Ir al contenido principal

Cuando un monte se quema

El viento sur soplaba esa noche de otoño cuando Carlos me atrajo con mimo, me rozó con sus labios, respiró muy hondo y parecía sentirse encantado. Después, me lanzó por la ventana y caí en la broza al otro lado de la valla del patio. Las hojas crujieron enfadadas, me rechazaban de plano y querían que me largase de allí porque la tragedia se cernía en mi entorno, pero no podía moverme, necesitaba ayuda, me estaba ahogando.
Un destello de fuego apareció en las hierbas más cercanas que como yesca se volatilizaron. Un hilo de humo se fue extendiendo, se oyó un chisporroteo y unas llamas amarillas se agitaron, el ramaje seco ardió. La noche estaba como ausente, el inconsciente viento siguió soplando hasta sacar una lengua roja que se elevó en el aire, su calor contagió al monte cercano de encinas. El humo se hizo más negro que la noche entre los árboles centenarios y tapó el cielo estrellado. Las llamas se apoderaron de la espesura, se propagaron con su rugido incontrolable y lo arrasaron todo sin piedad. Los gritos que los animales lanzaban quedaban ahogados. Corrían aterrados para escapar de la lengua de fuego que astuta y cruel los envolvía y terminaban achicharrados en su ardiente abrazo. El viento siguió azuzando lenguas de fuego que estremecieron al inmenso hayedo con la magia de sus vistosos colores otoñales. Agitado crujió a ritmo alocado y vacilando herido de muerte fue cayendo carbonizado. Y el tronar del fuego pasó la carretera, prendió los extensos campos de cultivo y se arrastró devorando con furia lo que encontraba a su paso. El viento cómplice llevó noticias de dolor y llanto a los pueblos cercanos y Carlos muy a gusto en su cama, seguía soñando.
Quién responderá por esto, por tanta devastación y daño si soy una triste colilla y tú te justificas diciendo no poder dejarlo.

Safe Creative #1903010100427

Comentarios

  1. Uy da pena cuando destruyen la naturaleza con los incendios forestales La gente debería ser cuidadosa , genial relato te mando un beso y te me cuidas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una triste realidad con la que nos enfrentamos cada año y muchos de ellos son provocados.
      Una alegría encontrarte Citu. ¡Feliz fin de semana!

      Eliminar
  2. Qué relato más bien traído, María Pilar. No sé si la expresión es solo de por aquí, pero creo que se entiende.
    Buen fin de semana.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que es una expresión bastante generalizada y que complementa el tema que se esté tratando. La verdad es que da pena ver esos bosques pelados y la tierra quemada para años y años. Con qué poco se hace tanto daño que se podía haber evitado.
      Besos Chema y espero tengas un fin de semana muy grato.

      Eliminar
  3. Buen relato, en principio pensé que ponía en libertad a un pajarillo, pero me sorprendiste al final. Saltibrincos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ester, ya sabes que me gusta jugar con las palabras a despistar al lector.
      Saltos y brincos contigo para este espléndido fin de semana.

      Eliminar
  4. Respuestas
    1. La falta de responsabilidad sobre la quema llega hasta la situación de negar el hecho e incluso pedir apoyo gubernamental.

      Eliminar
  5. Posiblemente la mayor causa de incendios fortuitos, no entiendo porque han de tirarse desde el coche o la ventana, es una gran irresponsabilidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gran irresponsabilida Marcos con consecuencias desastrosas. Saludos y feliz domingo

      Eliminar
  6. A mitad de camino, volví al principio, quería saber ¡a quien habías tirado por la ventana!... pues hasta ahí no lo aclarabas.
    Has conseguido engañarme, buen final, buen relato, que nos habla de un vicio que la mayoría de las veces es el culpable de tantas catástrofes.
    Pilar, siempre encantada de venir a leerte.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La alegría me la das a mí Rosy viniendo por aquí y dejándome siempre esos comentarios tan interesantes sobre la lectura.
      Abrazo de los más grandes

      Eliminar
  7. Excelente forma de relatar una triste realidad: La irresponsabilidad que termina con tragedias horribles, pérdidas de recursos naturales que tardan cientos de años en volver a recuperarse...
    Excelente relato, Pilar!!
    Un beso para vos!!
    Lau.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Lau por el tiempo que te tomas para leerme, dejarme tus estupendos comentarios y hacer de mensajera propagando por todas las redes sociales lo que publico. Eres mi hada madrina. Inmenso abrazo :)

      Eliminar
  8. Un relato inquietante, terrible... y lo has narrado con una claridad que se llega a sentir el humo ahogando los pulmones.
    Un abrazo afectuoso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus bellas palabras Alondra. Abrazo grande :)

      Eliminar
  9. Bravo , myt bueno!!!!!!!!
    Cariños

    ResponderEliminar
  10. Hola María Pilar, buenas noches,
    no, no, no nooooo
    nooooo, no, no noooooo
    nuevamente noooooooooooooooo.....
    NO te puedo creer, me has dejado boquiabierto,
    si hay algún concurso de relatos pronto, por favor "inscribelo"
    Leía y me hacía la pelicula, obviamente una totalmente distinta,
    te estaba por decir, -pobre, como la va a tirar del coche! que iluso jajajajja

    Te deseo un lindo comienzo de semana
    un cálido abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Jajaja! Me ha llegado al oído el sonido de ese noooooooooooo tan sorprendido. Me alegro haberte engañado un ratito, era mi intención a parte de escribir en contra de tanto descuido con tan terribles consecuencias como son los incendios de los bosques.
      Feliz demana. Abrazo :)

      Eliminar
  11. Estupendo relato mi querida María Pilar, aquí descubrí el entramado de su fatídico final «Después, me lanzó por la ventana y caí en la broza al otro lado de la valla del patio. Las hojas crujieron enfadadas» y disfruté de haber acertado ¡jaja!
    Te felicito de verdad.
    Mil besos de ternura.
    Sor. Cecilia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ajá!, lo has pillado, no era fácil porque jugaba al despiste con el lector... Te felicito.
      Abrazo grande.

      Eliminar
  12. Muchas gracias por tu comentario. Yo también me he alegrado de saber de ti, y que sigas en la brecha. Un bello post, y narración con moraleja, para seguir condicionándonos de lo importante que es cuidar de la naturaleza.
    Bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué alegría encontrarte de nuevo Katy! Muchos besos preciosa.

      Eliminar
  13. Respuestas
    1. Pues me alegro Toro que hayas sacado esa impresión.

      Eliminar
  14. ¡Pero qué linda "colilla eres"!
    Has llevado ese fuego que todo lo arrasa hasta el final con un ingenio especial, me ha encantado.
    Te felicito, de corazón.
    Cariños en un fuerte abrazo.
    kasioles

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra la simpatía que transmiten tus palabras. Gracias Kasioles y abrazo inmenso.

      Eliminar
  15. Estupendo, y el eslogan ese de tantos años, que verdad es. Pero aún y así como somos tan borricos seguimos destrozando los bosques. Ahora una cosa es un descuido, pero a esos que queman los montes adrede, deberían de meterlos en la cárcel de por vida.

    Besos Pilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Confirmo tus palabras Rafa y debiera servir de lección para tantos otros que estuvieran tentados.
      Besos

      Eliminar
  16. Bellisimas tus palabras sobre esta desolación... Ay, quizás algún día ya no pasen estas cosas

    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la gran esperanza Ildefonso a pesar de los pesares.
      Inmenso abrazo

      Eliminar
  17. Te aplaudo sin parar. Tremenda historia.


    Beso María Pilar

    ResponderEliminar
  18. Hola María Pilar. ES un texto buenísimoooooooooooooo. Qué pena que la inconsciencia del hombre/mujer no prevea esto y apague la colilla en una piedra, en la arena o en el cenicero cuando va en el coche. La destrucción de la vida es irrecuperable. Mueren animales, mueren árboles, plantas. El campo queda carbonizado y todo por el placer de fumarse un cigarro y lanzar sin pagarlo. Según se va leyendo uno queda como en ascuas hasta descubrir que es una colilla la que causa tanto daño y tanto dolor en la tierra.
    Saludos y abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy buena reflexión la tuya Isa que comparto plenamente.
      Abrazo grande.

      Eliminar
  19. Así es Julio, qué trabajo hay que hacer con esas personas que no hacen ni la más mínima autocrítica.
    Gracias por tu tiempo para leerme y dejarme tu comentario.

    ResponderEliminar
  20. Qué bien se percibe en tu relato, ese gesto de rutina y sin conciencia lo que puede producir.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Contra otros hábitos sociales se ha luchado y hemos conseguido que desaparecieran, yo me acuerdo cuando se fumaba en las consultas, en la universidad, en los autobuses...Hoy es impensable. Así pienso que también este con presión de todos lo tenemos que erradicar.
      Besos

      Eliminar
  21. Algo suyo se quema, decía aquel anuncio de la televisión en blanco y negro,con un conejo guardabosques.
    La colilla no es culpable. He sentido el crujir de las hojas,con tu escrito.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si el crujir de las hojas te ha llegado me doy por satisfecha.
      Abrazo

      Eliminar
  22. ¡Que bonita forma de remover las conciencias contra esa destrucción tan radical como es el fuego y que personalmente he vivido! Solo la educación y el rechazo social y que se considere como un crimen contra la humanidad hará que poco a poco solo la propia naturaleza sea la que tire esa colilla.
    Encantada de quedarme por tu blog.
    Un abrazo y hasta la próxima.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy ciertas tus palabras sobre la educación y el rechazo social es lo más importante para avanzar en temas como estas. Bienvenida a mi blog y todo tuyo Manuela Fernández.

      Eliminar
  23. Que aunque no dejare el vicio bien pudiera
    apagar bien la colilla. Me gusta eso de
    que sea ella, como personaje,
    que cuente el relato.

    Gracias Ma Pilar por comentar en casa
    durante mi ausencia, en especial, esa de Assisi.
    Entrada, como las demás, programada.

    Bueno, ahora estoy de regreso de mis viajes y
    vengo a desearte, desde ahora y en adelante,
    ¡¡¡muy felices Fiestas!!!

    Besotes



    ResponderEliminar
  24. Sería muy bueno que este vicio de fumar y la dejadez irresponsable
    y criminal de no apagar bien las colillas, como eso de dejar vidrios y etc,
    que pueden causar incendios forestales se erradicaran totalmente.
    ¡Ojalá!

    ResponderEliminar
  25. Maria Pilar:
    Deseandote Nochebuena y Navidad en felicidad te dejo mi regalo... es sencillo pero va de mi corazon al tuyo
    .
    Te deseo:
    .
    Manos que toman la tuya con afecto
    Una sonrisa para cuando estés triste
    Una palabra en el tono y momento justo.
    Trocitos de salud...más que nada en el alma.
    Una mariposa para ese día gris.
    Gotitas de olvido, para cualquier dolor.
    Una cajita hermosa llena de bendiciones.
    .
    Y..
    Nos vemos en Año Nuevo!!!!!
    Cariños

    ResponderEliminar
  26. Paso a desearte una Feliz navidad y un buen año, volveré después de Reyes.
    Un gran abrazo.
    Sor. Cecilia

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso