La noche está en calma. Ciertos ruidos aislados se han ido silenciando. A la luz de la lámpara te dispones a escribir una imagen de ti misma. Tus manos se encogen sobre el teclado ante la pantalla en blanco del ordenador. ¡Qué compleja tarea la de resumirte en 600 palabras!
Dudas.
Quizá no seas tú la persona reflejada con tu independencia y rebeldía. Quizá no queden perfilados la variedad de paisajes que surcan tu alma. Ya se sabe que los que escribís os hacéis trampas.
Lo intentas con ilusión.
Cierras los ojos y te miras hacia dentro. Te intuyes, te sabes en los mil y un aspectos que confirman tu personalidad. ¿Pero cómo hilarlos para que formen un todo? ¿Cómo tejer un texto que refleje algo del brillo y la calidez humana que te guía? Es muy difícil atrapar la vida entre los vocablos de un escrito. Confías en el lector que sabio leerá entre líneas lo que quieres decir si la imagen te sale borrosa.
Eres un despertar de sobresalto con la alarma del móvil. El caminar zombi frotándote los ojos hacia el primer café recién hecho. La sacudida de los noticieros con el sufrimiento constante de un mundo desequilibrado. Cuando se trata de abusos de la infancia, te enciendes como un volcán. Ahí está una de tus luchas; aunque una cerilla no ilumina la tierra, te alegra saber la cantidad de personas que estáis en ese afán.
De pequeña eran las nubes las que encendían tu imaginación. Fue tu primer libro, ¿recuerdas? Embelesada las mirabas y te dejabas enredar con sus historias de ogros y princesas. Hoy, lectora empedernida, siempre te acompaña un libro junto con el cuaderno donde escribes y escribes. Letras ardientes, irónicas o cargadas de pesadumbre; su destino, casi siempre, es el olvido. Si la lectura es tu fiel compañera, la escritura es tu cómplice. Te lleva a crear historias, a reflexionar sobre la vida, a investigar, a empatizar con el lector. Te divierte y te gusta.
Tienes manías, no aguantas un cuadro torcido, acaricias la portada de los libros como si fueran personas y compras el periódico solo para resolver el sudoku y el crucigrama. Te apasiona trastear con el código HTML de las páginas web y los widgets insolentes y escurridizos. Ellos saben que son tu debilidad y, por momentos, se vuelven respondones y arrogantes. No tienes remedio. Te relajan.
Te forjaste en una ciudad donde el frío es frío y el calor, calor. De ahí que seas una persona directa. «No me pidas la verdad aunque duela, cuando lo que esperas es un elogio que satisfaga tu vanidad », dices.
Muchas veces prefieres callar.
No sabes sonreír a medias ni amar a medias. Con el tiempo, la vida te ha enseñado a contenerte y no defender a muerte tus ideas porque si te pones en la posición del otro descubres más opciones que enriquecen el pensamiento. Lo que no entiendes es la falsedad.
Hace ya tiempo que llevas el control del gobierno de tu vida, la verdad es que no sigues modas para aparentar ni religiones donde comerse los santos de manera hipócrita. Crees que tienes facilidad para relacionarte y hacer amistades duraderas.
A los veinte años te cuestionabas un futuro incierto, pero querías comerte el mundo. Ahora, que cuentas con una experiencia de vida, los terrenos movedizos por los que se desliza el mundo son los que te marcan un futuro sin agarres ni asideros. Enérgica y positiva, tu entusiasmo te hace pensar que te mantendrás ágil para ser flexible ante los cambios venideros. Agradeces a la vida las cartas que te ha dado. Pintas sonrisas y levantas ánimos entre aquellos que lo son todo para ti y que te quieren tanto.
Dudas.
Quizá no seas tú la persona reflejada con tu independencia y rebeldía. Quizá no queden perfilados la variedad de paisajes que surcan tu alma. Ya se sabe que los que escribís os hacéis trampas.
Lo intentas con ilusión.
Cierras los ojos y te miras hacia dentro. Te intuyes, te sabes en los mil y un aspectos que confirman tu personalidad. ¿Pero cómo hilarlos para que formen un todo? ¿Cómo tejer un texto que refleje algo del brillo y la calidez humana que te guía? Es muy difícil atrapar la vida entre los vocablos de un escrito. Confías en el lector que sabio leerá entre líneas lo que quieres decir si la imagen te sale borrosa.
Eres un despertar de sobresalto con la alarma del móvil. El caminar zombi frotándote los ojos hacia el primer café recién hecho. La sacudida de los noticieros con el sufrimiento constante de un mundo desequilibrado. Cuando se trata de abusos de la infancia, te enciendes como un volcán. Ahí está una de tus luchas; aunque una cerilla no ilumina la tierra, te alegra saber la cantidad de personas que estáis en ese afán.
De pequeña eran las nubes las que encendían tu imaginación. Fue tu primer libro, ¿recuerdas? Embelesada las mirabas y te dejabas enredar con sus historias de ogros y princesas. Hoy, lectora empedernida, siempre te acompaña un libro junto con el cuaderno donde escribes y escribes. Letras ardientes, irónicas o cargadas de pesadumbre; su destino, casi siempre, es el olvido. Si la lectura es tu fiel compañera, la escritura es tu cómplice. Te lleva a crear historias, a reflexionar sobre la vida, a investigar, a empatizar con el lector. Te divierte y te gusta.
Tienes manías, no aguantas un cuadro torcido, acaricias la portada de los libros como si fueran personas y compras el periódico solo para resolver el sudoku y el crucigrama. Te apasiona trastear con el código HTML de las páginas web y los widgets insolentes y escurridizos. Ellos saben que son tu debilidad y, por momentos, se vuelven respondones y arrogantes. No tienes remedio. Te relajan.
Te forjaste en una ciudad donde el frío es frío y el calor, calor. De ahí que seas una persona directa. «No me pidas la verdad aunque duela, cuando lo que esperas es un elogio que satisfaga tu vanidad », dices.
Muchas veces prefieres callar.
No sabes sonreír a medias ni amar a medias. Con el tiempo, la vida te ha enseñado a contenerte y no defender a muerte tus ideas porque si te pones en la posición del otro descubres más opciones que enriquecen el pensamiento. Lo que no entiendes es la falsedad.
Hace ya tiempo que llevas el control del gobierno de tu vida, la verdad es que no sigues modas para aparentar ni religiones donde comerse los santos de manera hipócrita. Crees que tienes facilidad para relacionarte y hacer amistades duraderas.
A los veinte años te cuestionabas un futuro incierto, pero querías comerte el mundo. Ahora, que cuentas con una experiencia de vida, los terrenos movedizos por los que se desliza el mundo son los que te marcan un futuro sin agarres ni asideros. Enérgica y positiva, tu entusiasmo te hace pensar que te mantendrás ágil para ser flexible ante los cambios venideros. Agradeces a la vida las cartas que te ha dado. Pintas sonrisas y levantas ánimos entre aquellos que lo son todo para ti y que te quieren tanto.
Queridos amigos blogueros y a todos lo que paséis por aquí, después de años de dejar parte de mí a través de lo que escribo, me he propuesto dejaros mi autorretrato. No sé si coincide con la imagen que tienen los que me conocen, pero os aseguro que es la que yo tengo de mí misma, al menos en este momento.
ResponderEliminarCon todo mi cariño y agradecimiento.
Un gigante abrazo que abarque a todos.
Así es como te vamos conociendo nosotros también. Nada menos que así. No te has separado ni un centímetro.
ResponderEliminarUn abrazo.
María Pilar, la transparencia de tus letras, la luz , la mirada poética y literaria nos llega y emociona en cada una de tus entradas. Te percibimos en tu autorretrato y nos felicitamos de seguirte. Un abrazo
ResponderEliminarMis mejores deseos de que sigas pintando sonrisas
ResponderEliminarCariños
Te reconozco, sí. Como persona apasionada por la lectura y como persona que escribe. Pero yo te diría que intentaras escribir siempre, al margen de si te sientes bien o mal, potente o impotente. La escritura es un camino hermoso que, también, se merece nuestros mejores momentos.
ResponderEliminarLo que me encanta es esa declaración de autenticidad y fuerza. Siempre en pie, dispuesta a la lucha, a la alegría. ¡Magnífico!
Un beso muy grande, María Pilar.
Gracias por este regalo Pilar. Se percibe tu pasión por la vida, tu amor a las letras y tu profundidad y temple ante las circunstancias...En el dibujo puede apreciarse el contraste entre colores cálidos y fríos, la intensidad del sentimiento y el estallido de la primavera, que nos inspira y nos renueva.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu autenticidad.
Cuando empiezas a leer y las letras te atrapan, tal parece que te roban pensamientos propios te identificas con el autor y te lo imaginas como alguien con quien empatizas sin conocerlo.
ResponderEliminarEscribimos para que los fantasmas no aniden en nuestro corazón, a veces las adornamos con imaginación pero siempre dejan salir algo del autor, las tuyas te describen como una persona especial y cuídate! porque eres única e irrepetible.
Gracias por esa confesión. Un abrazo grande
Mi querida Pilar: No tengo la dicha de conocerte personalmente, pero a través de todos estos años de compartir, "te presentía2 "te intuía" exactamente así como sos... Por eso te aprecio tanto! un abrazo infinito!
ResponderEliminarLau.
Era de imaginar tu persona,abrazos miles.
ResponderEliminarUy te mando un abrazo siempre amo tus relatos y la forma como rebelas tu alma en ellos. Te me cuidas mucho
ResponderEliminarEs valeroso y complicado contar como es uno o al menos como se ve así mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Claro que se te reconoce amiga mía!
ResponderEliminarUna mujer luchadora que se enfrenta a las adversidades de cara, con las herramientas que tiene a su alcance.Creo que somos muchos los que escribimos cuando la vida nos trata mal por el motivo que sea, ahora te toca escribir aunque la vida te trate bien. Escribir por escribir, que no es poco...
Gracias por darte a conocer para todos nosotros. Eres una valiente!
Besitos.
Hola María Pilar. Me alegro de conocerte. Me ha gustado mucho como lo has escrito. Yo no suelo hacerme una idea de cómo es cada persona que leo. No más la leo y disfruto leyendo. Me ha gustado mucho tu autorretrato.
ResponderEliminarAbrazossssssssss
Coincide totalmente y no sabes lo feliz que me hace tenerte como amiga bloguera desde hace tanto tiempo. Gracias por este hermoso pedacito de ti.
ResponderEliminarMuchos besos, Pilar
Desnudarse escribiendo, dicho mucho de una persona, y tú lo haces con cariño y pasión.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Buena presentación de tu autorretrato donde describes una parte tus sentimientos y vivencias.
ResponderEliminarBesos.
Sin modas y sin religiones. Corazas que aislan y que no tienen nada que ver contigo.
ResponderEliminarBesos
LLeguen a ti mis deseos de:
ResponderEliminarBuena Semana Santa a todos!!!, que viváis de acuerdo a vuestros sentires y que los días sean de bien... estar.
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Nos vemos el domingo de Pascuas!!!!!!!
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Y... hasta ese momento que Dios los tenga en la palma de su mano!!!!
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Abu
Creo que alguna has hecho un comentario en mi blog, diciéndome que somos de la misma época, creo que sí, pero además según tú te retratas, me siento identificada contigo en tus paisajes interiores.
ResponderEliminarBesos