Ir al contenido principal

Celos que matan

El hombre que me enamoró era inteligente, apasionado y divertido. Nos conocimos en 5º de Derecho y cuando él encontró un buen trabajo en un bufete de abogados decidimos casarnos. Yo podía quedarme en casa. Al principio todo fue muy bonito, pero poco a poco se fue desmoronando con las broncas que me montaba porque miraba a este o sonreía a aquel... Hasta el día que empezó a golpearme cegado por sus celos irracionales.
Hoy, cortando definitivamente todos los hilos de mi destino me ha gritado: ¡En adelante no saldrás de casa, así podré estar tranquilo!
En el aire ha quedado el retumbar del portazo habitual. No puedo aguantar más y en mi interior algo se quiebra violentamente. Mi cara se queda desencajada, mis piernas se doblan y todo mi ser es un ovillo. La visión empañada me impide distinguir esa sombra que se me aproxima, oigo su voz queda diciéndome:
—Mamá...
—Mi niño, pero estás aquí, en mi habitación.
—¿Por qué papá es malo?
—Papá no es malo, nos quiere mucho.
—Tú siempre dices que no diga mentiras.
¡Cuánta desdicha en la mirada de mi pequeño! Es el acicate que me activa y me hace sentir viva. Si consiento que mi hijo pase por esto, será mi peor condena. Trago saliva y parpadeo intentando frenar las lágrimas que se deslizan por nuestros rostros abrazados.
Lo acaricio, le miro a los ojos y le digo:
—¡Vámonos!
Lo cogí en mis brazos y nos fuimos de su vida como quién se va de una frase.

Safe Creative #1903010109963

Comentarios

  1. Os dejo mi saludo y agradecimiento por todas las visitas que me hacéis y los maravillosos comentarios que me dejáis. Hoy el reto habla de celos y mis palabras han pintado el lado tan triste que acarrean los celos enfermizos. En contraste, en nuestras calles se vive la fiesta del carnaval que imagino estaréis disfrutando.
    Que paséis un feliz fin de semana os deseo con todo mi cariño :)

    ResponderEliminar
  2. Una triste realidad muy bien plasmada Maria Pilar, un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Toda la impotencia, la vergüenza y la angustia de una realidad quizás demasiado cotidiana desgranado sin necesidad de imágenes crueles, un enorme texto.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Ese final es el justo para comenzar.

    Beso Pilar

    ResponderEliminar
  5. Completamente de acuerdo con el final
    Es una decision que lamentablemente no todas las mujeres asumen
    Cariños

    ResponderEliminar
  6. El relato, María Pilar es ¡magnífico!.

    Un beso y muy feliz carnaval

    ResponderEliminar
  7. Enfermizos celos, crueles y viles en alguien que puede abusar de su poder y no tratar de curarlos...he leído que se trata de personas inseguras y lo difícil es que lo reconozcan.
    Buen post, querida.

    tRamos

    ResponderEliminar
  8. No todo el mundo puede salir de esa esclavitud, lo has contado muy bien.

    Besos.

    ResponderEliminar
  9. Valiente! Ahora comienza la batalla moral y legal.

    Besos.

    ResponderEliminar
  10. Muy triste. En estos casos, lo único que puede hacer la víctima es ponerse a salvo y denunciar.
    Con el paso del tiempo, cuando ella consiga superar la rabia, la pena, el enfado, la vergüenza ante sí misma y ante los demás por no haber podido reaccionar a tiempo, el sentimiento de culpa por haber estado enamorada de un hombre que la maltrataba, etc. podrá abandonar la posición de víctima pasiva, deslindar su propia participación en los hechos, perdonarse y, sobre todo, no repetir.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  11. Uy muy buena historia aveces los celos y el miedo destruyen el amor

    ResponderEliminar
  12. Qué manipuladas están las mentes de esas pobres mujeres, como para interpretar erróneamente lo que para un niño resulta tan evidente. Qué bien reflejado, María Pilar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Duro relato!!.

    Besos.

    ResponderEliminar
  14. Una enfermedad con un previsible muy mal desenlace en la mayoría de los casos, la medicina mas aconsejable se llama: KELEDEN.

    ResponderEliminar
  15. Sobre estos temas nunca sé lo que decir, pero me llegan al alma.

    Bien escrito y como siempre... transmitiendo flor de piel...

    Besos apretaos, María Pilar.

    ResponderEliminar
  16. Pilar, claridad rotunda en tu relato, amiga...El espíritu del ser humano es libre y nunca debe sentirse esclavo, dominado o arrastrado sin remedio por las circunstancias...En este caso una mujer víctima de los celos. Tiene en sus manos su propia vida y la de su hijo y es importante tomar una decisión de libertad. Mi felicitación y mi abrazo grande, amiga
    M.Jesús.

    ResponderEliminar
  17. Muy real en estos tiempos,lamentablemente,abrazos

    ResponderEliminar
  18. Los celos son una enfermadad de gente insegura y no significan amor, sino un insano deseo de posesión. Al menos, eso es lo que creo. El amor tiene que estar basado en el respeto y la confianza mutuas.

    ResponderEliminar
  19. Para mi los celos son algo incomprensible e incompatible con el amor. No hay otra solución que la que le das a tu historia: ¡Vámonos!

    Un buen contrapunto para estas fechas, María Pilar.

    Besos

    ResponderEliminar
  20. Hola, María Pilar.

    Los celos son una enfermedad, pero dañan a los que están sanos.
    Me ha puesto los pelos como escarpias.
    Felicidades, escritoraza.

    Un beso enorme, preciosa.

    ResponderEliminar
  21. Como decía aquél famoso cantaor de flamenco Pepe Pinto en una de sus canciones: "Los celos son un martirio pal que lo siente de verás, son como un triste delirio que le quitan la vida a cualquiera".

    Besos Pilar.

    ResponderEliminar
  22. Hola María Pilar, buenas noches,
    un momento duro,
    las decisiones nos marcan, y en este caso no solamente a uno...
    gran relato.

    Te deseo una excelente semana
    un beso

    ResponderEliminar
  23. Hola María del Pilar. Un texto lleno de amargura y a la vez amor hacia ese ser que sufre con la madre los celos de un hombre. Lo mejor que ha podido hacer esa mujer y madre, ponerse a salvo ella y su hijo. Los celos son las peor de las enfermedades porque pueden llegar a matar si no se sabe reaccionar a tiempo.
    Muy bueno tu escrito y un gran ejemplo para muchas personas que sufren en sus propias carnes y las de sus hijos estos maltratos por celos o cualquier otra cuestión.
    Saludos y abrazos

    ResponderEliminar
  24. Tu relato recoge muy bien el infierno que se instaura cuando un celoso anda cerca, tanto para el celoso como para los que viven a su alrededor.
    Ojalá mantengamos siempre lejos ese sentimiento opresivo que llena el alma de asechanzas y temores, roba la alegría y corroe las relaciones.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  25. Como decía Cervantes:
    "Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta."
    Un Relato lleno de amargura e intensamente expresado con la mejor decisión final.
    Abrazos y Besines.

    ResponderEliminar
  26. Cierto que la mirada de un niño puede ayudar a la valentía perdida por algo que se vino en denominar amor. No obstante, antes, mucho antes de este hecho se debe reaccionar ante la incomprensión y las falsas disculpas de ese "querer" que denosta la personalidad, destruye el amor y llega a matar, primero el alma y después el cuerpo. Consentir la ignominia debe considerarse como un acatamiento a la perversidad de quien hace el mal. Un relato tan actual como escalofriante.

    Un cariñoso abrazo, querida María Pilar.

    ResponderEliminar
  27. Buena decisión, quedarse en esa casa sería como cruzarse de brazos.
    Qué bien lo cuentas, Pilar, he visto a esa mujer acurrucada en el suelo y a ese niño acercándose...
    Un besote grande.

    ResponderEliminar
  28. Buena decisión, quedarse en esa casa sería como cruzarse de brazos.
    Qué bien lo cuentas, Pilar, he visto a esa mujer acurrucada en el suelo y a ese niño acercándose...
    Un besote grande.

    (No sé por qué no me deja... me veo obligada a hacerlo con la de antes...)

    ResponderEliminar
  29. Lo has escrito con una realidad tan aplastante, que fue como si me pusiese en la piel de tu protagonista y sintiese angustia.
    Tiene que ser horroroso pasar por una situación así. Los celos arruinan cualquier relación de pareja.
    Lo mejor, es huir de ella.
    Te dejo cariños en un fuerte abrazo.
    kasioles

    ResponderEliminar
  30. Los celos son esos intrusos que se interponen entre dos personas hasta que consiguen deshacer cualquier relación.
    Lo has contado tan bien que he vivido cada momento y sentido cada angustia.
    Enhorabuena.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  31. A veces lo unico que se puede hacer es cerrar una puerta, abrir otra, y echarse a la calle... No hay otro camino...

    Un abrazo, amiga

    ResponderEliminar
  32. Las mujeres en ocasiones pensamos que los celos son románticos, se intenta justificar pensando que son normales cuando quieres o te quieren. Al principio el maltrato es psicológico porque te manipulan, cuando el control se convierte en conflicto hay que tener valor para dar un paso adelante y no siempre es fácil, la mayoría de las veces el valor viene dado por el sufrimiento de otros, en este caso por lo que más quieres...
    De cada uno de tus escritos se podría hacer una novela, lenguaje sencillo y protagonistas bien dibujados. ¡Enhorabuena!!!

    ResponderEliminar
  33. Pues lo cierto es que a veces hombres y mujeres ven los celos como muestra de amor. En algún momento, un cierto temor al rival puede darse, pero lo que no puede ser es aceptarlos como algo cotidiano, que se convierte en enfermizo, dando al que los padece una especie de carta de propiedad sobre la otra persona y limitando, incluso, su libertad. No hace mucho escuché una frase que ilustra bien estas palabras. Venía a decir algo a sí como que nunca debe haber motivo para los celos: si tu pareja vuela, déjala hacerlo, quizás no vuelva, pues nunca fue tuya, y… ¿Quién quiere estar con quien no le corresponde?
    Un saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso