El viento sur soplaba esa noche de otoño cuando Carlos me atrajo con mimo, me rozó con sus labios, respiró muy hondo y parecía sentirse encantado. Después, me lanzó por la ventana y caí en la broza al otro lado de la valla del patio. Las hojas crujieron enfadadas, me rechazaban de plano y querían que me largase de allí porque la tragedia se cernía en mi entorno, pero no podía moverme, necesitaba ayuda, me estaba ahogando.
Un destello de fuego apareció en las hierbas más cercanas que como yesca se volatilizaron. Un hilo de humo se fue extendiendo, se oyó un chisporroteo y unas llamas amarillas se agitaron, el ramaje seco ardió. La noche estaba como ausente, el inconsciente viento siguió soplando hasta sacar una lengua roja que se elevó en el aire, su calor contagió al monte cercano de encinas. El humo se hizo más negro que la noche entre los árboles centenarios y tapó el cielo estrellado. Las llamas se apoderaron de la espesura, se propagaron con su rugido incontrolable y lo arrasaron todo sin piedad. Los gritos que los animales lanzaban quedaban ahogados. Corrían aterrados para escapar de la lengua de fuego que astuta y cruel los envolvía y terminaban achicharrados en su ardiente abrazo. El viento siguió azuzando lenguas de fuego que estremecieron al inmenso hayedo con la magia de sus vistosos colores otoñales. Agitado crujió a ritmo alocado y vacilando herido de muerte fue cayendo carbonizado. Y el tronar del fuego pasó la carretera, prendió los extensos campos de cultivo y se arrastró devorando con furia lo que encontraba a su paso. El viento cómplice llevó noticias de dolor y llanto a los pueblos cercanos y Carlos muy a gusto en su cama, seguía soñando.
Quién responderá por esto, por tanta devastación y daño si soy una triste colilla y tú te justificas diciendo no poder dejarlo.
Un destello de fuego apareció en las hierbas más cercanas que como yesca se volatilizaron. Un hilo de humo se fue extendiendo, se oyó un chisporroteo y unas llamas amarillas se agitaron, el ramaje seco ardió. La noche estaba como ausente, el inconsciente viento siguió soplando hasta sacar una lengua roja que se elevó en el aire, su calor contagió al monte cercano de encinas. El humo se hizo más negro que la noche entre los árboles centenarios y tapó el cielo estrellado. Las llamas se apoderaron de la espesura, se propagaron con su rugido incontrolable y lo arrasaron todo sin piedad. Los gritos que los animales lanzaban quedaban ahogados. Corrían aterrados para escapar de la lengua de fuego que astuta y cruel los envolvía y terminaban achicharrados en su ardiente abrazo. El viento siguió azuzando lenguas de fuego que estremecieron al inmenso hayedo con la magia de sus vistosos colores otoñales. Agitado crujió a ritmo alocado y vacilando herido de muerte fue cayendo carbonizado. Y el tronar del fuego pasó la carretera, prendió los extensos campos de cultivo y se arrastró devorando con furia lo que encontraba a su paso. El viento cómplice llevó noticias de dolor y llanto a los pueblos cercanos y Carlos muy a gusto en su cama, seguía soñando.
Quién responderá por esto, por tanta devastación y daño si soy una triste colilla y tú te justificas diciendo no poder dejarlo.
Uy da pena cuando destruyen la naturaleza con los incendios forestales La gente debería ser cuidadosa , genial relato te mando un beso y te me cuidas
ResponderEliminarEs una triste realidad con la que nos enfrentamos cada año y muchos de ellos son provocados.
EliminarUna alegría encontrarte Citu. ¡Feliz fin de semana!
Qué relato más bien traído, María Pilar. No sé si la expresión es solo de por aquí, pero creo que se entiende.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un fuerte abrazo.
Creo que es una expresión bastante generalizada y que complementa el tema que se esté tratando. La verdad es que da pena ver esos bosques pelados y la tierra quemada para años y años. Con qué poco se hace tanto daño que se podía haber evitado.
EliminarBesos Chema y espero tengas un fin de semana muy grato.
Buen relato, en principio pensé que ponía en libertad a un pajarillo, pero me sorprendiste al final. Saltibrincos
ResponderEliminarHola Ester, ya sabes que me gusta jugar con las palabras a despistar al lector.
EliminarSaltos y brincos contigo para este espléndido fin de semana.
Y el chaqueo indiscriminado.
ResponderEliminarLa falta de responsabilidad sobre la quema llega hasta la situación de negar el hecho e incluso pedir apoyo gubernamental.
EliminarPosiblemente la mayor causa de incendios fortuitos, no entiendo porque han de tirarse desde el coche o la ventana, es una gran irresponsabilidad.
ResponderEliminarGran irresponsabilida Marcos con consecuencias desastrosas. Saludos y feliz domingo
EliminarA mitad de camino, volví al principio, quería saber ¡a quien habías tirado por la ventana!... pues hasta ahí no lo aclarabas.
ResponderEliminarHas conseguido engañarme, buen final, buen relato, que nos habla de un vicio que la mayoría de las veces es el culpable de tantas catástrofes.
Pilar, siempre encantada de venir a leerte.
Un beso.
La alegría me la das a mí Rosy viniendo por aquí y dejándome siempre esos comentarios tan interesantes sobre la lectura.
EliminarAbrazo de los más grandes
Excelente forma de relatar una triste realidad: La irresponsabilidad que termina con tragedias horribles, pérdidas de recursos naturales que tardan cientos de años en volver a recuperarse...
ResponderEliminarExcelente relato, Pilar!!
Un beso para vos!!
Lau.
Gracias Lau por el tiempo que te tomas para leerme, dejarme tus estupendos comentarios y hacer de mensajera propagando por todas las redes sociales lo que publico. Eres mi hada madrina. Inmenso abrazo :)
EliminarUn relato inquietante, terrible... y lo has narrado con una claridad que se llega a sentir el humo ahogando los pulmones.
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso
Gracias por tus bellas palabras Alondra. Abrazo grande :)
EliminarMe ha encantado, de verdad.
ResponderEliminarGracias Pilar. Abrazo grande.
EliminarBravo , myt bueno!!!!!!!!
ResponderEliminarCariños
Me encanta tu efusividad Abu. Todo mi cariño.
EliminarHola María Pilar, buenas noches,
ResponderEliminarno, no, no nooooo
nooooo, no, no noooooo
nuevamente noooooooooooooooo.....
NO te puedo creer, me has dejado boquiabierto,
si hay algún concurso de relatos pronto, por favor "inscribelo"
Leía y me hacía la pelicula, obviamente una totalmente distinta,
te estaba por decir, -pobre, como la va a tirar del coche! que iluso jajajajja
Te deseo un lindo comienzo de semana
un cálido abrazo
¡Jajaja! Me ha llegado al oído el sonido de ese noooooooooooo tan sorprendido. Me alegro haberte engañado un ratito, era mi intención a parte de escribir en contra de tanto descuido con tan terribles consecuencias como son los incendios de los bosques.
EliminarFeliz demana. Abrazo :)
Estupendo relato mi querida María Pilar, aquí descubrí el entramado de su fatídico final «Después, me lanzó por la ventana y caí en la broza al otro lado de la valla del patio. Las hojas crujieron enfadadas» y disfruté de haber acertado ¡jaja!
ResponderEliminarTe felicito de verdad.
Mil besos de ternura.
Sor. Cecilia
¡Ajá!, lo has pillado, no era fácil porque jugaba al despiste con el lector... Te felicito.
EliminarAbrazo grande.
Muchas gracias por tu comentario. Yo también me he alegrado de saber de ti, y que sigas en la brecha. Un bello post, y narración con moraleja, para seguir condicionándonos de lo importante que es cuidar de la naturaleza.
ResponderEliminarBss
¡Qué alegría encontrarte de nuevo Katy! Muchos besos preciosa.
EliminarQué bueno!!!
ResponderEliminarEl final, genial.
Pues me alegro Toro que hayas sacado esa impresión.
Eliminar¡Pero qué linda "colilla eres"!
ResponderEliminarHas llevado ese fuego que todo lo arrasa hasta el final con un ingenio especial, me ha encantado.
Te felicito, de corazón.
Cariños en un fuerte abrazo.
kasioles
Me alegra la simpatía que transmiten tus palabras. Gracias Kasioles y abrazo inmenso.
EliminarEstupendo, y el eslogan ese de tantos años, que verdad es. Pero aún y así como somos tan borricos seguimos destrozando los bosques. Ahora una cosa es un descuido, pero a esos que queman los montes adrede, deberían de meterlos en la cárcel de por vida.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Confirmo tus palabras Rafa y debiera servir de lección para tantos otros que estuvieran tentados.
EliminarBesos
Bellisimas tus palabras sobre esta desolación... Ay, quizás algún día ya no pasen estas cosas
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Esa es la gran esperanza Ildefonso a pesar de los pesares.
EliminarInmenso abrazo
Te aplaudo sin parar. Tremenda historia.
ResponderEliminarBeso María Pilar
Aplauso recogido Malque preciosa. Besos
EliminarHola María Pilar. ES un texto buenísimoooooooooooooo. Qué pena que la inconsciencia del hombre/mujer no prevea esto y apague la colilla en una piedra, en la arena o en el cenicero cuando va en el coche. La destrucción de la vida es irrecuperable. Mueren animales, mueren árboles, plantas. El campo queda carbonizado y todo por el placer de fumarse un cigarro y lanzar sin pagarlo. Según se va leyendo uno queda como en ascuas hasta descubrir que es una colilla la que causa tanto daño y tanto dolor en la tierra.
ResponderEliminarSaludos y abrazos
Muy buena reflexión la tuya Isa que comparto plenamente.
EliminarAbrazo grande.
Así es Julio, qué trabajo hay que hacer con esas personas que no hacen ni la más mínima autocrítica.
ResponderEliminarGracias por tu tiempo para leerme y dejarme tu comentario.
Qué bien se percibe en tu relato, ese gesto de rutina y sin conciencia lo que puede producir.
ResponderEliminarBesos
Contra otros hábitos sociales se ha luchado y hemos conseguido que desaparecieran, yo me acuerdo cuando se fumaba en las consultas, en la universidad, en los autobuses...Hoy es impensable. Así pienso que también este con presión de todos lo tenemos que erradicar.
EliminarBesos
Algo suyo se quema, decía aquel anuncio de la televisión en blanco y negro,con un conejo guardabosques.
ResponderEliminarLa colilla no es culpable. He sentido el crujir de las hojas,con tu escrito.
Besos.
Si el crujir de las hojas te ha llegado me doy por satisfecha.
EliminarAbrazo
¡Que bonita forma de remover las conciencias contra esa destrucción tan radical como es el fuego y que personalmente he vivido! Solo la educación y el rechazo social y que se considere como un crimen contra la humanidad hará que poco a poco solo la propia naturaleza sea la que tire esa colilla.
ResponderEliminarEncantada de quedarme por tu blog.
Un abrazo y hasta la próxima.
Muy ciertas tus palabras sobre la educación y el rechazo social es lo más importante para avanzar en temas como estas. Bienvenida a mi blog y todo tuyo Manuela Fernández.
EliminarQue aunque no dejare el vicio bien pudiera
ResponderEliminarapagar bien la colilla. Me gusta eso de
que sea ella, como personaje,
que cuente el relato.
Gracias Ma Pilar por comentar en casa
durante mi ausencia, en especial, esa de Assisi.
Entrada, como las demás, programada.
Bueno, ahora estoy de regreso de mis viajes y
vengo a desearte, desde ahora y en adelante,
¡¡¡muy felices Fiestas!!!
Besotes
Sería muy bueno que este vicio de fumar y la dejadez irresponsable
ResponderEliminary criminal de no apagar bien las colillas, como eso de dejar vidrios y etc,
que pueden causar incendios forestales se erradicaran totalmente.
¡Ojalá!
Maria Pilar:
ResponderEliminarDeseandote Nochebuena y Navidad en felicidad te dejo mi regalo... es sencillo pero va de mi corazon al tuyo
.
Te deseo:
.
Manos que toman la tuya con afecto
Una sonrisa para cuando estés triste
Una palabra en el tono y momento justo.
Trocitos de salud...más que nada en el alma.
Una mariposa para ese día gris.
Gotitas de olvido, para cualquier dolor.
Una cajita hermosa llena de bendiciones.
.
Y..
Nos vemos en Año Nuevo!!!!!
Cariños
Paso a desearte una Feliz navidad y un buen año, volveré después de Reyes.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Sor. Cecilia