Querido Papá Noel:
Cuando llegué a esta ciudad la encontré hermosa. Los abetos emitían destellos a ritmo del palpitar de los corazones, las calles adornadas con guirnaldas y luces navideñas parecían las nuestras; hasta el frío era similar. Me sentí orgulloso de ser tu legítimo mensajero, porque… ¡Qué decirte de unos impostores “Papá Noel” diminutos que intentaban colarse por las ventanas! ¡Jo, jo, jooo! Mi duende travieso se despertó y, tan regordete y cachetón como soy, quise conocerla mejor.
Al pasar por delante de un bar me atrajo el bullicio del interior. Hablaban muy alto, a la vez que seguían ansiosos la TV.
— ¿Ha salido el Gordo? —preguntaban algunos.
Una amplia sonrisa me iluminó la cara. Pues claro que había salido, Rovaniemi quedaba muy lejos. Nunca, en ningún lugar del planeta, nos habían esperado con tanta expectación y eso era de agradecer.
De repente, rugieron a una sola voz: “¡El Gordo!”
Por fin me habían visto. ¡Qué fue aquello! Se abrazaban, saltaban, cantaban, atronaban los corchos de las botellas de champán… Feliz y contento le guiñé el ojo a un joven para darme a conocer. Me dio tal empujón que me hizo trastabillar; otros me zarandearon y patearon; a mí, un ser tan sensible. ¡Qué pesar me entró!
Una voz de entre la masa gritó:
— ¡Me ha tocado el Gordo!
Como para no tocar a nadie entre aquella barahúnda; pero por qué aireaba orgulloso aquel boleto con el número 71198. “Un viaje alrededor del mundo” —decía— “El coche de mis sueños”. Definitivamente, la situación era de locos.
— ¿Dónde ha caído el Gordo? — Me quedé aturullado.
Cómo preguntaban dónde había caído si lo estaban viendo. En medio de tanta asfixia perdí el gorro, la capa ribeteada de armiño y acabé con mis calzones rojos hechos jirones entre cajas y papeles de embalar; justo al lado de unos contenedores abarrotados y pestilentes desde donde te escribo. Necesito ayuda, Papá Noel. Siguen pasando como una exhalación tras un gordo que no soy yo. Surcos de lágrimas afean mis mejillas. Imposible competir con la magia de “alguien” que, sin dejarse ver, reparte tanta ilusión.
¡Feliz Navidad!
Nota: El Gordo es el primer premio de la lotería de Navidad en España.
Cuando llegué a esta ciudad la encontré hermosa. Los abetos emitían destellos a ritmo del palpitar de los corazones, las calles adornadas con guirnaldas y luces navideñas parecían las nuestras; hasta el frío era similar. Me sentí orgulloso de ser tu legítimo mensajero, porque… ¡Qué decirte de unos impostores “Papá Noel” diminutos que intentaban colarse por las ventanas! ¡Jo, jo, jooo! Mi duende travieso se despertó y, tan regordete y cachetón como soy, quise conocerla mejor.
Al pasar por delante de un bar me atrajo el bullicio del interior. Hablaban muy alto, a la vez que seguían ansiosos la TV.
— ¿Ha salido el Gordo? —preguntaban algunos.
Una amplia sonrisa me iluminó la cara. Pues claro que había salido, Rovaniemi quedaba muy lejos. Nunca, en ningún lugar del planeta, nos habían esperado con tanta expectación y eso era de agradecer.
De repente, rugieron a una sola voz: “¡El Gordo!”
Por fin me habían visto. ¡Qué fue aquello! Se abrazaban, saltaban, cantaban, atronaban los corchos de las botellas de champán… Feliz y contento le guiñé el ojo a un joven para darme a conocer. Me dio tal empujón que me hizo trastabillar; otros me zarandearon y patearon; a mí, un ser tan sensible. ¡Qué pesar me entró!
Una voz de entre la masa gritó:
— ¡Me ha tocado el Gordo!
Como para no tocar a nadie entre aquella barahúnda; pero por qué aireaba orgulloso aquel boleto con el número 71198. “Un viaje alrededor del mundo” —decía— “El coche de mis sueños”. Definitivamente, la situación era de locos.
— ¿Dónde ha caído el Gordo? — Me quedé aturullado.
Cómo preguntaban dónde había caído si lo estaban viendo. En medio de tanta asfixia perdí el gorro, la capa ribeteada de armiño y acabé con mis calzones rojos hechos jirones entre cajas y papeles de embalar; justo al lado de unos contenedores abarrotados y pestilentes desde donde te escribo. Necesito ayuda, Papá Noel. Siguen pasando como una exhalación tras un gordo que no soy yo. Surcos de lágrimas afean mis mejillas. Imposible competir con la magia de “alguien” que, sin dejarse ver, reparte tanta ilusión.
¡Feliz Navidad!
Nota: El Gordo es el primer premio de la lotería de Navidad en España.
Creo que el mejor regalo es el poder celebrar la vida. Por eso espero que estos sean días de celebración en ese sentido junto a vuestros seres más queridos y que ese espíritu nos acompañe a lo largo de todo el 2018. Gracias por estar, por ser como sois y porque habéis hecho que los lazos de la amistad trasciendan las pantallas hasta ese lugar de encuentro donde se hace realidad.
ResponderEliminarCon estas doce letras os digo: ¡Feliz Navidad!
María Pilar
Mil gracias por la felicitacion tan especial, celebremos la vida, agradezcamos cada amanecer y regalemos sonrisas. Yo tambien tengo para ti doce letras ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarFeliz Navidad Pilar!! Muchísimas felicidades para vos y los tuyos y muchísimas más gracias por haberme acompañado este año y por tu invaluable amistad.
ResponderEliminarBesotes!
Lau.
Te deseo que disfrutes de una muy Feliz Navidad, y que reine cada día de tu vida el Amor, la Paz y la Felicidad, no solo en Navidad.
ResponderEliminarBesos.
Feliz navidad
ResponderEliminarUn beso
Uy muy divertida historia navideña te mando un beso y feliz navidad
ResponderEliminarhttps://2.bp.blogspot.com/-uq_pqFWQMog/Wjm5i_OpTNI/AAAAAAAANw8/NKlyofuwyaonOtJA-HkzuTMA56vZM5ZugCLcBGAs/s1600/felicitacion%2Bde%2Bnavidad%2B%2B2018.jpg
¡Pobre Gordo!
ResponderEliminarReitero mis deseos de que pases unas muy Felices Fiestas en compañía de los tuyos, Pilar . Muy Feliz Navidad y próspero año nuevo. Besos
El sentido del humor que no falte.
ResponderEliminarUn placer haber seguido encontrándote por aquí otro año más, María Pilar.
Muy felices Fiestas y un 2018 repleto de cosas buenas, sobre todo de salud.
Un fuerte abrazo.
Cada nuevo día ya es un regalo, aunque no sea navidad.
ResponderEliminarTe deseo que pase unas felices fiestas.
Besos Pilar.
Me ha encantado.
ResponderEliminarTambién a tí Feliz Navidad
Felicidades,muy lindo abrazo.
ResponderEliminarFeliz Navidad!
ResponderEliminarFelices fiestas María Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
A estas alturas ya sólo puedo desearte un Feliz 2018.
ResponderEliminarBesos.
Dos seres imaginarios se confunden jeje un abrazo y Feliz Año!
ResponderEliminarHola Pilar,qué puedo decir sino que lo he pasado genial leyendo este gracioso y como siempre bonito y bien escrito.
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo amiga mía:):) Beso grande:):)
Aunque ando muy atareada, no podía dejar sin enviarte mis mejores deseos para que este NUEVO AÑO que está próximo a comenzar, te llene de bendiciones, amor, paz y felicidad.
ResponderEliminarCon todo mi cariño, recibe un fuerte abrazo de
Kasioles
Maria Pilar
ResponderEliminarMis deseos hacia ti nacen desde el corazón y son sencillos
Que logres serenidad y bienestar en tu vida y que se prodiguen a tu entorno
Que la salud te invada y mime
Que por lo menos algunos de tus sueños,o metas se realicen
Que siempre tengas un hombro donde verter tristezas o alegrías
Para ti y familia un fuerte abrazo
Buen Fin de Año
y
Prospero Año 2018
.
Abu
¡Que hermoo M. Pila es así, la naidad ya no es la misma, le hemos cambiado el sentido y hemos perdido las ilusiones.
ResponderEliminar¡¡FELIZ AÑO 2018!!
mariarosa
FELICES FIESTAS Y FELIZ 2018.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog y ¡cuidado con el Gordo!!
Besos