Cardini Spañoleto ̶ su verdadero nombre era Aitor ̶ había llenado el Madison Square Garden precedido por su gran fama de mago ilusionista. Sus trucos tenían magia e inteligencia y engañaba y divertía a la par.
Hoy era el gran día de la representación tan anunciada con truco nuevo incluido. Cuando las luces se apagaron y quedaron solo las de emergencia y las que lo enfocaban en el escenario, sintió la atracción de alguien que desde las gradas ejercía una influencia sobre él. Le hacía perder concentración. Era la misma atracción que lo inexplicable de sus actos ilusorios ejercía en las multitudes que lo seguían allá donde se presentaba.
Abrió su maletín para que todos comprobasen que estaba vacío y al cerrarlo se encendieron las luces del pabellón. Lo abrió y lo cerró varias veces repitiendo el mismo efecto de luces. Los destellos de las joyas resaltaban la belleza de Nerea sentada como una espectadora más entre las primeras filas del graderío. Su mirada curiosa y expectante le daba un aire de juventud a su madurez actual. En los metros que los separaban estaban todos los kilómetros recorridos durante tantos años y le pareció que el tiempo había dado marcha atrás. La herida que había creído cerrada era más profunda de lo que pensaba. Abrió una vez más el maletín y un clamor se extendió por todo el pabellón ante lo que allí vieron a la par que una señora gritaba: ¡Mis joyas!¡Es mi gargantilla!
La recibiría en el camerino para devolvérsela por el gran valor que tenía. Los de seguridad la acompañaron hasta allí y así pudo seguir con su magistral actuación sin ningún temor a un fracaso estrepitoso por el nerviosismo que le imponía su presencia.
Aunque no lo había querido reconocer, siempre había sabido que algo así sucedería. Por lo demás, el caso había prescrito.
La quería como a ninguna otra había querido jamás y se lo merecía todo. Por eso lo de las joyas de "esmeraldas de calidad excepcional con brillantes", decían los periódicos del día siguiente sobre el gran robo que se había llevado a cabo en una importante joyería vitoriana. "Una banda organizada del este, muy peligrosa".
Su trabajo de barrendero municipal no le dio a ella el menor motivo para desconfiar del regalo, con lágrimas emocionadas le agradeció que se desprendiera del tesoro más valioso que le había dejado en herencia una tía abuela viuda de un capitán de marina mercante.
Él solo, con sus excepcionales dotes de observador, la habilidad de sus dedos y su concentración mental, había dado limpiamente el golpe sin despertar la menor sospecha.
Hasta entonces, los juegos de prestidigitación e ilusionismo lo habían ocupado horas y horas. La capacidad de concentración era un rasgo de su carácter que siempre lo había acompañado y que los demás, viéndole tan introvertido y solitario, lo achacaban a una rareza de carácter. Su aspecto bonachón y su amabilidad siempre lo habían protegido, pero se preguntó: ¿Quién lo protegería cuando ella saliera a la calle luciendo esas joyas ahora que todo el mundo las había visto en la prensa? Esa misma noche desapareció y las lágrimas de Nerea cerraron el estuche durante años.
Hoy era el gran día de la representación tan anunciada con truco nuevo incluido. Cuando las luces se apagaron y quedaron solo las de emergencia y las que lo enfocaban en el escenario, sintió la atracción de alguien que desde las gradas ejercía una influencia sobre él. Le hacía perder concentración. Era la misma atracción que lo inexplicable de sus actos ilusorios ejercía en las multitudes que lo seguían allá donde se presentaba.
Abrió su maletín para que todos comprobasen que estaba vacío y al cerrarlo se encendieron las luces del pabellón. Lo abrió y lo cerró varias veces repitiendo el mismo efecto de luces. Los destellos de las joyas resaltaban la belleza de Nerea sentada como una espectadora más entre las primeras filas del graderío. Su mirada curiosa y expectante le daba un aire de juventud a su madurez actual. En los metros que los separaban estaban todos los kilómetros recorridos durante tantos años y le pareció que el tiempo había dado marcha atrás. La herida que había creído cerrada era más profunda de lo que pensaba. Abrió una vez más el maletín y un clamor se extendió por todo el pabellón ante lo que allí vieron a la par que una señora gritaba: ¡Mis joyas!¡Es mi gargantilla!
La recibiría en el camerino para devolvérsela por el gran valor que tenía. Los de seguridad la acompañaron hasta allí y así pudo seguir con su magistral actuación sin ningún temor a un fracaso estrepitoso por el nerviosismo que le imponía su presencia.
Aunque no lo había querido reconocer, siempre había sabido que algo así sucedería. Por lo demás, el caso había prescrito.
La quería como a ninguna otra había querido jamás y se lo merecía todo. Por eso lo de las joyas de "esmeraldas de calidad excepcional con brillantes", decían los periódicos del día siguiente sobre el gran robo que se había llevado a cabo en una importante joyería vitoriana. "Una banda organizada del este, muy peligrosa".
Su trabajo de barrendero municipal no le dio a ella el menor motivo para desconfiar del regalo, con lágrimas emocionadas le agradeció que se desprendiera del tesoro más valioso que le había dejado en herencia una tía abuela viuda de un capitán de marina mercante.
Él solo, con sus excepcionales dotes de observador, la habilidad de sus dedos y su concentración mental, había dado limpiamente el golpe sin despertar la menor sospecha.
Hasta entonces, los juegos de prestidigitación e ilusionismo lo habían ocupado horas y horas. La capacidad de concentración era un rasgo de su carácter que siempre lo había acompañado y que los demás, viéndole tan introvertido y solitario, lo achacaban a una rareza de carácter. Su aspecto bonachón y su amabilidad siempre lo habían protegido, pero se preguntó: ¿Quién lo protegería cuando ella saliera a la calle luciendo esas joyas ahora que todo el mundo las había visto en la prensa? Esa misma noche desapareció y las lágrimas de Nerea cerraron el estuche durante años.
Muy bonito, eso es regalar la luna. Besicos.
ResponderEliminarEl ilusionista regaló su culpabilidad que quedó a la vista de todos, la única que desconocía el origen del regalo era Nerea, me ha gustado mucho el relato María Pilar.
ResponderEliminarBesos.
Es que estos magos son unos iluminados; por eso son magos. Los hay que se lo trabajan también que en vez de trucos, parecen milagros.
ResponderEliminarBesos.
Me gustan tus relatos, mucho.
ResponderEliminarUn beso
El amor le nublo la capacidad de pensar y razonar, lo entrego todo para nada. Se le toma afecto al mago. Y a ti admiración por lo bien que escribes.
ResponderEliminarUna maravilla,abrazos
ResponderEliminarEran las joyas o él, ella no eligió.
ResponderEliminarUn abrazo
El amor es más fuerte que la inteligencia, aquí nos lo muestras con claridad...Ese mago podía hacer maravillas, pero quedó eclipsado por una mujer y le entregó las llaves de su libertad...Cuando se dió cuenta de ello tuvo que escapar para seguir siendo dueño de si mismo...Una historia contada con sensibilidad, maestría y naturalidad. Mi felicitación y mi abrazo grande por tu buen hacer, Pilar.
ResponderEliminarM.Jesús
Se me olvidaba decirte, que esa imagen que nos dejas es una preciosidad...De lejos es la cara de una mujer y de cerca todo un mundo submarino...Asi es la vida, a veces debemos mirar la realidad desde diferentes puntos de vista para entender el significado real y profundo...Gracias Pilar.
ResponderEliminarUy que tierno, me fascino. Te mando un beso
ResponderEliminarRegalar fue renunciar.¡Qué loco es el amor!
ResponderEliminarEs estupendo tu relato, María Pilar. : )
ResponderEliminarMuchos besanises.
Tienes un gusto extraordinario para escoger la imagen que acompaña a tu bonita historia.
ResponderEliminarPor amor se hacen muchas cosas, ya sabes que el corazón tiene razones que la misma razón no puede entender, por eso ha tenido que pagar un precio demasiado alto para poder alcanzar su libertad.
He pasado un buen rato leyéndote.
Cariños en el corazón.
kasioles
Te dejo cariños en un fuerte abrazo.
Como siempre enganchas al lector y cada uno puede sacar su conclusión. Para mi, en este caso, es que no fue sincero y le expresó sus sentimientos, si amas no necesitas joyas porque la persona amada es el mayor tesoro. Al final quizás cumplió su sueño de ser el mejor ilusionista pero, perdió algo muy importante, supongo que en la vida siempre tenemos que hacer elecciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola María Pilar,
ResponderEliminarbuenos días,
muy lindo relato,
amor o dinero (joyas) esa es la cuestión =)
fantástico como siempre.
Te deseo un excelente resto de semana
un cálido abrazo
Las locuras del amor. Qué bien contado, María Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
El amor es el que logra la magia
ResponderEliminarHola, María Pilar.
ResponderEliminarMe encantan los relatos que hablan de magos y de magia, así que puntuación doble para ti.
Es precioso, reguapa.
Besos.
La codicia se puso enfrente de un Idealista Amor.
ResponderEliminarCasualidades que hicieron destapar la verdad en el entorno del trabajo del mejor talento del Ilusionismo.
Joyas que llegan y hacen marchar un sentimiento entre lágrimas.
Precioso Relato, como siempre...Una maravilla.
Abrazos y Besines.
Bellisimo relato, amigo, pleno de magia, ternura y sentimientos... Bellisimo
ResponderEliminarUn abrazo
Lo peor es que seguro que Nerea hubiera sido mucho más feliz con un collar de cuentas de madera y con su mago al lado.
ResponderEliminarBesos
Lo más triste es que seguro que Nerea hubiera sido mucho más feliz con un collar de cuentas de madera y con su mago al lado.
ResponderEliminarBesos
Como siempre nos vas intrigando y sorprendiendo con el relato.
ResponderEliminarBesos
Es un relato que te mantiene expectante, es muy mágico, saludos desde El Blog de Boris Estebitan.
ResponderEliminarLas perlas son lágrimas, estas especialmente.
ResponderEliminarBesos
El amor regala sin medida. La inocencia y las inmensas ganas de agradar al amado es el inicio de la soledad forzada. En meses, años o toda una vida no se podrán tener el uno al otro. Tratar de lucir una muestra de amor induce a cometer errores tan burdos como pueriles. Un relato excelente.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida María Pilar.
Gracias por los comentarios tan animosos que me habéis dejado. Mi recuerdo y mi cariño para todos.
ResponderEliminarHola María Pilar, un buen relato en el cual me has tenido muy bien entretenida. ¿Quién lo podía sospechar?
ResponderEliminarQuiso ser Mago del engaño y si quedó sin magia.
Gracias
Un gran abrazo.
Sor.Cecilia
Hola María Pilar, un relato que engancha. Por amor se hacen las mayores locuras aunque estas hagan desaparecer el amor. La magia del amor está en la sencillez y el un dar y recibir , pero no joyas que el amor en sí es la más preciada de las joyas.
ResponderEliminarSaludos y abrazossssssssssss
El robo sería perfecto excepto que ella era muy bonita y las joyas llamarían la atención. Las ganas de hacerla feliz lo llevaron a una mala salida tanto para él como para ella.
ResponderEliminarExcelente relato Maria Pilar!!
Un abrazo.
Eso le pasó por regalar lo que no era suyo jejeje, muy buen relato, Pilar.
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias por tus cariñosas palabras en casa!!
¿No conocías esa faceta? Tengo varias poesías publicadas en mi blog
en etiqueta "poemas" aparecen o n etiqueta Marianne Gambell, por si
quieres mirara algo de eso, sin ninguna obligación, desde luego.
Besotes y muy buen fin de semana
Venía a agradecer tus letras en mi espacio y buscaba una reciente publicación, pero trabajo me ha costado llegar hasta aquí, no te encontraba.
ResponderEliminarAhora no me voy sin desearte un buen fin de semana y dejarte un fuerte abrazo.
Kasioles