Ir al contenido principal

Día Mundial de la Poesía

Al hablar de libros especiales me viene a la memoria aquel que me llevó a mi primer gran encuentro con la Poesía. Entonces era joven y hoy al hojearlo he notado que las edades se han invertido, yo ya peino canas y él permanece. Hasta ese momento había leído poesía como el que contempla una fotografía de un lugar maravilloso, pero desconocido, y de pronto la vi de verdad. Mi mente se abría por primera vez a la Poesía, la que se escribe con mayúsculas: Esa belleza misteriosa que te muestra la realidad del mundo donde lo de menos es la métrica, la rima o la estrofa. Fue tan sorprendente que me quedé callada.
Era una tarde gris y lluviosa de domingo. La tarde ideal para coger un libro, sentarme tranquila en un rincón y entregarme a ese momento íntimo que es la lectura. Me apetecía leer poesía y elegí las Rimas de Bécquer.
En el primer verso que me fijé creí escuchar la voz del poeta y me fascinaba pensar que era a mí a la que hablaba:
—/Si pudiera al oído contártelo a solas/
Sentía cómo la poesía fluía. Me emocionaba.
De repente, como esas joyas que encontramos casi por casualidad, la rima XXX lo absorbió todo:
/Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón. Habló el orgullo y se enjugó el llanto y la frase en mis labios expiró…/
Me quedé colgada de esos versos que se abrían como un murmullo y que iban creciendo como un volcán.
Los repetía en silencio.
Los interiorizaba.
Cada vez era mayor la satisfacción que me producía el ver con tanta claridad la realidad que me mostraban. Una realidad de vida que nunca antes habría sabido definir desde el punto de vista que lo hacía el poeta. Era todo tan bello, acertado y sincero, que me deslumbró.
Quedé embelesada.
—/¿Cuánto duró? Ni aún entonces pude saberlo/
Recuerdo que levanté la vista y había oscurecido. El día se había acabado. Todo se acaba, me dije con una voz interior que sonaba a susurro. Todo menos este tipo de experiencias que permanecen.

Safe Creative #1812019206682

Comentarios

  1. Leer poesía es sentir caricias al corazón.

    Feliz día de la Poesía.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. La poesía tiene unos ritmos y pausas, que son como un baile de palabras.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Sor Lirio era una monja de lánguida mirada,
    con formas pubescentes y una blancura astral
    Sor Lirio regentaba, piadosa y resignada,
    la "Sala de San Bruno", en un viejo hospital…
    Su blanca mano suave, era solicitada
    por todos los enfermos, para aliviar su mal…
    Porque Sor Lirio era, cual una iluminada.
    que retrataba el Cielo en su carita oval.
    Su historia, era una historia de todos ignorada;
    pero las malas lenguas corrían el, rumor...
    de hallarse entre las monjas por cuitas del amor..
    Sor Lirio de estas cosas no dijo nunca nada,
    pero, terrible historia tenía ella guardada,
    porque al oír los dichos, prendíase en rubor.
    Y, sucedió que un día un —enfermo macilento,—
    a la "Sala San Bruno" un buen poeta entró:
    Era un joven muy suave, lleno de sentimiento,
    que a la Santa Sor Lirio el alma cautivó...
    Después de algunos días tuvo el presentimiento
    de algo inmotivado, que la ruborizó;
    pero a pesar de todo, con cariñoso tiento,
    como a ningún enfermo. Sor Lirio lo cuido.
    Tan milagrosas fueron sus manos de alabastros,
    tanto la santa boca a Dios lo encomendó,
    que prodigiosamente el bardo mejoró.
    Pero las malas lenguas, que siempre buscan rastros,
    murmuran que Sor Lirio, en una noche de astros,
    por su piedad vencida, con el poeta huyó...

    CLAUDIO DE ALAS

    ResponderEliminar
  4. Feliz día,me gusta leer poesía aunque no todas las poesías me gustan,abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Tuviste la gran experiencia de abrir la puerta a la poesía, con la llave de oro de Bécquer. ¿Cómo no quedar fascinada?
    Estrellas de anís y besitos, en este día tan importante.

    ResponderEliminar
  6. La experiencia que nos relatas es conmovedora, preciosa.
    Hay una frase de Luis Landero que me gusta mucho y me la ha recordado tu texto: «Un día, no sé de qué manera, deja de creer en Dios y me encontré creyendo en Gustavo Adolfo Bécquer».
    Que no nos falte nunca la poesía. Gracias a ella vemos el alma y perfeccionamos el lenguaje.
    Un abrazo muy grande

    ResponderEliminar
  7. Siempre tengo un libro de poesías en la mesilla, mi primeras poesías fueron las de Tagore, luego vinieron todas las demás, en mi casa había muchos libros de poesía y de teatro en verso, mi padre escribía poesía y la declamaba. Yo no se escribirla. Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Becquer es el punto de partida de muchos amantes de la poesía.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Pilar, me encantó cómo nos relatas ese encuentro mágico con la poesía de Bécquer...Realmente es ese pellizco en el alma, que nos inmoviliza en un instante y perdura para siempre en el recuerdo...Bello, muy bello lo has descrito y te felicito por ello, amiga.
    Mi abrazo y mi cariño siempre.

    ResponderEliminar
  10. Hermoso tu encuentro con la poesía!! Una experiencia fascinante!!
    Un besote enorme Pilar!!
    Lau.

    ResponderEliminar
  11. Hermoso relato y muy cierto solo nos queda los recuerdos.Adore como utilizaste la poesía de Bécquer. Te mando un beso

    ResponderEliminar
  12. ¡Qué buen homenaje a la poesía y a Bécquer :-)!

    Sí, hay libros que quedan adentro de uno
    y emocionan de por vida.

    Besotes y feliz día.

    ResponderEliminar
  13. Leerlas nos lleva a sentires muy profundos
    Aunque no toda es bella de ser leida
    Cariños

    ResponderEliminar
  14. Es curioso pero Bécquer y en especial cuando empezamos a sentir la poesía, nos llega de una forma más directa.

    Tengo algunas anécdotas al respeto. Di clase de literatura a adolescentes que no se habían sacado la ESO y más de uno, al llegar a este poeta romántico, se enganchó a la poesía y creo que todavía sigue leyendo y también escribiendo.
    Buen relato

    Besos

    ResponderEliminar
  15. Has elegido un relato maravilloso para un día entrañable, amar a las letras es descubrir un nuevo amor, tan especial, que te hace ver la vida de otra manera y te invita a soñar.
    Cada día, y ayudada por vosotros, descubro algo nuevo que me hace crecer.
    Agradezco muchísimo tus letras, sé que te salen del corazón.
    Para corresponder, yo quisiera que te llegara un fuerte abrazo con mis cariños.
    Kasioles

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso