Proyecto Bradbury:
«Durante un año escribe un cuento corto cada semana. No es posible escribir 52 cuentos malos consecutivos». (3)
La mujer que está asomada a la ventana envidia la vida de sus vecinos. En el patio de la planta baja, trabajan sin descanso ante su atenta mirada. Él canturrea mientras parte la leña con un hacha. El invierno es muy crudo en el pueblo y va apilando un buen montón de troncos para calentarse. Ella lava ropa en una pila con agua helada. Tiene las manos agrietadas. Mira a su marido y ante el coraje de este sonríe. Moriría si le faltara. A veces, le gustaría darle un abrazo, así, sin más. Se reprime por esos ojos de arpía siempre tras la ventana. Por eso, ante la mirada persistente de la vecina, se le ocurre poner una cuerda cruzando el patio de lado a lado, para tender las sábanas. Así tienen algo de intimidad.
La vecina enfurecida saca un palo de escoba y retira las sábanas. El hombre, enérgico, agarra el palo y ella lo insulta y forcejea con sus manos artríticas. Cuando pierde, da un grito de dolor.
Una pareja de la Guardia Civil viene y se lleva al vecino detenido. Pesa sobre él una denuncia de malos tratos a una anciana indefensa.
Interesante relato, pero al fin quien es culpable la vecina o el vecino?
ResponderEliminarA ver, el detenido y enjuiciado es el marido. Ante la ley, él es el culpable. ¿Qué piensas tú?
EliminarSeguro que hay eximentes para eso. Y si no, que los pongan.
ResponderEliminarBuen relato, María Pilar.
Un abrazo.
Eso espero, Chema.
EliminarUn abrazo!
Tu relato me recordó que hace tiempo circulaba uno de esos cartelitos chistosos por Internet pero que decía una gran verdad: "Si de joven fuiste un hincha pelotas, de viejo serás un viejo hincha pelotas". ¡Ni te digo un/a envidioso/a y amargado/a!
ResponderEliminarMuy buena la fotografía.
Besos, María Pilar
Me has hecho sonreír, Myriam.
EliminarUn abrazo.
Buen relato que vecina, te mando un beso
ResponderEliminarGracias, Citu.
EliminarTambién yo te mando un beso!
Esas vecinas abundan.
ResponderEliminarYa lo creo y eso es lo triste.
EliminarUn abrazo, Tracy.
Gente sin vida propia, al pendiente de la de los demás. Excelente final. :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Sara.
EliminarUn abrazo!
El maltrato no debería ser algo a lo que hay que acostumbrarse. Buena historia Maria Pilar. Me gustó. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria.
EliminarUn abrazo.
Cómo la vida misma!
ResponderEliminarHola, Ana, tú sí que sabes.
EliminarUn abrazo.
Nos acechan las viejas del visillo, muy muy peligrosas. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Ay, Sor! Usted sí que sabe.
EliminarTriste pero también muy real, por desgracia. Un abrazo y gracias por pasarte, me encantó conocer tu espacio.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Mª Pilar! La verdad es que pese a la forma de un relato amable se esconde una crítica de mucha profundidad con ese final. Crítica a la que me sumo, por cierto. Y es que en esta sociedad tan dada a juzgar en las redes y absolutamente plagada de estereotipos nacidos de la política, a veces reducimos las cosas al cliché. Es una anciana, entonces es buena e inocente. Es un cincuentón enérgico, entonces es culpable. Y podríamos seguir hasta el infinito. La realidad es mucho más compleja que todo eso, como bien muestras en este micro.
ResponderEliminarNo sé si me pasé con la interpretación, ja, ja, ja... Un abrazo!
Lo has clavado, David.
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo.
A veces sucede así... hay personas que ni son felices ni dejan serlo a los demás. Saludos, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarMi cariñoso saludo vuela a la otra parte del mundo.
Que jodida la Doña esa...Te felicito.
ResponderEliminarY tanto, Oswaldo. Gracias por pasarte y comentar.
EliminarHola María Pilar, jeje, muy bueno, es un personaje típico de la España profunda... Un abrazo. :)
ResponderEliminar¿Quién era el maltratador?
ResponderEliminarSolo se ve el maltrato físico pero el psicológico hay muchos que no lo perciben... Y la paciencia tiene un límite. El pobre hombre estalló, erró y el culpable resultó ser él ante la ley.
En las comunidades, hay personas que hacen mucho mal, poco a poco eso sí, pero mucho al final.
Me ha gustado mucho como siempre
Abrazo muy grande María Pilar.
Sí, yo también hablé de ellos. Son muy reconocibles esos aficionados a la vigilancia sin paga...
ResponderEliminar¡Qué bien retratada esta mujer! No es una malvada, es sólo que su existencia empezó así y así y más termina, lo vemos una y otra vez.
ResponderEliminar¡Hay tantas vidas todas tan diferentes unas de otras!
Un abrazo grande y cariñoso María 🌹
Muy bien ejemplificado como en muchos casos la victima es en realidad el victimario y bueno en nuestra justicia eso no se tiene en cuenta, muchas veces solo se ven las apariencias. Abrazo grande
ResponderEliminarHay situaciones que aparentan lo que no son, María Pilar, como esta que nos muestras.
ResponderEliminarLo lógico es que se llegue al fondo de la cuestión y se resuelva con naturalidad, pero vivimos en tiempos de apariencias.
Un fuerte abrazo :-)