¡No quiero y no quiero! Me niego a oír más noticias. Se acabó. No me hacen falta. Con lo que tengo alrededor me sobra. Prefiero seguir quitando el polvo de la casa, que ya sé que es una tontería porque nadie la mancha, me da igual. Y luego la vecina de enfrente, metiéndose donde nadie la llama. «¿Qué tal tu niña?» Si pudiera estamparle la puerta en la cara, pero claro, una se aguanta las ganas y tira de educación. «Está estupenda y le va fenomenal». A ella le voy a decir la tristeza que me embarga por la ausencia de mi hija, vamos hombre, que una tiene su orgullo.
El maldito covid nos está arruinando la vida. Ilusa de mí que creí que entre todos lo hacíamos desaparecer en un pis-pas. Me enferma este no saber, no pido certezas absolutas, un inicio, algo que nos vaya llevando, pero nada. Y ya hace nueve meses que ella se fue. Con qué entusiasmo me dio aquel abrazo tan impulsivo para darme la noticia. «Mamá, imagínate ingeniera de calidad en Hamburgo» Era el sueño de su vida y empezó a hacer planes, las semanas que vendría, los días que iría yo. La veía tan feliz, mira, solo con recordarlo me emociono. Oye, que ahora también la veo guapa y feliz; claro, por videollamada por wasap; que no es lo mismo, dónde vamos a parar, si en cuanto me abrazaba, al sentir su cuerpo junto al mío, yo ya sabía si estaba triste o alegre. Cómo echo en falta la suavidad de sus caricias, las risas que llenaban la casa. Al no podernos abrazar se pierden tantas cosas.
Me dice lo mucho que se alegra de verme tan bien, solo faltaba que mi hija me viera llorar a dos mil kilómetros de distancia. Los sinsabores que ocupan mis días y parte de mis noches se quedan para mí. ¿Y si ella está haciendo lo mismo que yo? ¿Y si no le va bien y no me lo cuenta por temor a preocuparme?
Mejor no pensar en ello y hacer rabiar a la vecina, que para eso está.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón, Alfred.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pilar,¡¡ cómo entiendo tu relato, amiga!!Mis hijos están a miles de kms. Ellos también se comunican todos los días con nosotros, pero no han venido en mucho tiempo. Tratamos de animarnos, de abrazarnos a lo lejos, de seguir unidos, pero a veces la distancia pesa, pesa mucho, Pilar.
ResponderEliminarMi gratitud por tus historias realistas y muy objetivas.
Mi abrazo esperanzador para este mes de diciembre.
Gracias, Mº Jesús.
EliminarUn abrazo inmenso.
Sentido monólogo...
ResponderEliminarAbrazote para vos, Pilar!!
Lau.
Gracias, Lau.
EliminarTodo mi cariño.
Besos!!