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Entradas

Navidad es volver a casa

Todos volvemos a casa por Navidad. No es una casa cualquiera, vive y late con los que la habitan, desprende olor a calor y sabor a hogar. La casa de los abuelos en la que nosotros hemos cogido el testigo para un día pasárselo a los más pequeños. Presencias que son ausencias también ocupan su lugar. Es lo que le hace única y especial y está por encima de cualquier comparación. Pertenece a nuestro ciclo vital desde el principio y tenemos que cerrar los ojos para verla en toda su dimensión porque la realidad la ha ido transformando. Pero ni la más mínima pátina de polvo la cubre porque pertenece al ámbito de la infancia y está entrelazando el mundo de los afectos con los que construimos nuestros propios recuerdos. Es nuestra casa una de esas palabras con contexto porque significa mucho más que la definición fría del diccionario. Está cargada de olor, de sabor, de compañía y de espacios vitales. Es la luz del sol perfilando un precioso paisaje castellano con un cielo azul diáfano a...

El bastón de caramelo

Se hizo la luz y el abeto lució engalanado envolviéndolo todo en la magia de la Navidad. Fluían las emociones y entre la gente se daban momentos de la más bella estampa navideña. Él era el único que desentonaba, tal vez ni eso, porque nadie se fijaba en su presencia y es que no desprendía las notas de un alegre villancico ni era un muñequito de nieve, tampoco el sonido de la campanita del trineo o el delicado susurro de una burbuja dorada en la copa del abuelo.  Había salido de las manos mágicas de un joven maestro pastelero que, en vez de los clásicos rojos y blancos de Papá Noel, le había dado la forma y color del bastón de su abuelo dotándole de un corazón cargado de buenos sentimientos. Sin libro de instrucciones le había embarcado en la aventura de la vida para que cumpliera sus deseos.  Y allí estaba, colgado como un adorno más, pero qué apagada quedaba su imagen confuncida entre las ramas del abeto. Desde su rinconcito, deslumbrado por tanta luz y color, tanta música...

¡Ronaldo, vente a Aspace! Premio Internacional

El 23 de septiembre de 2012 los de Aspace contestando al jugador de fútbol Ronaldo, que había manifestado estar triste, dejaron este mensaje: En Aspace nos gusta que la gente esté contenta y feliz. Por eso, le hemos invitado a Cristiano Ronaldo a que se haga voluntario en Aspace-Álava. El chico parece que está triste últimamente, así que nada, le hemos grabado este vídeo para contarle lo bien que se lo pasaría con nosotros. Si tú también quieres ser voluntario, ¡contacta con nosotros! Noe, de 16 años y socia de Aspace, colectivo muy querido en nuestra ciudad de Vitoria, dirige al futbolista una carta para que busque otras alternativas como la de hacerse socio de Aspace y le asegura que se le olvidará la tristeza. El vídeo que protagonizan los propios afectados y que ya triunfó en su momento, ahora nos da una doble alegría. La campaña de captación de voluntarios realizada por una agencia vitoriana con muy poco presupuesto, ha desbancado a firmas internacionales de conocido prestigio....

Había una vez un circo

En el circo todos los espectadores éramos enanos. Salió el director a la pista con una barba que tenía tres pelos y nos preguntó —¿Cómo están ustedes? Todos respondimos a voz en grito —¡Biiiieeeeeeeeeeeen! Hacía gestos llevando su mano a una de las orejas para indicar que no oía  y volvía a decir: —Más alto que no se oye nada, ¿cómo están ustedes? Con un griterío que nos desgañitábamos contestábamos: —¡Biiiieeeeeeeeeeeen! Y con cada grito crecíamos y crecíamos y así al director del circo le crecieron los enanos. Pero él, que era un tipo casi divino, siguió desplegando sus números de fantasía y magia y nos metió a todos en el coche de papá y nos dio una vuelta fantástica. Recibiendo la brisa del aire en la cara saludábamos con una gran sonrisa a los que pasaban: ¡Hola, don Pepito! ¡Hola, don José! A veces nos llevaba en un auto nuevo, si nos mareábamos lo cambiaba por un barquito de cáscara de nuez y en ese sí que hicimos cruceros maravillosos. Todo nos alegraba el corazón...

María y la quema de libros en la plaza de Bergara

“Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.”  (Heinrich Heine) Es difícil reprimir un escalofrío ante las durísimas imágenes de guerra o revoluciones con las que nos bombardean los diferentes medios de información. El ensañamiento para destruir toda ideología o vestigio de cultura diferente a la dominante no debiera dejar a nadie indiferente, pero es tal el vértigo que produce la fluidez informativa que un acontecimiento social o deportivo puede taparnos la noticia más cruel sin que lleguemos a digerirla.  Esta entrada se la debo a María. Ya había cumplido los setenta cuando yo la conocí, trabajaba de maestra porque necesitaba años de cotización a la Seguridad Social para poder jubilarse. Era fuerte y enérgica, las vicisitudes que había vivido no le habían doblegado su carácter, más bien se había afirmado en sus posiciones. En la clase era donde se sentía perdida, confusa y fuera de lugar, no encontraba ni las gafas que llevaba puesta...