Para comenzar esta nueva andadura, en el VadeReto de este mes, nos sugieren este título e imagen para que nos inspiren un relato esperanzador y optimista. En aquel pueblo, la naturaleza desbordaba en diferentes tonalidades de verde. Las montañas se elevaban majestuosas, los árboles susurraban secretos ancestrales, y se escuchaban los cencerros de las vacas junto a los trinos de las aves escondidas entre las ramas. Hasta los ojos de las personas reflejaban el verde que impregnaba cada rincón. Debido a esa percepción cromática, tan antigua como su lengua, no inventaron un término para designar ese color, era hegemónico, por tanto, no lo necesitaban. Nombraban el color cuando algo destacaba: el sol era amarillo; las casitas, blancas; las personas mayores vestían de negro; y los jóvenes, de varios colores. Un día llegaron al pueblo unos señores con sombreros en vez de boinas, zapatos en vez de abarcas, y trajes con corbata en vez de los blusones de los hombres del lugar. Montaron un
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