Ir al contenido principal

Proclama en busca de autor

¡Qué pesadilla de familia! ¡Qué matraca de canción! Los nietos, los hijos y hasta el abuelo con su bastón, todos a una como un hatajo de fantoches cantando sin ton ni son:
Soy un salero, azucarero
La batidora y una olla “express”
Chu, chu...
Caricaturizan mis sofocos, parodian mis pitidos irritantes, se burlan de las gotas que se escapan por mi válvula floja. ¡Qué horror!
Toda la vida trabajando para ellos, todos los días sudando la gota gorda a un ritmo frenético y, ¿para qué? Para que me torturen con ese soniquete, se me aflojen los tornillos y un día mi onda explosiva los atrape sin consideración. Nunca he pedido nada, ni gracias por los servicios prestados y eso que si no fuera por mí, quién los habría alimentado. Pero ya que se ponen, una pintura de mi orondo perfil en un bodegón, un poema que emocionase los sentires de mi alma agrietada o una partitura para cantarlo a ese ritmo lento tan diferente al mío... Estoy quemada, agobiada, a punto de estallar, los gases me colapsan y este es el gemido envuelto en lágrimas que sale de mi interior. Conozco bien mi destino y lo cumplo entregada al máximo como una gladiadora en la arena de mi coliseo particular, la cocina. Pero relegada a mi lugar de trabajo piensan que con cualquier cosa me han de contentar. No, yo no soy una mujerzuela de usar y tirar. 


Si Richard Pockrich encumbró al vaso con su sinfonía de cristal y Manolo Blahnik ha elevado al zapato a la categoría de obra de arte, ¿por qué yo no puedo tener mi autor? No me digáis que tengo ideas de bombero. Es lo justo, creo. Un Yuri Suzuki, por ejemplo. Admirador de las sonoridades domésticas, ¡qué no haría si se fijase en mí! Una mirada suya captaría mi esencia y la registraría en sonidos que provocarían el disfrute y la admiración.


De lo contrario, ¿os imagináis el mundo con un parón generalizado de las ollas a presión?

Safe Creative #1810018589973

Comentarios

  1. De mi parte merece todo el respeto y agradecimiento, me ha dado tiempo libre y buenos sabores, pero nunca hubiera sido capaz de escribirle una alabanza como la tuya, eres genial, ocurrente y agradecida jeje. Unos abrazos para ti y unos garbanzos para ella

    ResponderEliminar
  2. Para qué quiere un Yuri Suzuki teniendo a María Pilar.
    Me ha gustado mucho. En tu línea.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Genial, Pilar!! Un besote enorme para vos!!
    Lau.

    ResponderEliminar
  4. Uy que entrada más ocurrente y divertida. Te mando un beso

    ResponderEliminar
  5. ¡Cuidado, no se nos enfade doña Express y sus válvulas nos den un disgusto!

    Recuerdo aquel anuncio: olla a presión Magefesa, jamás puede explotar.

    ¡Gracias doña Olla por sus servicios y gracias a la autora del escrito!

    Besos, María Pilar.

    ResponderEliminar
  6. Llegó a mi vida el día que me casé, de parte de alguien que sabía lo que regalaba. Después de más de tres décadas en este matrimonio seguimos siendo tres. Yo no se estar sin ella. Pero creo que es una cuestión generacional.

    ResponderEliminar
  7. Tiene toda la razón, solo pide un poco del justo reconocimiento debido :)) ¡Un relato-reivindicación la mar de ocurrente, Pilar! Muy divertido.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Hola Pilar,pues yo le pondría un monumento!!por ese ahorro de tiempo,sobre todo cuando hacemos el pucherito.
    Muchos besos y miles de gracias:):)

    ResponderEliminar
  9. Nooo, que han sido demasiadas horas las que nos ha ahorrado
    Muy divertido!!
    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Qué original y qué bien llevado. ¡Me ha encantado!
    Te deseo unas preciosas fiestas en compañía de tus seres queridos. ¡Felices Navidades!
    Besitos.

    ResponderEliminar
  11. Te deseo:
    Que rias de los inconvenientes...
    Deja de lado al miedo y...Sé un poco ridículo...
    Lucha por la perfección......pero sin desgastarte tanto por alcanzarla
    La vida no es más divertida porque no dejamos que lo sea......así que, haz que sea!
    Y lo más importante:
    La vida no acaba en este instante...ni empieza mañana...
    ¡¡No para!!cada minuto estresado, es tiempo perdido...
    .
    Por eso, te deseo: un poco de locura y un poco de pureza para poder ver la vida diferente y mejor de lo que a veces realmente es...
    Y no olvides:
    ¡Sonríe! en la vida todo es mejor con un poco de alegría y...

    No dejes de soñar!!!!!!
    .
    Feliz Nochebuena Feliz Navidad!!!!!
    .
    Abu

    ResponderEliminar
  12. No se cocinar sin ella, me uno a ponerla en un pedestal. Precioso y muy original
    Un abrazo grande

    ResponderEliminar
  13. jajajaja divertido tu relato.

    No tengo olla presión jajajaja
    pero cocino igual sin ella, ahora bien, a mi sartén
    en la que no se pega la comida suelo agradecerle sus servicios.
    jajajaja.

    Besotes y muy Felices Fiestas para ti y los tuyos, Pilar.
    Muy Feliz Navidad y próspero año nuevo

    ResponderEliminar
  14. Muy buen texto María Pilar, y una gran verdad;; ¿qué seria de nosotros sin ella? la olla a presión..........

    ¡¡FELICES FIEsTAS EN PAZ Y ARMONÍA!!

    mariarosa

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —gritó Aur

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso