El excéntrico Antxon, a pesar de ser pequeño y feo, tenía labia de conquistador. Se divirtió tentando a la solterona Mabel, una belleza que esperaba su príncipe azul, y lo encontró convertido en sapo, pero con una abultada chequera.
Decía trabajar los fines de semana para reflotar la empresa. Ese sábado, al salir de casa con su aspecto singular y la estúpida barba roja, se giró para contestarle a Mabel un tanto abatido:
—Sí, vuelvo mañana, por supuesto. —Y le lanzó un beso al aire.
Tras el ventanal, ella vio la plaza ajardinada llena de luz y frescor primaveral por la que su hombrecillo se alejaba con ese aire indescriptible del que va ansioso a una cita y no quiere ser pillado. Su actitud exageradamente afectuosa había sembrado en ella las sombras de la sospecha. No le cabía duda de que él era consciente del daño que le infligía y con qué torpeza lo intentaba envolver para quedar como víctima. Un rumor huraño le fue creciendo por dentro acompañado de un redoble de tambores que le estallaba la cabeza: ¡una amante!
Al mirar hacia el interior del salón le pareció oscuro y triste, con las flores mustias en el jarrón y las sillas vacías. Ni el ruiseñor que él le había regalado cantaba. «¡Para qué sirve si no canta!», se dijo. Odiaba que le siguiese recordando lo sola que se encontraba. Abrió la jaula y al cogerlo descubrió una dureza en el buche. Una pequeña cámara entre el plumaje la grababa.
—¡Joder, qué capullo! Él de putas y a mí me graba. ¡Enano saltarín, calvorota asqueroso!
Acuciada por la evidencia de haber sido burlada y encima vigilada en su propia casa, le brotó un arrebato de ira que desató una tempestad de palabrotas, reniegos y maldiciones. Claro, que esa tempestad no servía ni para regar las flores mustias del jarrón, pero era la que ella necesitaba.
La tormenta desencadenó la venganza que le recorría las entrañas con una violencia extrema. Le pedía sangre, sangre y justicia que la pusiera a la misma altura que él. No, a la misma altura, no, un peldaño por encima, se lo merecía.
Mientras sumergida en la bañera se dejaba arrugar como un garbanzo en un baño de espuma relajante, cavilaba sobre el premio con el que se iba a indemnizar por tanto gasto inútil de sentimientos volcados en un «nosotros» a la deriva. Al salir del agua, el espejo le dijo lo estupenda que estaba a los cuarenta y tantos. Gracias al gimnasio y ciertos arreglos a los que era adicta.
Sus tacones retumbaban en el pavimento de la calle Dato. Era alta, llevaba un vestido azul turquesa, de falda fluida, con los brazos al aire, y un echarpe de seda italiana en un hombro. Tenía una melena larga y rubia, el rostro ovalado con el matiz nacarado del maquillaje y los labios pintados de rosa suave, levemente apretados en un gesto de concentración, decidido. Una copia de la muñeca Barbie.
Al llegar al Círculo, el lugar exclusivo de las élites de la ciudad, el conserje, al que enseñó el carné de socia, le dijo que no estaban permitidos los animales.
—¿Lo dice usted por mi brazalete en forma de serpiente?
—No, señora, me refiero al pájaro de la jaula.
—¡Ah, mi bolso de mano!, está de moda, ¿sabe?
—Hum...
—Bueno, si no me cree, llame al señor Antxon Etxezarra, el presidente de Lintex Corporation, mi marido.
—Faltaría más, pase, pase, señora. —Le hizo una reverencia como un arlequín.
Pisó firme la alfombra estilo Luis XV. El aroma de lavanda mezclado con café recién hecho le aproximó voces de fumadores que le eran conocidas. Se dirigió directamente al reservado particular del hombrecillo. Frenó el paso tras un camarero que apurado les hacía gestos con los pulgares por encima de los hombros. Ellos, que no entendían nada, se partían de risa en sus butacones. Allí estaba él, junto al director de finanzas y el presidente del banco más importante de la ciudad; acompañados de tres jovencitas, muy monas, la verdad, pero con tan poca ropa que el aire acondicionado las iba a constipar.
De repente, se quedaron atónitos, los otros. El hombrecillo colorado, que había levantado la copa para hacer un brindis, la miraba deformada a través del vidrio que no cubría el vino. Su rostro era una mezcla cómica de astucia y una dosis de cinismo. Mabel lo afrontó retadora.
Se dirigió a la chica que tenía al lado:
—Te he traído un regalito. —Al dejarle la jaula, el condenado ruiseñor comenzó a cantar, lo que atrajo un coro de correveidiles sedientos de noticias que ansiosos wasapeaban el suceso.
—Anda, vamos a casa —le propuso el hombrecillo intentando cogerla del brazo.
—¡Ni me toques! Ahora sé lo que te hace feliz a ti —afirmó cabreada.
—Solo soy feliz contigo.
—¡Ja, ja, ja!, precisamente conmigo —dijo con su más refinado tono sarcástico.
—Podría serlo.
—¡¡Lo dudo!! —contestó colérica y lo apuntó con el dedo acusador— Mira, no vengo con un amante porque me pondría a tu mismo nivel. Nunca voy a perdonarte porque deberías devolverme el daño que me has hecho y eso es imposible. —A él, al verla tan peleona, le atraía más que nunca; pero Mabel tajante concluyó—: Me conformaré con la tarjeta de crédito durante tres meses. ¡Me voy de viaje con mi amiga Maritxu, esa a quien tú odias tanto!
Relato publicado en el libro de El Tintero de Oro
(900 palabras)
Adoro como escribes es un relato genial. Te mando un beso
ResponderEliminarGracias, Citu.
EliminarUn beso.
Con relatos como este El Tintero de Oro se está haciendo muy grande.
ResponderEliminarMuy bueno, María Pilar.
Un abrazo.
Gracias, Chema, ya sabes que el listón de El Tintero está muy alto, me limito a escribir algo que se me ocurre provocado por la propuesta y me dio por satisfecha. Porque mira que David se supera con los retos, piensas que después de este ya no puede haber algo más complicado y siempre te sorprende con algo diferente. ¡Qué imaginación!
EliminarUn abrazo.
Poco castigo me parece. Pero es genial leerte, ir conociendo los pensamientos de los protagonistas en la lectura de tu relato. Un abrazo
ResponderEliminarSí, eso pienso yo, poco castigo; me he tenido que contener para que fuera Mavel la que se explicase y ella parece que tiene otros intereses distintos a los nuestros; el hombrecito es el dueño del dinero y eso, me da, que es lo que más le gusta a ella.
EliminarUn abrazo, Ester.
Merecido escarmiento y una frase final que define por sí sola al personaje que la pronuncia. Has plasmado muy bien el carácter y los intereses de los protagonistas a través de esos pequeños detalles. Muy buen relato, M.Pilar.
ResponderEliminarNo sé yo si ella, al final entró en el juego de él. Un divorcio en toda regla y con la mitad del bocado vivir como una reina toda la vida. Estos tipejos de labia fácil consiguen segundas oportunidades si no le sale respondona la señora de turno. Esperemos que Mavel sea de las segundas y sangré bien al gorrino este. 😁
ResponderEliminarSaludos y suerte Maria Pilar 🖐
Joder, ponerle una cámara al loro para espiar a la mujer. Como dice Ester poco castigo parece, aunque espero de después de los tres meses espero que vengan otros tres, de lo que Maritxu se pondrá muy contenta igual de contento, me temo, que Antxon que tendrá vía libre. Relato divertido, que de eso se trata. Un abrazo.
ResponderEliminarEstupendo relato, Pilar!!
ResponderEliminarComo siempre, un gran placer leerte!
Cariños!
Lau.
Muy bueno, Pilar. Muy buena idea y exquisita trama. Me encantaron las ocurrencias con el jilguero: grabador, bolso de moda... Y esa sátira discreta de la "clase empresarial"y sus recreos. Saludos.
ResponderEliminarMuy bien logradas las descripciones del decorado y los personajes, ya que resultan muy visuales y representan muy bien los estereotipos del chulo empresario entrado en años y su esposa harta de doble vida y con ganas de venganza. A todo esto le sumas una trama bien llevada hasta su clímax final con la pareja tirándose los platos a la cabeza y pronunciando sus categóricas sentencias a cuál más irónicas.
ResponderEliminarDisfruté y me robaste algunas sonrisas.
¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Hay amores a primera vista y otros a primera VISA!! enhorabuena una vez más!!!
ResponderEliminarHola Maria Pilar, qué ocurrente y divertido. Me metí en el personaje y me he imaginado las escenas. Tus descripciones son estupendas, una rato divertido. Un guiño, quizás, a ese empresario bien conocido y además, no sabía de sus dotes zara-meras, el poder corrupto al fin y al cabo, que todo tiene su precio. Un abrazote compañera.
ResponderEliminarMaria Pilar lo de la jaula como última tendencia en bolsos ha sido de traca. Muy bien escrito, muy bien tejido y diálogos dinámicos que nos llevan a merendar el texto en un pis pas. ¡Enhorabuena, buen trabajo!
ResponderEliminarHola, Maria Pilar. Muy divertido tu relato, con esa Mavel con tanto estilo. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bien mostrado el humor que plantea la consigna. Me he reído mucho. Bravo María Pilar!!
ResponderEliminarUn abrazo
¡Genia, Mª Pilar! Sarcástico en su máximo exponente, escrito con eficacia y con venganza final. Yo, que no soy de risas (bueno, en ocasiones), sino de sonrisas, he disfrutado todas las variantes cínicas de este tu tan bien escrito relato. Si tuviera que destacar algo , y hay mucho destacable, “Un nosotros a la deriva” no solo se lleva la palma, sino que es la definición perfecta.
ResponderEliminarP.D. – Recuerda poner el punto después del inciso, no antes. Ej: —Sí, vuelvo mañana, por supuesto —. Y le lanzó un beso al aire.
Si pudiera puntuar tu relato, desde luego, lo haría con puntuación de sobresaliente.
Yo también te lanzo un beso al aire, Mª Pilar, y te felicito.
Gracias, Tara. Con un mensaje así, se te sube el ánimo para seguir escribiendo, porque yo soy muy crítica conmigo misma y nunca estoy conforme.
EliminarMe descoloca lo que me dices sobre la puntuación en el diálogo. Yo tengo entendido que debe cerrarse con punto las palabras del personaje cuando el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla. ¿?
Otro beso vuela para tu tierra. Seguro que disfrutáis de mejor tiempo que aquí.
Con los verbos discendi lo tengo claro. Con los que no son de hablan ya no estoy tan segura. Te dejo un enlace que creo resulta bastante aclaratorio para las dos, Pilar, y si me he equivocado (suele suceder), te pido pido disculpas de antemano.
EliminarY ame dirás.
https://www.escueladeescrituracreativa.com/gramatica/como-puntuar-dialogos-algunas-claves/
Yo tengo siempre a mano cuando escribo diálogos, por si me surgen dudas (que haberlas haylas), el libro de "CÓMO ESCRIBIR DIÁLOGOS" de la autora IRIA LÓPEZ TEJEIRO, administradora de LITERAUTAS.
Ahhh y por aquí hoy hemos tenido un montón de lluvia y nieve en la cumbre.
EliminarMuy buena la página que me has enviado. Lo he visto enseguida y este es el ejemplo que pone:
EliminarCuando no hay verbo de habla. Ejemplo:
Creo que ya lo he entendido. —Y se sentó a escribir.
Así que no lo cambio y nada de disculpas, me encanta esta iteracción a este nivel de mejorar la puntuación. Y la de los diálogos es de las más complicadas. Siempre tengo que repasarla.
¿Te han dicho alguna vez que el entusiasmo que pones en todo trasciende la pantalla? Se te siente cercana.
Pues mira por donde, otra cosa que he aprendido. Hasta ahora lo estaba poniendo con los discendi y con el resto de verbos. ¡ayayay!
EliminarMaria Pilar, un buen relato que no falta el ambiente del lugar. Lo de la cámara en el pájaro y la todo un detalle de vigilancia. Me has sacado sonrisa. Un abrazo.
ResponderEliminarPilar, un relato intenso donde los haya. Muy visual, con esas descripciones tan precisas y claras nos pones en la mente de los los personajes, sobre todo al final (con la reacción de los compinches), donde los personajes están ya muy perfilados para darse las buenas noches y hasta dentro de tres meses. Muy ingenioso y terriblemente perverso ese regalo para espiar jajaj, dicen que lo que cuenta es la intención pero este caso sospecho que es la excepción a la regla.
ResponderEliminarMe gustó mucho, muy bueno y escrito con tu habitual delicadeza.
Un abrazo y mucha suerte
¡Hola! un gusto leer tu relato, sin duda personajes interesantes, cada quien con sus necesidades particulares y bueno, espero que tu protagonista le haya exprimido hasta el último centavo al infiel. ¡Saludos!
ResponderEliminarGracias, Mª Pilar, por participar con este relato en la XXV Edición de El Tintero de Oro dedicada a Tom Sharpe y su novela Wilt. Un abrazo, ¡y suerte!
ResponderEliminarHola, Pilar. Bien retratadas las desavenencias de una pareja cuyo único sustento parece ser la chequera bien abultada del marido empresario. Me ha parecido divertido el relato. Y me ha hecho especial gracia el bolso al último grito de la moda.
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo.
Bueno quizás la VISA logre atenuar un poco el dolor de la pobre desdichada ;-)
ResponderEliminarMuy bueno!
Una buenisima aportación al tintero.
ResponderEliminarLa historia de las infidelidades consentidas o no, están a la orden del día. tú le has dado a tu personaje ese tono de despecho al sentirse traicionada. La contra réplica me ha parecido insuficiente para lo merecido pero queda esa duda en el aire justo al final la Visa sí, para irse con su amiga Maritxu. Y me pregunto yo: ¿Esa amiga del alma no será algo más? entonces la venganza sería completa. Ahí lo dejo.
Un abrazo.
Ahí lo dejo.
Creo que vas bien encaminado, al menos es lo que he pensado yo también: la Visa del marido y la compañía de la amiga de toda la vida. ¿Si no, por qué la odia tanto un hombre frío como Antxon? ¿Por qué le pone cámaras en casa a su mujer? A las amigas se las recibe en casa con normalidad.
EliminarGracias por dejarme tu comentario, Francisco.
Un abrazo.
Hola María. La vida de estos dos ´personajes es de lo más peculiar. Y, al fin y al cabo, los dos consiguen lo que quieren: él mantener mujer y condición social (y alguna jovencita de vez en cuando), y ella el dinero.
ResponderEliminarUn relato bien narrado, con ese ruiseñor grabador al más puro estilo James Bond.
Un saludo y que tengas mucha suerte.
hola M. Pilar,
ResponderEliminardivertido y fresco. Un venganza algo particular con canario cantor convertido en bolso de moda.
Un abrazo y suerte.
Hola Muy buen relato, con detalles muy imaginativos, lo de la jaula como bolso de manos, ese dialogo, es genial, y toda la introducción a la historia, está perfecta, es una constante invitación a seguir leyendo hasta el final, me ha gustado cada personaje, la descripción de esta barbie, y toda la ambientación, muy trabajo, y desde la bañera al desenlace una situación, que mantiene la sonrisa, en vilo muy bueno Maria, Suerte y un abrazo, Saludos¡¡¡
ResponderEliminarHola, María Pilar.
ResponderEliminarEsperemos que no todas tengan un precio, sino que poquito valor se tendría.
Aunque viendo el castigo que quiere infligirle, quizás sí tenga algo de razón.
Personajes perfectamente creados, de esos que dan hasta un poquito de manía y todo por lo poquito humanos que son y una excelente trama.
Muy buen relato.
Suerte.
Un abrazo.
Conflicto en estado puro. La verdad, menuda guerra se traen. En realidad cumplen las necesidades uno del otro, pero el respeto es primordial. En este caso se hundió el Titanic por ese lado.
ResponderEliminarQue triste por él que piensa que todos tienen un precio. La vida es un efecto boomerang, todo de devuelve eso sí es cierto. Buen relato. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela.
ResponderEliminarBuen relato, Mª Pilar. Me gusta cómo describes y lo bien que plasmas la venganza donde más duele al pájaro traidor. El revuelo en público, en su elitista club. Y esa venganza con los gastos pagados a cargo de una tarjeta del muy señor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Suerte.
Un saludo.
Hola, Maria
ResponderEliminar¡Qué relato más divertido!
La narración, los personajes y los diálogos, todo hilarante, me he reido con tu imaginación, qué ocurrencia espiar a la mujer con una cámara en el pájaro! 😆
¡Un saludo y mucha suerte!
Eres una de mis escritoras preferidas en este Tintero, me encanta tu forma de escribir tan aplicada como ocurrente. Me ha gustado mucho el relato, pájaro, personajes y detalles de lo que sucedía. La prota se las traía, anda que no le importaba nada más que el bolsillo de su marido.
ResponderEliminarDios lo cría y ellos se juntan, dicen.
Un abrazote!
Un relato buenísimo, en el que has sabido mezclar muy bien una parte introductoria melodramática, un nudo bañado de humor e ironía, y un desenlace de lo más pragmático e inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Wow! Me ha encantado el relato y la salida de Mabel. Y el detalle del bolso-jaula ha sido buenísimo. Menudo pájaro estaba hecho el tal Antxon. Pero al final resultó ser el cazador cazado. Excelente relato, muy bien llevado y con mucha gracia y sarcasmo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMe gusta el nombre del protagonista, Antxon. Y la frase de que la solterona Mabel "esperaba su príncipe azul y lo encontró convertido en sapo, pero con una abultada chequera" xD
ResponderEliminarOhh, pobrecito el ruiseñor, con una cámara escondida en su plumaje, es tragicómico.
Por suerte, no le hizo nada al pajarito, solo se lo devolvió. El final me dejó aplaudiendo, la venganza debe ir hacia donde más duele, supongo.
Buen relato, mucha suerte en el concurso.
Un placer leer un relato tan bien escrito, con descripciones y frases geniales. Humor e ironía sobre una relación condenada al fracaso. La desconfianza y el engaño tienen su justa venganza. Muy bueno M.Pilar. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminar¡Ah, el dulce sabor de la venganza!
ResponderEliminarMuy bueno el recurso del bolso-jaula con pájaro y
que él la vio a través de a copa de vino a medio llenar.
Un par de detalles imperdibles que dan salsa al relato.
Besos, M Pilar