Absorbida por la realidad inmediata, la rutina de cada día me parece un terreno liso y llano, sin cortes ni fisuras. Tu llamada por inesperada me produjo el efecto balsámico del viento cuando suavemente levanta las hojas y revoloteando a mi alrededor me muestra una de esas ranuras imperceptibles de las que está poblada la cotidianidad. A través de ella me encontré con una chica de pelo rizado, pantalón vaquero y calzado deportivo; de apariencia frágil, pero que se convierte en una fortaleza en cuanto habla, tenaz y enérgica en la defensa de sus convicciones, cargaba una mochila de ilusiones ante el nuevo proyecto que nos deparaba el porvenir.
¿Cómo decirle que no? Se acabó mi rutina placentera.
¿Cómo decirle que no? Se acabó mi rutina placentera.
Un porvenir que espero haya sido como esa llamada, un bálsamo en la cotidianidad.
ResponderEliminarUn beso