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La casa habitada

Mi participación en el reto de Lidia Castro , «Escribir Jugando», del mes de Julio. Consiste en hacer un relato de no más de cien palabras inspirado en la carta, que incluya el mineral «hematita» . Opcional, que aparezca en la historia algo relacionado con la  flor de cactus: Shadow cactus. Vuelve a hacerse real el aroma de las flores de cactus machacadas para un ritual. Se ha incrustado en las conciencias de la gente desde tiempos inmemoriales. Fulminado por la mirada terrible del chamán, un espectro siniestro se doblega hasta introducirse en la copa de hueso. Él la tapa con la piedra hematita y se la lleva. Su ritmo se confunde con el lento atardecer. Lo siguen los ojos admirados de la mujer que había ido en busca de ayuda sobre la presencia que habitaba su casa. En el ambiente había algo inquietante. Ahora toda la casa respira tranquila. (99 palabras)   https://bloguers.net/votar/Maria_Pilar

El tatuaje

Cuenta la leyenda que las amazonas yacían con hombres extranjeros para engendrar. Si los bebés eran varones, debían abandonarlos en el momento de su nacimiento.   El pequeño Tanais, con rizos negros, tez oscura y ojos azules como el mar, debía abandonar la zona y refugiarse en la noche. «Ha llegado el momento, mi niño, el tatuaje de tu brazo te protegerá como un talismán», le había dicho Aella, su madre.  Encontraría el camino bordeando el bosque, siguiendo las indicaciones que le había dado. Pero antes, quería verla por última vez. Así que, solapándose en la oscuridad, se introdujo en la cripta prohibida.   Nueve guerreras, dirigidas por la gran reina Hipólita, formaban el consejo en torno a la piedra sagrada iluminada por la vasija del fuego. Las figuras se extendían por las paredes de la cueva a la luz de las antorchas, con un aspecto salvaje que le causaba terror. Acorralaban a su madre a la que acusaban sin piedad. Sus ojos de niño, inquietos, se emocionaron al ver en ella el ge

El gran baile de los animales

La vida de Horacio Quiroga (1878-1937) estuvo marcada por fatídicas tragedias, sin embargo, logró convertirse en un gran escritor, cautivándonos con sus obras y haciéndose con el título de maestro del cuento latinoamericano.  La primera frase del siguiente relato es el comienzo de uno de sus cuentos: Las medias de los flamencos.   Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y los sapos, a los flamencos, y a los yacarés y los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río, los pescados estaban asomados a la arena, y aplaudían con la cola, levantando espumas y sonidos rítmicos.  Una lubina se mordía las ganas de llamar la atención de un pez machote. Quizá debía guardar silencio y dejarlo en paz. Pero cómo quedarse callada y perder la oportunidad de amar al más noblote de los peces del mundo. Él, con movimientos torpes, solo estaba preocupado por lo sofocado que se sentía dentro de su frac. La agraciada lubina

De la escena al microteatro

Con este microteatro participo en el reto del mes de junio del blog literatureandfantasy.blogspot.com  Características: Un texto, preferiblemente corto, que sea un diálogo entre dos o más personas, con las características del teatro y debéis ser un personaje de la historia.   Personajes:   1. Atticus, el padre  2. Jem, el hijo  3. Scout, la hija 4. María  Ambientación: Dormitorio con dos camas en las que están acostados los niños. La luz de la lámpara con pantalla de la mesilla nos deja ver el recargado papel de las paredes y las camas con frontales de barrotes de hierro de una casa de clase media alta de los años 30, de Maycomb, Alabama. Una ventana nos permite ver la terraza exterior, a la luz de la luna.  Introducción: Atticus, después de mandar a su hija a la cama, la acompaña un rato sentado en la parte de atrás. A la niña le gusta leer antes de dormir y él la escucha atentamente. Cuando las manos del padre están debajo de la barbilla de la niña, subiéndole la manta de cama y a

El Lobo

En el pueblo se enteraron cuando todo el País Vasco apareció un día empapelado con la fotografía de Mikel, un joven tímido, con camisa de cuadros, y el corte de pelo al estilo de Nino Bravo. Era un póster wanted , al más puro estilo del viejo oeste americano, con el lema: ¡Se busca!, en español. ETA ponía precio a la cabeza de Mikel Lejarza. Era el chico del viejo caserío Aretxabalaga, nacido en el seno de una familia euskaldún, tan antigua como el propio caserío.   Pronto la gente dejó de pasar por el lugar, aunque tuviera que dar un rodeo, y todos negaron el saludo a la familia, la aislaron. Eran los acuerdos tácitos que se habían ido colando en la sociedad vasca. De pequeño, en los años sesenta, Mikel era simplemente Miguelito, el hijo del acomodador del cine, y Águeda, su novia. Aún hoy, neskazarra (solterona), va al bosque para pasar los dedos por las dos iniciales enlazadas que Mikel grabó en el tronco de un roble.  Se metió en ETA muy joven, en los setenta, que en los sitios peq