Ayer me trajo flores. Hoy es un día especial para mí, aunque muchas veces me ha insultado y me ha dicho que no me quiere y no haya sido muy detallista conmigo.
Todo al principio era muy bonito, poco a poco se empezó a desmoronar por circunstancias de la vida. Pero bueno, a pesar de todo, hoy me ha traído un ramito de flores.
El alcohol lo transformó y sus noches de juerga y lujuria terminaron por romper nuestro amor. El lunes vino muy tarde, borracho y por no tener la cena hecha me pegó un tortazo, me insultó y dijo que maldecía el día que me había conocido. El martes fue mucho peor… Pero yo sé que tiene su corazón, porque si no estuviera arrepentido no me habría traído un ramo de flores.
Es difícil ocultar el dolor.
Teníamos un día bueno y tres malos. Cada vez las palizas eran más frecuentes y cada vez me costaba más soportarlo. Es muy duro llevar a mis niños al colegio y tener que ir tapada hasta el cuello para esconder los moratones. Ya no sabía lo que sentía si amor o temor, pero yo sé que él siente algo por mí, porque si no, no me habría traído flores.
Yo soy una mujer muy optimista e ilusionada, pero la verdad es que estaba viviendo un infierno. Era muy duro de aguantar.
Ayer vino muy borracho y quería hacer el amor. Yo me negué porque estaba harta de que siempre viniera así y al negarme me pegó un tortazo, me arrastró de los pelos por el suelo, me dio patadas, me llamó puta y dijo que si vivía era porque él quería. Le supliqué llorando que por favor parara, pero estaba loco. Me agarró por el pecho y me atenazó con sus manos el cuello, empezó a apretar y apretar muy fuerte.
Si yo no hubiese ocultado mi sufrimiento, si hubiera pedido consejo y tenido el valor suficiente para ir a denunciarlo, no hubiera tenido un ramo de flores en mi entierro.
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