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La ventana

“Los libros son a veces ventanas que ofrecen vistas de mundos que pueden ser reales o imaginarios”  (Rudinen Sims Bishop)  Mi participación para el VadeReto del mes de Junio.   Maitane mira tras la ventana y una cuidadosa observación le demuestra que no es el hotel para descansar que le habían prometido. Elegante, exclusivo, para gente de nivel económico alto, sí; pero es una cárcel. Los barrotes horizontales están fijos, apenas dejan unas rendijas para que entre la luz. No, la ventana no se puede abrir. Se han asegurado que no  podrá tirarse ni cortarse con los cristales. ¿Dónde está la gente, los coches, la calle? Detrás de la ventana no hay nada. Un moderno edificio en medio de la nada. Todo pensado para que no se le ocurra escapar. Maitane mira con repulsión su difusa imagen en el cristal. Con un movimiento altanero se separa de la ventana.  El interior está impoluto, nuevo, aséptico. Paredes blancas como sábanas blancas esterilizadas. Frío. Siempre siente frío, aunque vaya cubiert

El rincón de la farola

Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de junio en el blog de Lidia . Consiste en hacer un relato de máximo 100 palabras, inspirado en la carta: Oráculo de la Sabiduría y que contenga algo relacionado con el planeta Plutón. Opcional incluir algo relacionado con la penicilina. Es duro estar triste cuando no se tienen manos para enjuagarse las lágrimas. ¡Me siento tan cansada! Un día me patearon unas deportivas que no vi venir. Yin, la dama del agua, indicaba en su oráculo que me cuidara de los hombres con deportivas. Me asalta un miedo inmenso al ver alejarse el rincón de la farola donde he vivido siempre. Lloro. Pero quién ha oído llorar a una papelera herida por unos gamberros. El camión me lleva lejos, y tan rápido que me descoyunta. Quiero encogerme hasta desaparecer, pero me desparramo en el inframundo de Plutón. 97 palabras. https://bloguers.net/votar/Maria_Pilar

Pequeñas mujeres rojas -Reseña-

Novela: pequeñas mujeres rojas. Autora: Marta Sanz. Género: Novela negra. Editorial: Anagrama. Año de publicación: 2020 Páginas: 340 « Que no me roben las palabras, que no me roben el lenguaje, que no me roben el relato »  (Marta Sanz)  pequeñas mujeres rojas , empequeñecidas ya desde el título, con minúscula, es una novela negra, la más negra de todas ellas, dura, desgarradora, escrita con una fuerza demoledora, imprescindible. Con ella, Marta Sanz cierra la trilogía «noir» compuesta, además, por Black, black, black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012).   « Dentro del género negro me resulta lastimoso que hayamos perdido esa denuncia social contra el sistema de las novelas negras de Dashiell Hammett » . (La autora) Se centra en la memoria histórica. En los desaparecidos y enterrados en cunetas o fosas comunes tras los hechos desencadenados el 18 de julio de 1936. El tema que vertebra la novela,  « es el de la violencia. Concretamente, la violencia estructural, sistémica

Aunque tú no lo sepas

Mi participación para el VadeReto del mes de Mayo .  Serían las nueve de la noche cuando le dije al abuelo que no te había visto en todo el día. Se levantó como un resorte de la silla en la que estaba sentado para cenar y salió a tropel del comedor. Yo lo seguí.  ¡Qué sola estaba la manta que usabas para dormir! Aunque tú no lo sepas, buscamos por toda la casa y no te encontramos. Impacientes abrimos puertas, te llamamos a voces, rebuscamos por rincones, bajo las camas, en los armarios… Ni sombra de ti. A veces te gustaba quedarte en el exterior hasta tarde. En la noche cerrada te llamamos: «¡Dixie! ¡Dixie!». En el garaje, en el jardín… Corrimos sin rumbo y no te vimos por ninguna parte.   Por fin, el abuelo cortó en seco la búsqueda.   —Es inútil seguir, pequeña. No sabemos dónde está. Andará perdido.    El abuelo es un sentimental que teme manifestar los sentimientos y se controla a sí mismo, con lo que en esos momentos parece enfadado.  Sentados los dos en la terraza del jardín,

Alguien nos sigue

Escribe un microrrelato de hasta 250 palabras como máximo inspirado en una emoción. Debéis mencionar qué emoción es la que os ha inspirado. ¡Cuánto disfruta mi hija en los columpios del parque! Pero en invierno, atardece muy pronto y tenemos que volver a casa. Voy con ella de la mano porque quiere ir andando; siempre quiere demostrar que es mayor de lo que en realidad es. ¡Se la ve tan feliz! Despacio, sigo el ritmo de sus pequeños zapatos.  De repente, comienzo a escuchar unos pasos. No veo a nadie, pero intuyo que alguien nos sigue. Acelero la marcha para llegar cuanto antes y, con ello, obligo a mi pequeña a avanzar a trompicones. Noto en mi nuca el aliento del que se nos acerca por detrás. Instintivamente, me agacho para cogerla en brazos, también me pongo por delante el bolso que llevo en el hombro. Empiezo a andar deprisa. Ese alguien agiliza el paso. Siento que está a punto de alcanzarme. La violencia que percibo me bombea el corazón como un caballo desbocado. Corro todo lo rápi