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Es hora de morir

Un personaje creado por Francisco Ibáñez para su serie Mortadelo y Filemón.  La fama de biólogo e inventor del excéntrico Dr. Bacterio la conocía todo el mundo. Era un absoluto desastre. Sus inventos fallidos provocaban justo lo contrario de lo que pretendía y suponían una amenaza para las personas que lo rodeaban. No obstante, él mismo proclamaba a los cuatro vientos que sería nominado al premio Nobel por sus contribuciones en el campo de la ciencia. ¿Quién podía creer algo así? Más bien, le darían el premio de la ciencia de lo friki, lo que provocaba grandes carcajadas, se burlaban de él y le perdían el respeto. Enfadado, gritaba: ¡Este año el mundo alucinará con mi éxito!     ¿Quién podía imaginar que D. Saturnino Bacterio, con su apariencia de despistado, se había infiltrado en la T.I.A., a la que consideraba una parodia de organización, con la ambición de conseguir un plan secreto?     A tenor de lo que hoy conocemos, su larga barba negra y el tr...

La joven de la cofia blanca

Pablo Apaolaza nunca se quedaba a tomar unos potes al salir del trabajo. Cuando dejaban las oficinas de la Diputación de Álava, mientras los demás se dispersaban en diferentes grupos por los bares cercanos, él se despedía con un escueto “Venga” y se alejaba apresurado hacia la plaza de la Virgen Blanca. Intrigado, el joven Iker Bejarano lo siguió.  Pablo entró en un portal y muy pronto lo vio, junto a la dueña de la casa, en el mirador de la fachada. Ambos alzaron sus copas de vino tinto Rioja para brindar por el encuentro. Allí no era el hombre gris y cenizo de la oficina, en su sonrisa y modales había señales de que la influencia de ella lo transformaba. Enseguida apareció una hermosa joven vestida con el uniforme de servicio y una cofia blanca de la que se escapan algunos mechones rojizos. Dejó en la mesa la bandeja de aperitivos y se acodó en el marco de la ventana abierta desde la que observaba ociosa la plaza. Iker levantó la mano para saludarla, pero no se dio por enter...

El último encuentro - Reseña

Ficha técnica   Título: El último encuentro   Autor: Sándor Márai   Editorial: Salamandra   Año de publicación: 1942   Año de edición: 2015   Número de páginas: 190 ARGUMENTO DE LA OBRA  La obra transcurre en un castillo de caza en Hungría, donde en tiempos pasados se celebraron fastuosas veladas y la música de Chopin inundaba los elegantes salones decorados al estilo francés. El esplendor de antaño se ha desvanecido y todo anuncia el final de una época. En ese escenario, dos hombres, Henrik y Konrad, se citan para cenar tras cuarenta años sin verse. Desde niños y durante su juventud fueron amigos inseparables a pesar de las diferencias de su estatus social. Luego ocurrió algo entre ellos que los separó para siempre. Henrik se fue lejos y Konrad siguió viviendo en el castillo rodeado de criados como lo hicieron sus antepasados. Hasta que se da el reencuentro al final de sus vidas. Los dos han vivido a la espera de ese mom...

El juego de los engaños

Merche en su blog Literature and fantasy  nos propone escribir un diálogo con las características del teatro.  Requisitos internos: que aparezca un personaje como Tartufo. Escenario:  Un salón elegante del siglo XIX, con muebles lujosos y una iluminación tenue.  Personajes:  Ulises , con su túnica griega.   Madame Bovary , vestida con traje de la época victoriana.  Tartufo , el impostor de Molière, vestido de negro.  Ulises : (Entra observándolo todo con curiosidad y, por fin, mira con ojos seductores a Madame Bovary que se acerca a recibirlo) Este lugar es muy diferente a lo que conocí en mi época, está lleno de comodidades.   Madame Bovary: (Con su aire habitual de elegancia y coquetería) Sí, así es la sociedad en la que vivo. Pero, a veces, las apariencias engañan. Y dígame, ¿sabe quién es esa sombra negra? Lleva rato ahí apartada.   Tartufo: (Sonríe exageradamente al acercarse) Mi querida Madame Bovary, soy Tartufo, u...

El color de la esperanza

Desde El tintero de oro nos proponen escribir un microrrelato sobre un color. Al atardecer, cuando el sol enrojecía los cielos antes de sumergirse en el mar, me gustaba bajar a la playa. Siempre me cubría la cabeza con un pañuelo color turquesa. «Para protegerme del sol», decía. La explosión de colores naranjas y violetas me hacía creer en mundos de ensueño donde lo que anhelamos puede realizarse.  Y allí estaba ella, la mujer solitaria, con la mirada puesta en el horizonte, esperanzada. Parecía una sirena varada en aquella roca donde peinaba arrugas y lucía canas, mientras, el oleaje rompía en los acantilados y liberaba su olor a sal. Después, el mar calmado se le acercaba y con su espuma burbujeante le acariciaba los pies. Quizás, entonces, le preguntase el porqué de tan larga espera, pero el mar no sabe de respuestas.  Los susurros del viento revelaban un amor que emigró a Argentina con la promesa de volver a buscarla. Un día encontré la roca vacía, había desaparecido y...