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El juego de los engaños

Merche en su blog Literature and fantasy  nos propone escribir un diálogo con las características del teatro.  Requisitos internos: que aparezca un personaje como Tartufo. Escenario:  Un salón elegante del siglo XIX, con muebles lujosos y una iluminación tenue.  Personajes:  Ulises , con su túnica griega.   Madame Bovary , vestida con traje de la época victoriana.  Tartufo , el impostor de Molière, vestido de negro.  Ulises : (Entra observándolo todo con curiosidad y, por fin, mira con ojos seductores a Madame Bovary que se acerca a recibirlo) Este lugar es muy diferente a lo que conocí en mi época, está lleno de comodidades.   Madame Bovary: (Con su aire habitual de elegancia y coquetería) Sí, así es la sociedad en la que vivo. Pero, a veces, las apariencias engañan. Y dígame, ¿sabe quién es esa sombra negra? Lleva rato ahí apartada.   Tartufo: (Sonríe exageradamente al acercarse) Mi querida Madame Bovary, soy Tartufo, un humilde servidor de la moral y la rectitud. ( Se inc

El color de la esperanza

Desde El tintero de oro nos proponen escribir un microrrelato sobre un color. Al atardecer, cuando el sol enrojecía los cielos antes de sumergirse en el mar, me gustaba bajar a la playa. Siempre me cubría la cabeza con un pañuelo color turquesa. «Para protegerme del sol», decía. La explosión de colores naranjas y violetas me hacía creer en mundos de ensueño donde lo que anhelamos puede realizarse.  Y allí estaba ella, la mujer solitaria, con la mirada puesta en el horizonte, esperanzada. Parecía una sirena varada en aquella roca donde peinaba arrugas y lucía canas, mientras, el oleaje rompía en los acantilados y liberaba su olor a sal. Después, el mar calmado se le acercaba y con su espuma burbujeante le acariciaba los pies. Quizás, entonces, le preguntase el porqué de tan larga espera, pero el mar no sabe de respuestas.  Los susurros del viento revelaban un amor que emigró a Argentina con la promesa de volver a buscarla. Un día encontré la roca vacía, había desaparecido y nadie su

Horizontes compartidos

Para comenzar esta nueva andadura, en el VadeReto de este mes, nos sugieren este título e imagen para que nos inspiren un relato esperanzador y optimista.   En aquel pueblo, la naturaleza desbordaba en diferentes tonalidades de verde. Las montañas se elevaban majestuosas, los árboles susurraban secretos ancestrales, y se escuchaban los cencerros de las vacas junto a los trinos de las aves escondidas entre las ramas. Hasta los ojos de las personas reflejaban el verde que impregnaba cada rincón.  Debido a esa percepción cromática, tan antigua como su lengua, no inventaron un término para designar ese color, era hegemónico, por tanto, no lo necesitaban. Nombraban el color cuando algo destacaba: el sol era amarillo; las casitas, blancas; las personas mayores vestían de negro; y los jóvenes, de varios colores.  Un día llegaron al pueblo unos señores con sombreros en vez de boinas, zapatos en vez de abarcas, y trajes con corbata en vez de los blusones de los hombres del lugar. Montaron un

La runa y la flor de orquídea

Escribir jugando -Enero 2024- en el blog de Lidia   1.Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la carta.  2.En tu creación debe aparecer la runa: Mannaz.  Opcional: Que aparezca en la historia algo relacionado con esta flor de orquídea: Angel of protection. Las mujeres de aquel pueblo nórdico se reunieron en la cueva de la maga Eldar para escuchar sus sabias palabras. Mientras lo hacían, una orquídea surgió del suelo y, delicada, se abrió derramando su esencia protectora. Eldar les mostró que simbolizaba la fortaleza que reside en lo más profundo de lo femenino. También les enseñó el poder de la runa Mannaz para liberarse de ansiedades y dejarse fluir. Desde entonces, las mujeres pusieron en sus casas la flor de la orquídea e incorporaron la runa en sus vidas, y así se lo transmitieron a sus hijas de generación en generación.  (100 palabras) https://bloguers.net/votar/Maria_Pila r

Los pastores del Gorbea

Hace muchos, muchos años, Urjauzi y Otsoa, dos jóvenes pastores, vivían en la zona del monte Gorbea. Eran grandes amigos desde la infancia. Sucedió que cierto día Urjauzi oyó de pronto un dulcísimo canto mientras pastoreaba su rebaño por las campas de Gujuli. Se sintió tan atraído por aquella maravillosa melodía que se olvidó del ganado y raudo se adentró en la espesura del bosque. Los sonidos de sus pisadas sobre las hojas caídas rompían el silencio y ocultaban otros ruidos apenas audibles que hacían pensar en seres del bosque que lo observaban sorprendidos con los ojos bien abiertos. Los troncos de los robles centenarios adquirieron características de monstruos, tal como se relata en los cuentos, el olor a tierra húmeda hacía irrespirable el lugar y la espesura lo llenaba de misterio, pero Urjauzi no fue consciente de esas señales. Al final de una pronunciada pendiente, separó unas ramas de sauce y pudo contemplar la quietud de las aguas de la laguna Lamioxin, de la que procedía el