La crisis agudiza el ingenio y está haciendo aflorar oficios que creíamos desparecidos. Por la zona donde vivo unas amas de casa han bajado la máquina de coser que tenían en casa a una lonja y hacen todo tipo de arreglos, la ropa ya no se tira como antes, se reutiliza. Un zapatero remendón se ha colocado en un pequeño bajo de un portal y desde fuera, a través del cristal, se le puede ver encorvado sustituyendo las viejas tapas y suelas de los zapatos. Estos días ha recorrido las calles de la zona un silbido característico que desempolvaba recuerdos de infancia, era el chiflo de un afilador.
Al despertar aquellos días, el sol incidía en la tapia de enfrente y un sonido repetitivo y machacón que enfilaba la calle se iba acercando hasta parar bajo mi ventana. Era el inconfundible sonido del chiflo del afilador con el que no paraba de dibujar en el aire en ambas direcciones su tonalidad. A esto le seguía su incansable voz: “el afilaooooor” “se afilan cuchillos, navajas, tijeras,…” “Señora, el afilaooooooor”.
Algo mágico producía ese sonido en las mujeres del pueblo porque todas rebuscaban en los cajones de sus casas algún objeto digno de ser afilado.
El afilador, hombre curtido por su trabajo y por las inclemencias del tiempo que tenía que soportar, aparecía en su vieja motocicleta con la que se trasladaba de pueblo en pueblo. Enseguida preparaba su artilugio y empezaba dale que dale a la rueda de afilar, mientras iba saludando a las señoras con su acento gallego y un surtido de piropos que había ido adquiriendo al rodar por esos mundos.
Entonces empezaba lo peor, el sonido infernal que producía el metal al pasar por la rueda de piedra hacía que hasta los perros corrieran a buscar un lugar seguro. También las mujeres asustadas por las chispas que producía el metal al pasar por el esmeril se alejaban formando un corro. En cambio, él, sabiéndose admirado, recibía en su cuerpo, sin ninguna protección, el chorro de fuego con una ancha sonrisa; parecía inmune al calor que el metal iba adquiriendo y a aquel haz de rayos que por momentos devoraba sus manos.
Siempre tardaba un poco más en afilar el cuchillo o las tijeras de la agraciada Dolores, los mimaba, los acariciaba como si de una joya se tratase y se los entregaba con novelescos requiebros que a ella le hacían enrojecer.
Un día la ilusa Dolores lo esperaba con un simple hatillo de ropa a las afueras del pueblo, atrás dejaba marido e hijos por unos sueños de ver mundo junto al dueño de las hermosas palabras que habían calado en su corazón. Al verla, a él se le mudó el color y se le tragó la voz. Ella, que no estaba dispuesta a hacer ascos a detalles tan simples, se colocó como pudo en la parte de atrás de la motocicleta y juntos salieron a recorrer pueblos.
Hacía tiempo que en la cabeza del afilador revoloteaba la intrépida Dolores, pero también estaba su mujer, la dulce gallega madre de sus hijos, a la que no estaba dispuesto a dejar. Ninguna de las dos sabría que compartían marido hasta que, pasados los años, él falleció.
Duele sentir ese frío. Pero dar por sentado, no es buena idea.
ResponderEliminarUn saludo
Buen relato y bien narrado.
ResponderEliminarBesos.
Seria una ironia decir que "la apuñalaron por la espalda"?
ResponderEliminarno se por qué los afiladores tienen tan mala prensa. Creo que es porque la gente le teme no solo a los cuchillos sino a la cara que ponen esos tipos cuando los afilan. je
ResponderEliminarrespecto a dolores dos cosas: le hizo honor al nombre, y el afilador dio un corte al asunto
respecto a la foto: parece la bandera argentina
Recuerdo que mi abuela cuando oía al afilador nos hacía poner un paño en la cabeza y bailar:) Decía que eso traía buena suerte.
ResponderEliminarAl parecer, Dolores, no pudo tenerla peor:( Pobre mujer...
Buen relato
Besos
El sonido del afilador me trae muchos recuerdos. Un beso.
ResponderEliminarMe ha encantado la narración del Relato, el trasfondo y asombrado el final.
ResponderEliminarMuy buen trabajo.
Un abrazo.
Jajaja!! El afilador pasa casi a diario por mi casa, de hecho antes de que hubiera crisis ya pasaba... Mi gato no sabés cómo gruñe cuando escucha su chiflido, me hace mucha gracia.
ResponderEliminarQué linda entrada!!!
Un besito
Pilar, a veces somos los dueños de nuestros relatos y otras son los relatos los que nos llevan.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)
Macondo, me alegra que te guste.
ResponderEliminarBesos^^
Dur, no es ninguna ironía, la investigación está abierta y tal vez lleguen a esa conclusión.
ResponderEliminarBesos :)
Garriga, no sabía que los afiladores tuvieran mala prensa, si es así con mi relato no contribuyo a mejorarla. Que Dolores se llame así no es una casualidad sí lo es lo de los colores de la bandera Argentina, me alegro.
ResponderEliminarTriniReina, me has hecho sonreír al imaginaros con un paño en la cabeza bailando, ¡qué simpático!
ResponderEliminarBess^^
Susana, recuerdos que parecen empiezan a ser una nueva realidad.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Pedro Luis López Pérez, gracias por tu reflexión sobre el relato.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Eva Letzy me agrada tu paso por aquí. Los gatos son muy sensibles y al tuyo no le gusta nada ese afilador.
ResponderEliminarBesos^^
...Y es que los gallegos, afiladores o no ¡tenemos una labia! Sospechan que en Marte hay ya algún afilador.
ResponderEliminarBesos.
¡Madre de dios!
ResponderEliminarEl afilador mató a Dolores, mal plan.
Buen relato, pero no esperaba el final cruento je.
Saludos.
andré de ártabro ¿en Marte un afilador? Supongo que estará encantado rodeado de marcian@s a los que contar sus historias.
ResponderEliminarUn abrazo:)
la MaLquEridA, bueno no se sabe a ciencia cierta si fue él aunque tiene muchos boletos.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Bien has encontrado. Un final triste. Inesperadamente. Historia de la vida escrito bien. Me encanta y leer con placer. Y espero que lo entiendan muy bien lo que envíes. Buenos pensamientos!
ResponderEliminarUn comienzo totalmente cierto, la necesidad obliga y el relato muy bueno, con final triste pero bien hilvanado.
ResponderEliminarGracias por el comentario en mi blog.
Me encanto esta entrada! Es que muchos tendremos que regresar a realizar "viejos oficios", costura, remiendos, zapatero, en fin. Y no veo nada de malo en eso.
ResponderEliminarMe trae gratos recuerdos el sonido inconfundible del afilador. Escribi de eso una vez, y encontre la "musiquita" en youtube. Me sorpendiste con el relato, muy bueno!!
un abraXo!
Yo creo que Dolores se mató ella...No veo al afilador con tanto carácter. Aquí todavía vienen a veces (los afiladores). Se oye la música y te vas de viaje a la infancia. Me ha gustado mucho el relato, la imagen de Dolores subiendo a la motocicleta porque no le hacía ascos a detalles tan simples me encantó :)
ResponderEliminarCuando haces la remembranza de los antiguos oficios, me he recordado uno casi extinto, que ahora solo lo veo en pequeños pueblos, el de la carretilla de helados con su campanita, …y si bien en es cierto que en época de crisis, se buscan alternativas, … me gusta como has llevado al relato, se siente tan real, el afilador, tal cual, hasta llegar a Dolores, “ilusa”, y es que de una u otra forma, a veces los halagos envuelven, sólo que ella si no midió ni lo que dejaba, ni lo que lo esperaba,…Un fuerte abrazo y genial fin de semana
ResponderEliminarCristian Lisandru al menos tú puedes leer y escribir en español, yo no lo puedo hacer en tu idioma; si sigo tu blog es gracias al traductor y no es lo mismo, pero algo es algo.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Chary Serrano gracias a ti por dejar tu huella por aquí.
ResponderEliminarFeliz fin de semana:)
Alma de Adra, tal vez tengas razón que Dolores se mató ella sola, la verdad nunca se sabrá, faltan pruebas y el relato está cerrado.
ResponderEliminarUn abrazo Alma:)
SOLO DE INTERES, interesante comentario como siempre, reflexionando sobre todo el desarrollo del relato, te lo agradezco.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y también para ti un genial fin de semana :)
Marilyn Recio, regresar a los "viejos oficios" en este país de vaivenes temporales puede ser una vuelta al punto de partida. Los jóvenes ya no los conocen, pero los abuelos pueden ser grandes maestros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo:)
Querida Muchacha
ResponderEliminarSólo para agradecerte tu comentario en mi blog. Tu escribes muy bien y me encantaría que visites mi otro blog,titulado "POEMAS" donde desde hace tiempo publico más poemas, creo que te gustarán.
El enlace para entrar lo encontrarás en el blog que ya conoces.
Un beso desde Buenos Aires, Argentina para ti.
Federico
Federico L.M. de Luque he visitado tu blog POEMAS y me has dejado anonadada, lo mío es llenar ratos de ocio y tiempo libre, puro entretenimiento, pero tú ¡qué gran poeta eres! En el intercambio salgo ganando y me enorgullece que te pases por aquí.
ResponderEliminarUn beso para ti:)
Que delícia passar aqui para ler-te... fez-me lembrar os tempos de minha infância em que ouvia o amolador de facas e tesouras no final da minha rua... amoladooooooooooooor... e o som da amolação se fazia agudo em nossos ouvidos.
ResponderEliminarObrigada por sua visita ao Sedimentos.
Bom domingo.
Beijo carinhoso.
teca una delicia es para mi encontrarme con tu comentario.
ResponderEliminarUn beso^
A mi me encantaba el sonido del afilador, eran los sonidos de la infancia,dicen que los afiladores son de Orense en su mayoría, es una lástima que ya no se oigan tanto como antes, la cultura de lo desechable poco a poco ha ido ganando terreno a lo duradero, a lo que se hacia para para siempre...
ResponderEliminarun cordial saludo
Maria Candel parece que vamos a recuperar sonidos que creíamos perdidos, !tiempo al tiempo!
ResponderEliminarSaludos y feliz domingo:)
Es gratificante que la gente rescate el ingenio y no se rinda. Son un ejemplo.
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
La Perfidia Canalla, gracias por dejar tu huella por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Gracias, M.P. por llegar hasta mi blog dejando tu huella, y de la mano de nuestra amiga Rebecca, me alegra mucho descubrirte, porque veo que tienes un bonito blog, me quedo viéndolo con tu permiso, para ir descubriendo tus letras.
ResponderEliminarUn beso.
Todo tuyo María, gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Se va a volver un poco a los tiempos de antes, :)
ResponderEliminarMaldita sea!
Besos.
Ohma, es lo que parece.
ResponderEliminarBesos^^
Lo peor de todo, es que ese tipo de apuñalamiento parece ir in crescendo, es de lo mas comun saber de historias de traicion asi... aunque no siempre con cuchillos es la puñalada.
ResponderEliminarUn gusto!
Syd, gracias por pasarte por mi blog. "No siempre con cuchillos son las puñaladas" para pensar.
ResponderEliminarSaludos:)