Al hablar de libros especiales me viene a la memoria aquel que me llevó a mi primer gran encuentro con la Poesía. Entonces era joven y hoy al hojearlo he notado que las edades se han invertido, yo ya peino canas y él permanece. Hasta ese momento había leído poesía como el que contempla una fotografía de un lugar maravilloso, pero desconocido, y de pronto la vi de verdad. Mi mente se abría por primera vez a la Poesía, la que se escribe con mayúsculas: Esa belleza misteriosa que te muestra la realidad del mundo donde lo de menos es la métrica, la rima o la estrofa. Fue tan sorprendente que me quedé callada.
Era una tarde gris y lluviosa de domingo. La tarde ideal para coger un libro, sentarme tranquila en un rincón y entregarme a ese momento íntimo que es la lectura. Me apetecía leer poesía y elegí las Rimas de Bécquer.
En el primer verso que me fijé creí escuchar la voz del poeta y me fascinaba pensar que era a mí a la que hablaba:
—/Si pudiera al oído contártelo a solas/
Sentía cómo la poesía fluía. Me emocionaba.
De repente, como esas joyas que encontramos casi por casualidad, la rima XXX lo absorbió todo:
/Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón. Habló el orgullo y se enjugó el llanto y la frase en mis labios expiró…/
Me quedé colgada de esos versos que se abrían como un murmullo y que iban creciendo como un volcán.
Los repetía en silencio.
Los interiorizaba.
Cada vez era mayor la satisfacción que me producía el ver con tanta claridad la realidad que me mostraban. Una realidad de vida que nunca antes habría sabido definir desde el punto de vista que lo hacía el poeta. Era todo tan bello, acertado y sincero, que me deslumbró.
Quedé embelesada.
—/¿Cuánto duró? Ni aún entonces pude saberlo/
Recuerdo que levanté la vista y había oscurecido. El día se había acabado. Todo se acaba, me dije con una voz interior que sonaba a susurro. Todo menos este tipo de experiencias que permanecen.
Era una tarde gris y lluviosa de domingo. La tarde ideal para coger un libro, sentarme tranquila en un rincón y entregarme a ese momento íntimo que es la lectura. Me apetecía leer poesía y elegí las Rimas de Bécquer.
En el primer verso que me fijé creí escuchar la voz del poeta y me fascinaba pensar que era a mí a la que hablaba:
—/Si pudiera al oído contártelo a solas/
Sentía cómo la poesía fluía. Me emocionaba.
De repente, como esas joyas que encontramos casi por casualidad, la rima XXX lo absorbió todo:
/Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón. Habló el orgullo y se enjugó el llanto y la frase en mis labios expiró…/
Me quedé colgada de esos versos que se abrían como un murmullo y que iban creciendo como un volcán.
Los repetía en silencio.
Los interiorizaba.
Cada vez era mayor la satisfacción que me producía el ver con tanta claridad la realidad que me mostraban. Una realidad de vida que nunca antes habría sabido definir desde el punto de vista que lo hacía el poeta. Era todo tan bello, acertado y sincero, que me deslumbró.
Quedé embelesada.
—/¿Cuánto duró? Ni aún entonces pude saberlo/
Recuerdo que levanté la vista y había oscurecido. El día se había acabado. Todo se acaba, me dije con una voz interior que sonaba a susurro. Todo menos este tipo de experiencias que permanecen.
Leer poesía es sentir caricias al corazón.
ResponderEliminarFeliz día de la Poesía.
Besos.
La poesía tiene unos ritmos y pausas, que son como un baile de palabras.
ResponderEliminarBesos.
Sor Lirio era una monja de lánguida mirada,
ResponderEliminarcon formas pubescentes y una blancura astral
Sor Lirio regentaba, piadosa y resignada,
la "Sala de San Bruno", en un viejo hospital…
Su blanca mano suave, era solicitada
por todos los enfermos, para aliviar su mal…
Porque Sor Lirio era, cual una iluminada.
que retrataba el Cielo en su carita oval.
Su historia, era una historia de todos ignorada;
pero las malas lenguas corrían el, rumor...
de hallarse entre las monjas por cuitas del amor..
Sor Lirio de estas cosas no dijo nunca nada,
pero, terrible historia tenía ella guardada,
porque al oír los dichos, prendíase en rubor.
Y, sucedió que un día un —enfermo macilento,—
a la "Sala San Bruno" un buen poeta entró:
Era un joven muy suave, lleno de sentimiento,
que a la Santa Sor Lirio el alma cautivó...
Después de algunos días tuvo el presentimiento
de algo inmotivado, que la ruborizó;
pero a pesar de todo, con cariñoso tiento,
como a ningún enfermo. Sor Lirio lo cuido.
Tan milagrosas fueron sus manos de alabastros,
tanto la santa boca a Dios lo encomendó,
que prodigiosamente el bardo mejoró.
Pero las malas lenguas, que siempre buscan rastros,
murmuran que Sor Lirio, en una noche de astros,
por su piedad vencida, con el poeta huyó...
CLAUDIO DE ALAS
Feliz día,me gusta leer poesía aunque no todas las poesías me gustan,abrazos.
ResponderEliminarTuviste la gran experiencia de abrir la puerta a la poesía, con la llave de oro de Bécquer. ¿Cómo no quedar fascinada?
ResponderEliminarEstrellas de anís y besitos, en este día tan importante.
La experiencia que nos relatas es conmovedora, preciosa.
ResponderEliminarHay una frase de Luis Landero que me gusta mucho y me la ha recordado tu texto: «Un día, no sé de qué manera, deja de creer en Dios y me encontré creyendo en Gustavo Adolfo Bécquer».
Que no nos falte nunca la poesía. Gracias a ella vemos el alma y perfeccionamos el lenguaje.
Un abrazo muy grande
Siempre tengo un libro de poesías en la mesilla, mi primeras poesías fueron las de Tagore, luego vinieron todas las demás, en mi casa había muchos libros de poesía y de teatro en verso, mi padre escribía poesía y la declamaba. Yo no se escribirla. Un abrazo
ResponderEliminarBecquer es el punto de partida de muchos amantes de la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pilar, me encantó cómo nos relatas ese encuentro mágico con la poesía de Bécquer...Realmente es ese pellizco en el alma, que nos inmoviliza en un instante y perdura para siempre en el recuerdo...Bello, muy bello lo has descrito y te felicito por ello, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño siempre.
Hermoso tu encuentro con la poesía!! Una experiencia fascinante!!
ResponderEliminarUn besote enorme Pilar!!
Lau.
Hermoso relato y muy cierto solo nos queda los recuerdos.Adore como utilizaste la poesía de Bécquer. Te mando un beso
ResponderEliminar¡Qué buen homenaje a la poesía y a Bécquer :-)!
ResponderEliminarSí, hay libros que quedan adentro de uno
y emocionan de por vida.
Besotes y feliz día.
Leerlas nos lleva a sentires muy profundos
ResponderEliminarAunque no toda es bella de ser leida
Cariños
Es curioso pero Bécquer y en especial cuando empezamos a sentir la poesía, nos llega de una forma más directa.
ResponderEliminarTengo algunas anécdotas al respeto. Di clase de literatura a adolescentes que no se habían sacado la ESO y más de uno, al llegar a este poeta romántico, se enganchó a la poesía y creo que todavía sigue leyendo y también escribiendo.
Buen relato
Besos
Has elegido un relato maravilloso para un día entrañable, amar a las letras es descubrir un nuevo amor, tan especial, que te hace ver la vida de otra manera y te invita a soñar.
ResponderEliminarCada día, y ayudada por vosotros, descubro algo nuevo que me hace crecer.
Agradezco muchísimo tus letras, sé que te salen del corazón.
Para corresponder, yo quisiera que te llegara un fuerte abrazo con mis cariños.
Kasioles