Vuelve, a casa vuelve por Navidad y los copos de nieve que descienden suavemente le dan la bienvenida. Blacky, el pastor mallorquín, lo recibe con saltos de alegría porque sabe de su pertenencia. La madre emocionada lo abraza y JR cierra los ojos porque siente que la vida tiene ese color que hace realidad los sueños y esa fuerza le da alas para afrontar cualquier reto.
Cuando está lejos, muy lejos, a veces a la deriva a veces sin tiempo; hay momentos que le llega la caricia de un viento. Un viento que se cuela más allá de la vega, más allá de los cerros, atraviesa la niebla y pasa inadvertido rozando paisajes, esquivando gente, se convierte en bella mariposa, en cantarín pardal o en hoja de los chopos del soto que le lanza destellos. Él impaciente espera que se interrumpan los días para, por fin, dejarse envolver en esa pérdida de la noción del tiempo que solo le ofrece su pueblo.
De la mano de su madre, como un niño, recorre la casa que no es una casa cualquiera, vive y late con los que la habitan, desprende olor a calor de leña y sabor a hogar, pertenece al ámbito de su infancia y está entrelazando el mundo de los afectos con los que ha construido sus propios recuerdos. Cálido mundo familiar en el que se discute, se ríe, se canta y se juega. La mesa con su mantel de fiesta ya luce preparada. Y hay presencias que son ausencias como ese sillón del abuelo que tanto le emociona y acaricia suavemente con los dedos al pasar. Cargada de espacios vitales, en Navidad se inunda de personajes...
En la lejanía un molino cansado mueve sus aspas y el río cantarín baja entre musgo por El Cerrillo donde plateados peces brincan en sus aguas, al llegar a la poza se congela entre juncos y son las manos enrojecidas de las lavanderas las que levantan los hielos para hacerse un espacio. Hablan del niño que ha nacido en la choza del tío Elías que fue el único que escuchó las voces de tragedia que se cernían sobre lo pareja que pedía alojamiento. Al volver los pastores del monte escucharon el llanto del bebé aterido de frío, le prepararon una hoguera, sacaron de su zurrón queso y pan y mecieron sus sueños con aciagas historias de vida.
Y hablan de la inmensa estrella que se vio en su pueblo que los sobrecogió a todos y de los tres magos vestidos con ricos brocados que llegaron preguntando por un rey.
̶ ¿Rey en este pueblo? ̶ Ironizaban de manera burlesca.
Desde la torre, los ojos del guardián de la fortaleza del gobernador fueron los únicos que no vieron a esos tres sabios que con teas encendidas se acercaron en camellos con una comitiva de criados, sus ojos estaban pendientes de la bella Rosa, la más joven de las lavanderas que allá abajo restriega la ropa arrodillada sobre la fría piedra. Ojos que su timidez torturan desde que en verano la descubriera cuando el mirlo cantaba por las eras. Hoy acoge entre sus manos un pájaro caído del nido que pía desvalido.
De repente, la voz de la madre rompe ese instante mágico en el que JR cree estar agarrando las manos de Laura decidido a declararse.
̶ ¿Todo va bien hijo?
̶ Sí, mamá; tengo que hacer una llamada.
Cuando está lejos, muy lejos, a veces a la deriva a veces sin tiempo; hay momentos que le llega la caricia de un viento. Un viento que se cuela más allá de la vega, más allá de los cerros, atraviesa la niebla y pasa inadvertido rozando paisajes, esquivando gente, se convierte en bella mariposa, en cantarín pardal o en hoja de los chopos del soto que le lanza destellos. Él impaciente espera que se interrumpan los días para, por fin, dejarse envolver en esa pérdida de la noción del tiempo que solo le ofrece su pueblo.
De la mano de su madre, como un niño, recorre la casa que no es una casa cualquiera, vive y late con los que la habitan, desprende olor a calor de leña y sabor a hogar, pertenece al ámbito de su infancia y está entrelazando el mundo de los afectos con los que ha construido sus propios recuerdos. Cálido mundo familiar en el que se discute, se ríe, se canta y se juega. La mesa con su mantel de fiesta ya luce preparada. Y hay presencias que son ausencias como ese sillón del abuelo que tanto le emociona y acaricia suavemente con los dedos al pasar. Cargada de espacios vitales, en Navidad se inunda de personajes...
En la lejanía un molino cansado mueve sus aspas y el río cantarín baja entre musgo por El Cerrillo donde plateados peces brincan en sus aguas, al llegar a la poza se congela entre juncos y son las manos enrojecidas de las lavanderas las que levantan los hielos para hacerse un espacio. Hablan del niño que ha nacido en la choza del tío Elías que fue el único que escuchó las voces de tragedia que se cernían sobre lo pareja que pedía alojamiento. Al volver los pastores del monte escucharon el llanto del bebé aterido de frío, le prepararon una hoguera, sacaron de su zurrón queso y pan y mecieron sus sueños con aciagas historias de vida.
Y hablan de la inmensa estrella que se vio en su pueblo que los sobrecogió a todos y de los tres magos vestidos con ricos brocados que llegaron preguntando por un rey.
̶ ¿Rey en este pueblo? ̶ Ironizaban de manera burlesca.
Desde la torre, los ojos del guardián de la fortaleza del gobernador fueron los únicos que no vieron a esos tres sabios que con teas encendidas se acercaron en camellos con una comitiva de criados, sus ojos estaban pendientes de la bella Rosa, la más joven de las lavanderas que allá abajo restriega la ropa arrodillada sobre la fría piedra. Ojos que su timidez torturan desde que en verano la descubriera cuando el mirlo cantaba por las eras. Hoy acoge entre sus manos un pájaro caído del nido que pía desvalido.
De repente, la voz de la madre rompe ese instante mágico en el que JR cree estar agarrando las manos de Laura decidido a declararse.
̶ ¿Todo va bien hijo?
̶ Sí, mamá; tengo que hacer una llamada.
Muy bonito, María Pilar. Que tú y los tuyos tengáis unas felices Navidades y lo mejor en el 2016.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy bueno
ResponderEliminarBesos
Con esta entrada cargada de nostalgia navideña quiero desearos a todos los blogueros que formáis parte de este grupo en el que habitualmente nos encontramos, que la luz de la estrella de Navidad os acompañe a lo largo del 2016. Mucho agradecimiento por tanto que os debo, abrazo inmenso y ¡MUY FELICES FIESTAS!
ResponderEliminarUna entrada muy original y apropiada para estas fiestas.
ResponderEliminarFeliz Navidad!
Siempre estas fechas son propicias para despertar la nostalgia.
ResponderEliminarMi intención es desearte una muy FELIZ NAVIDAD en compañía de tus seres queridos y amigos.
Deseo que la felicidad y el amor, reínen en tu casa todos los días del próximo 2016.
Cariños en el corazón.
Kasioles
Hola Pilar. Muy bonito el relato. Muy apropiado para estas fiestas. Contado de otra forma.
ResponderEliminarEl hijo que vuelve por Navidad pero que tiene la cabeza en otro lugar. El amor en Navidad continua a pesar del regreso con la familia.
Que lo pases muy bien y sean muy feliz con tu familia.
Saludos y abrazos
Hermosa nostalgia la que has escrito.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Precioso!! Feliz Navidad Pilar y por si no nos vemos más adelante.Feliz Año Nuevo:)
ResponderEliminarMuchos besos y muchas gracias por éste año:)
Es que esta es una época para relatos, sueños y fantasías,
ResponderEliminares decir, magia....
Muy Felices Fiestas para ti y los tuyos, Zorionak!!!
Besos, María Pilar.
Cada día se repite la historia de Jesús en tantos desplazados... La Navidad sigue ahí para recordarnos que no se puede cerrar la puerta ni el corazón.
ResponderEliminarDescribes de una forma tan real: la casa, los lugares, que llego a sentir los olores y las manos frías del agua.
Es un placer leerte y espero seguir haciéndolo el próximo año, te deseo lo mejor. ¡Felices fiestas!!!
Uy que tierna historia, me enamoro. Te mando un beso y feliz navidad
ResponderEliminarHola María Pilar, buenas noches,
ResponderEliminarun emotivo relato con la magia y el espiritu de estos días...
Te deseo una hermosa navidad y un maravilloso año nuevo.
un cálido abrazo navideño
hasta prontito!
Has descripto muy bien la nostalgia, "de los que vuelven a casa por Navidad" y los sentimientos se van haciendo muy presentes, de los que están contigo y los que has dejado lejos.
ResponderEliminarFELICES FIESTAS.
Besos
Un saludo en estas fiestas y un deseo sincero de que el año que viene colme tus expectativas.
ResponderEliminarBesazo
Nostálgico y hermoso relato, Pilar.
ResponderEliminarMe encantó!!
Muy felices Fiestas para vos y los tuyos!!
Cariños a montones!!
Lau.
Emocionante relato, gracias por la sensación dulce de volver a encontrar el espacio en el que una vez pensamos que todo era posible.
ResponderEliminarUn beso
Gracias por tu belén viviente. La verdad de tu Belén se aprecia en las manos de las lavanderas...por ejemplo. Un buen escrito.
ResponderEliminarNadie te recibe mejor que un perro.
Un abrazo, Pilar y feliz Navidad.
Como siempre es un placer deleitarse con tanta sensibilidad y belleza en tus Letras llenas de ese contenido tan especial.
ResponderEliminar¡¡¡Felices Fiestas y un Próspero Año Nuevo, 2016, en compañía de Todos tus seres queridos!!!
Que se cumplan Todos tus deseos y, sobre Todo, tengamos muchísima Salud y Amor.
Abrazos y Besines.
Buen Año 2016 para ti y seres amados!!!!!!!!!!!! . . .
ResponderEliminar....pidiendo que haya Paz y Bienestar en el mundo.
Que todos los hombres hagan el Bien los unos a los otros
Que el mal se apacigue.
Que el mundo sea feliz en todo sentido............
...
Y............ deseandote a que despiertes cada mañana y te propongas ser felices....seguro lo lograrás.
Un abrazo!!!!
Felicidad y salud en este Nuevo Año. Que podamos seguir leyendo tus excelentes escritos y publicaciones . Que los Reyes sean generoso contigo, y el 2016 sea un gran año para ti. Bss
ResponderEliminarUn relato en el que las palabras despiertan bellas emociones... Bellísimo, amiga
ResponderEliminarUn abrazo y mis mejores deseos para este año nuevo
De magia, andas sobrada.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Vengo con retraso María Pilar, me gustó tu relato muy apropiado para este tiempo.
ResponderEliminarTe regalo mi poema navideño y deseo que tengas un Feliz Año Nuevo.
LA MESA ESTÁ DISPUESTA- SONETO ALEJANDRINO R
La mesa está dispuesta, llegó la Navidad.
Suenan los villancicos celebrando la fiesta
pues desde el cielo vino sin espada y ballesta,
para darnos la paz, que es hablar con verdad.
Y se nos hizo humano siendo divinidad,
simplemente fue un niño que le dio su respuesta
al aceptar del Padre semejante propuesta,
pues fue contradicción para toda maldad.
Nos aflige tristeza, viendo como la mesa
le faltan comensales, se marcharon al cielo…
nuestros padres, los hijos; el recuerdo regresa.
Mas no tengamos miedo, ni guardemos el duelo,
pues aquellos que amamos ya tienen recompensa,
Gozan la Navidad sin merecer consuelo.
Autor Sor. Cecilia Codina Masachs
31-11-2015
Te dejo un beso de ternura
¡¡¡Buenos días!!!
ResponderEliminarPor aquí ando de nuevo, encantada de volver a estar cerquita (aunque nunca me he ido muy lejos).
Precioso relato que me ha emocionado y me ha llevado de vuelta a la Nochebuena. ¡Un lujo!
Vengo a saludarte y a dejarte un abrazo.
Besitos.