Ir al contenido principal

Mujeres que pisan fuerte

 RETO: ESCRIBIR UN MICRORRELATO
CON UNAS FRASES AL AZAR DEL LIBRO: Alicia en el País de las Maravillas
Alicia estaba ya tan acostumbrada a que todo cuanto le sucediera fuera algo extraordinario, que le pareció de lo más soso y estúpido que la vida siguiera por el camino normal, pero terminó aceptándolo y más cuando ya no era la joven que fue sino que vivía en un cuerpo de mujer ya cumplidos los cincuenta. 

Se daba por lo general muy buenos consejos a sí misma, aunque rara vez los seguía, como esa dieta que se había propuesto, en realidad no la cumplía por simple pereza, se justificaba diciendo que a ella le gustaba lo natural como la vida misma. 

Se encontraba en la cocina dando vuelta a la tortilla de patata que preparaba para la cena cuando oyó que Tom entraba. Tras largos años de convivencia, hasta esos detalles tan nimios, como el ruido que hacía al abrir la puerta, le informaban que era él. Siguió poniendo todo el entusiasmo en la realización de su obra. En eso, Senen, el cocinero del Sagartoki, le llegaba a la altura del tobillo. ¡Con tantos miles de euros del dinero público puestos para el premio! ¿Cómo le iban a dar el Guinness World Records? Si la tortilla no lleva euros; solo patatas, huevos, aceite de oliva y sal. Como la hizo ella cuando se presentó al concurso de las fiestas de su barrio, Judimendi. Porque Alicia no tenía la menor idea de lo que era la latitud ni tampoco la longitud, pero le pareció bien decir unas palabras tan bonitas e impresionantes al recoger el 1.º premio: 
«Gracias, y espero que todos disfrutéis de un plato tan exquisito como lo es la tortilla española hecha al estilo tradicional, con la textura ligeramente cremosa por dentro. Para chuparse los dedos». 

Absorta rumiaba estos pensamientos cuando alcanzó a oír los pasos que al atravesar el umbral se paraban. Por fin, el destello de unos ojos familiares empequeñecidos por las bolsas de los párpados. Tom, con toda su envergadura enfundada en sus 60 años, la estaba mirando muy nervioso, se retorcía las manos regordetas apoyado en el dintel. Tan solo dejó escapar un suspiro profundo.

«¡Curioso y más curioso!, —pensó Alicia volviendo tranquilamente a la tortilla—. Algo no va bien». 

Hasta que le oyó decir con voz ahogada: 

—Te voy a dejar, me he enamorado de otra. 

Supongo que ahora encontraré mi castigo ahogándome en mis propias lágrimas, ¿verdad?—le contestó, suspendiendo su labor y girándose para mirarlo de frente. —Para mí hace tiempo que te has ido. 

Aquí todos estamos locos, Alicia. Yo estoy loco y tú estás loca —dijo él tragando saliva. 

—A estas alturas de mi vida como que me da igual. Claro que son 20 años de amor, amor que era mantequilla de la mejor, donde yo puse el doble para suplir tu parte. Porque tú con arrebatarme la ropa en tus momentos de lujuria ya habías cumplido. Cuántas veces, cuando volvías a casa, sin quitarte el mono de mecánico manchado de grasa, me poseías aquí, en el suelo de la cocina. ¿Acaso yo no te correspondía con el mismo ardor apasionado? Claro que entonces mi piel temblaba con tan solo el roce de la tuya. Pero ahora, ¿en qué se parece un cuervo a un escritorio? Pues en eso nos hemos convertido tú y yo. 
 
La teoría del verdugo —siguió diciendo Alicia con una voz fresca —era que resultaba imposible cortar una cabeza si no había cuerpo del que cortarla, pues eso es lo que pasa aquí, no hay cuerpo del que cortar porque no queda nada del amor que hubo entre nosotros. El mando a distancia con el que ejercías el control sobre mis sentimientos hace tiempo que está desactivado. Recoge lo que tengas que recoger y si te apetece, te invito a un pincho de tortilla de despedida. ¡Ah! ¡Y necesitas un buen corte de pelo!

Comentarios

  1. Un saludo a todos los amigos y a los que os acerquéis por aquí. En este reto se trata de escribir una historia en un escenario y con unos protagonistas. ¡No puede faltar un cadáver! Aquí os lo dejo.


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha parecido genial María Pilar!, besicos.

      Eliminar
    2. Las frases en negrita son del libro Alicia en el país de las maravillas, mi particular homenaje a Lewis Carroll.

      Eliminar
  2. El relato es genial. Es como si ella hubiera abandonado el escenario que compartían y se hubiera trasladado a otro muy distinto, donde él ya no tiene ningún papel.
    Cuando eso sucede, aunque nos parezca mentira, da igual lo que la otra persona diga o haga con su vida, que nada nos conmueve ni preocupa. Y lo mejor, nada puede hacernos sufrir porque ya no nos toca nada de lo que tiene que ver con ella. El mando a distancia que ejercía control sobre los sentimientos ha quedado desactivado.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  3. Pues lo has conseguido, un argumento costumbrista con un final plausible. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Un cadáver bastante vivo. Todo pasa. Y lo nuestro es pasar (como dijo Machado).

    ResponderEliminar
  5. A veces, querida María Pilar, el tiempo y el amor son unos queridos enemigos que provocan un estado de impersonalidad que es desgarrado y duro. Jamás tendría que suceder, nunca se predijo estos extraños efectos, sin embargo, ahí se sostienen con unos débiles argumentos que refuerzan un cambio de actitudes nacidas, precisamente, de la convivencia. El cadáver debe esperar pero aparecerá.

    Un gran y cariñoso abrazo, querida María Pilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El cadáver ya se percibe. La relación que había entre ellos hace tiempo que está muerta. No hay cuerpo para cortar cabezas porque se ha volatilizado, porque han llegado a tal grado de distanciamiento en cuanto a los afectos, que no les conmueve lo más mínimo lo que diga o haga el otro.
      Gracias por tus atentos y ricos comentarios.
      Cariñoso abrazo Antonio

      Eliminar
  6. Magnífico relato, Pilar. Genial !!
    Mi admiración hacia tus letras!!
    Cariños!
    Lau.

    ResponderEliminar
  7. Uy la monotonía mata el amor y el respeto. Un buen relato que nos enseña algo que ocurre todo eltiempo. Te mando un abrazo y te me cuidas mucho

    ResponderEliminar
  8. Ay, que pena que estas cosas pasen... Y, además, con tanta frecuencia...

    Muy bueno el relato, amiga

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Reconozco que estoy últimamente muy poco original en mis comentarios a tus escritos, pero qué le vamos a hacer. Muy bueno, María Pilar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Como diría un castizo; "le echó cojones". Muy bueno.

    Besos.

    ResponderEliminar
  11. Pilar, tu relato, como bien dices nos deja un cadáver en el tiempo...El amor necesita cuidado y mimo, sino la rutina, la indiferencia y la frialdad lo va matando poco a poco...A veces nos empeñamos en hacer bien las cosas materiales, como la limpieza de la casa o una simple tortilla y nos olvidamos de los sentimientos, que van arruinando el alma, vacía de belleza y emociones...Mi felicitación y mi abrazo grande por esa profundidad, que siempre nos dejas, amiga.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  12. Un gusto de relato!

    Besos.

    ResponderEliminar
  13. Parece que el viento de la ilustración les trae una ráfaga de vida a los protagonistas de esta historia. Aunque la tortilla, como decía mi padre, por grande que sea solo te toca un trozo. Pero está tan rica que espero que la disfruten... la tortilla y la vida.

    ResponderEliminar
  14. Me ha gustado tu relato, hay muchas parejas que viven juntas y están muertas, descuidaron alimentar cada día los detalles que mantienen el amor vivo y en el caso de Alicia, ya no le importaba nada que su marido se marchara de casa. Lo bueno de su final...¡Y necesitas un buen corte de pelo! Cuántas mujeres van detrás de su marido diciéndoles ¡Cámbiate los calcetines o los calzoncillos!
    Un gran abrazo amiga y prometo cuidar mi salud.

    ResponderEliminar
  15. Como siempre un relato pleno de verdad y realidad latente.
    Hay veces que la Presencia es sinónimo de Ausencias y la cercanía de la más inmensa lejanía.
    La monotonía que pueden suponer los años de convivencia hay que suplirlos siempre con imaginación quinceañera...Como si esa Tortilla que estamos haciendo fuera la primera y en ella situemos toda nuestra Imaginación y Paciencia.
    Una maravilla de Relato.
    Abrazos y Besines.

    ResponderEliminar
  16. hola mp,
    buenísimo el cuento! sobre todo lo de "desactivado"
    Estos relatos me encantan!

    Me abriste el apetito a más!

    Buena suerte linda!
    un fuerte abrazo^^

    ResponderEliminar
  17. Duele cuando el amor acaba pero ¿para qué aferrarse? Hay que abrir las alas y volar.

    Beso María

    ResponderEliminar
  18. Inteligencia emocional por parte de Alicia.
    Un poco más y salta de alegría.

    Besos.

    ResponderEliminar
  19. Me gustan tus relatos en especial por cómo le vas aumentando el tono hasta llegar a su final. Al leer lo primero que me ha gustado ha sido "como el ruido que hacía al abrir la puerta, le informaban que era él" y ahí creo que está la clave de todo el relato, o al menos a mi me lo parece.

    Besos

    Luz

    ResponderEliminar
  20. Sobradamente has cumplido el reto, tu relato me parece entretenido y además refleja una triste realidad.
    Después de muchos años de convivencia, cuando nos creemos que lo hemos logrado todo, dejamos pasar los días inmersos en la rutina y eso es lo que acaba con cualquier matrimonio.
    El amor es una planta tan delicada...
    Te dejo cariños en un fuerte abrazo.
    kasioles

    ResponderEliminar
  21. ¡Es fantástico lo bien que escribes!.
    Con qué naturalidad y desparpajo acepta esta mujer las cosas... Fenomenal. Sí señor. A celebrarlo. Eso es sabiduría y sanísima aceptación :)

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  22. Está claro, no se merecía una tortilla hecha con tanto mimo. A enemigo que huye, puente de plata. ¡Ya habrá quien te valore a ti y a la tortilla!

    ResponderEliminar
  23. Bueno, pues afortunadamente no se lo tomó muy mal esta Alicia. Y es que el cadáver es el de ese amor que ya no existe, gélido y más que muerto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Mi admiracion Por una mujer que despues de 20 años de vida con un hombre puede llegar a ser sarcástica en una despedida de adios
    genial

    ResponderEliminar
  25. Hola María Pilar. Realmente un escrito muy bueno. Por lo que leo los dos estaban cansados de la rutina. Ella lo calló, él fue quien dio el paso adelante. Desde luego ella también tenía su orgullo y bien que hizo al decirle que le invitaba a un trozo de tortilla de despedida. :-) Y le indicó que le hacía falta un corte de pelo, como diciendo que no sabía cuidarse y si iba como un pincel era gracias a ella. Las mujeres somos así, intentamos aunque nos hagan daño que él vaya como un pincel.
    Yo le hubiera dicho: vale, pues si quieres cenar prepárate tu cena la mía ya la estoy preparando. Y compartiría la tortilla con el gato :-) Al enemigo ni agua jajajajaja.
    Ella le dio una buena lección y supo comportarse como si no le importara lo que terminaba de escuchar. Muy buenoooooooooooo.
    SAludos y abrazos

    ResponderEliminar
  26. Sobre estos temas, tendría mucho que opinar, pero créeme, mejor te digo que estoy completamente de acuerdo con el comentario d Karima, María Pilar.


    Besos apretaos

    ResponderEliminar
  27. Una mujer con las ideas claras, como debe ser.
    De que sirve gimotear por los rincones cuando tienes tan claro que no queda nada para recuperar?.
    Bien por Alicia y por ti que nos regalas este estupendo trabajo.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  28. Hola, María Pilar.

    Reto cumplido y con creces.
    Vaya mujer más chula, bien por ella y olé por ti.

    Besos, guapísima.

    ResponderEliminar
  29. Genial relato. Toda una mujer!
    Agradable espacio.
    Saludos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso