«Durante un año escribe un cuento corto cada semana. No es posible escribir 52 cuentos malos consecutivos». (6) —¡Qué frío! —dijo la joven que tomaba una cerveza en una terraza. —No hay derecho —se quejó su acompañante—. En pleno agosto y congelándonos. —¡Qué nos vendrá en invierno! —añadió el tercero. Vieron que se acercaba el pastor del Gorbea y muy enfadados fueron a por él. ¡Había fallado en los pronósticos aposta! Él, retorciendo la txapela entre las manos, les decía que el monte no le había hablado. Pero nadie le hacía caso. Dolido decidió subir hasta la cima para preguntarle: —¿Por qué no me avisaste? ¿Acaso no ves lo agresivos que están conmigo? Si no llego a zafarme de ellos me habrían pateado. El monte se agitó y el pastor emocionado oyó de nuevo la voz ronca y profunda que salía de las entrañas de la tierra: —Mi silencio es la mejor respuesta a tus preguntas. ¡Escúchalo! —Quizás, los tintos de más me están ofuscando la mente —confesó avergonzado el pastor
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