el punto de sugerirte que ese animal orgulloso y celoso de su dueño bien podría protagonizar un cuento más largo. ¿Qué pasaría si su dueño muriera? ¿O si este lo abandonara y necesitara la ayuda de las dos niñas? Te prometo que al terminar de leerte se me han pasado un montón de posibles argumentos con los que continuarlo. Un fuerte abrazo y un excelente micro!
ResponderEliminar¡Hola, David! La verdad es que de la película solo tomé el burrito obediente y sumiso y a medida que iba escribiendo me iba saliendo el personaje del relato que en nada se parece al de la película. Me alegra que te haya sugerido una continuación. Tiene posibilidades. De hecho el relato que escribí me salió muy largo y tuve que recortarlo pada dejarlo en las 250 palabras.
EliminarUn fuerte abrazo!
Muy buen relato, Pilar. Me ha encantado la ambientación, llego a notar el polvo del camino que transita el asno en los labios de mis recuerdos infantiles. Toda una enseñanza del doblez que tiene la personalidad de algunos asnos. Entrañable y divertido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Un escenario muy bien descrito, Pilar, y muy visual, con ese borrico y su dueño. Me ha encantado cómo has recreado la escena. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Kirke.
EliminarUn abrazo.
Sea bueno o sea malo, a quien le pagan con fidelidad los animales es a quien les da de comer y cobijo.
ResponderEliminarBuen micro, María Pilar, como siempre.
Un abrazo.
Tienes razón, Chema.
EliminarGracias por estar siempre.
Un cariñoso abrazo.
Oh, qué relato tan bello! He visualizado la relación a las niñas y al burro a la perfección, tal es tu buen hacer narrativo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Josep.
EliminarUn abrazo.
Hola Maria, no he visto la película, pero tu relato la ha puesto en mi lista, muy bella narración, transmite un cierto halo de dulzura, ese naturalismo, esa sabiduría que se extrae de la experiencia, me encantó. Un abrazo grande.
EliminarHola, Mik Way, desgraciadamente la película no tiene nada de la dulzura natura ni vida al aire libre por la que tantas veces añoramos la vida del campo.
EliminarUn abrazo!
Un relato delicioso. Podía ver al burro y a las dos niñas luchando por maniobrarlo. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarMe encanta que te haya gustado, Mirna.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una historia cotidiana y rural, que pareciera encerrar alguna enseñanza a modo de moraleja.
ResponderEliminar¡Ay! los borricos, esos seres tan inteligentes y tozudos.
Un abrazo.
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Hola, María Pilar. La tozudez del burro es proverbial. Ya lo dice el refrán. Un cuento fresco con una redacción muy cuidada. Me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Isan.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Pilar! Has conseguido sacarme una sonrisa con tu relato y rememorar aquellas historias que, como en 'El Barco de Vapor' o 'Tucán' leía cuando era pequeño. ¡Me ha gustado! Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
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