Desde mi nacimiento me condenan a esa marginación social donde cualquier intento de superación queda empañado por el desprecio de unos y la indiferencia de todos. Hija de madre retrasada y padre desconocido, algunos parecen disfrutar insultándome. Malas lenguas que resbalan y caen al barro.
Al salir del colegio, entre el jolgorio de los niños, madre me espera. No escucho su risa porque no sabe reír, ni las palabras de acogida que no sabe pronunciar, me bastan sus brazos acogedores para proporcionarme el sosiego que necesito. Entonces, la huelo; es el olor a madre. Esa madre que me presta los ojos con los que aprendo a moverme y me dice que los míos son azul cielo.
—¿Cómo es el color azul, mamá?
—Es la lluvia cuando nos moja el pelo y la cara.
En casa todo está en orden para que yo no me pierda, y cuando madre cierra las contraventanas, es la hora de acostarnos en el único catre que tenemos. Hecha un ovillo junto a su cuerpo tibio, los sonidos de la noche arrullan mi sueño.
La señora del pueblo para la que trabaja le pregunta qué sé hacer yo.
—Canta —contesta azarada madre.
—¿No le gustaría tocar el piano? Yo podría enseñarle. Además de guapa, parece muy lista, aprenderá pronto.
Ese día, madre tarda más que nunca en llegar. Al abrazarla, ¡un temblor bajo la piel! Sufre porque yo conozca otro mundo que lo prefiera a ella.
—Seré pianista, mamá, estarás orgullosa; y siempre me quedaré contigo.
(250 palabras)
Relato publicado en la revista ¡A ciegas! de El tintero de oro
Txoria Txori - Un pájaro es un pájaro
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango.
Eta nik...
txoria nuen maite.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era un pájaro.
¡Hola, Mª Pilar! Muy buen micro que además del mensaje de amor y superación nos lleva a otro tema en el que a veces no se repara como es la dependencia del cuidador respecto al cuidado. En este caso representada en esa madre, ese ángel de la guarda para la niña, que de repente siente el miedo no ya a que la niña salga del nido, sino que la misma llegue a no necesitarla. Es un sentimiento muy humano y que llevado al extremo nos trae el llamado síndrome de Munchausen. Un fantástico micro para el reto. Un abrazo!!
ResponderEliminarQué bien has captado ese aspecto en el que quería hacer hincapié. Por la economía de las palabras no sabía si había quedado claro.
EliminarGracias, David por tu tiempo para leer y comentar.
¡Un abrazo!
Te ha quedado perfecto María Pilar.
ResponderEliminarTal como han dicho en el comentario anterior, sobre el tema de la relación de dependencia entre cuidador y cuidado.
Un abrazo.
Te lo agradezco, Alfred. ¿Sabes? A veces no estamos del todo conformes con lo que escribimos y vuestra lectura nos ayuda, al menos a mí me pasa.
EliminarUn abrazo.
Hay personas generosas y la niña podrá disfrutar de un aprendizaje que asusta a la madre pero seguro que el amor que ha recibido nunca lo olvidará. Un relato precioso donde al amor está presente por tres lados. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ester, por tu lectura y mensaje.
EliminarUn abrazo.
Un arranque muy duro para un final esperanzador y un mensaje social entre líneas muy potente. Muy buen micro, M. Pilar. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, Marta.
EliminarUn abrazo.
Hola, María Pilar. Por desgracia somos así de crueles con quienes se salen de la normalidad que lo único que refleja claramente es nuestra propia miseria. Has sabido mostrar esa vida difícil pero le has dado un punto de esperanza. Es ciega, pero será una gran pianista. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Isan.
EliminarUn abrazo.
Y es que todo lo que se sale de la Campana de Gaus huele a sospechoso y el rebaño se protege de las singularidades,... magnifico y conmovedor relato.
ResponderEliminarMe gusta el símil de la Campana de Gaus.
EliminarUn abrazo.
Qué cantidad de sensaciones has sido capaz de meter en 250 palabras. Felicidades por tu micro, María Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta construir historias y esta, la verdad, se me iba de palabras; pero al final las 250 justas.
EliminarUn abrazo, Chema.
Hermosa historia con dos mujeres fuertes y luchadoras. Me ha encantado te mando un beso
ResponderEliminarGracias, Citu.
EliminarUn beso.
Hablar de cualquier forma de discapacidad siempre resulta más duro cuando concierne a los niños. Me ha gustado mucho la imagen que ha utilizado la madre para explicar el color azul a su hija. Se esfuerza en despertar sus otros sentidos para que perciba todo con igual intensidad. Enhorabuena
ResponderEliminar¡Qué alegría verte por aquí, Matilde!
EliminarGracias por tu lectura y comentario.
Un abrazo.
La sociedad que relatas es la que padece de ceguera ante la discapacidad de la niña. El olor a madre y el préstamo de los ojos de la madre es la esencia del relato, pero además, esa madre que su temor le niega a "soltar" a su hija.
ResponderEliminarUn relato amargo y duro, María Pilar.
Un abrazo, compañera.
Qué buena lectura, Isabel.
EliminarGracias. Un abrazo.
Esta unión materno-filial puede rozar el egoísmo por el temor a la supuesta pérdida de esa dependencia obligada.
ResponderEliminarSi el cuerpo del relato ya es muy bello de por sí, mucho más lo es ese final.
Un abrazo.
Gracias, Josep, por la lectura y el comentario.
EliminarUn abrazo.
Ella, pese a sus dificultades podrá ser lo que quiera en la vida. El vínculo de una madre y su hija nunca se perderá, aunque haya una dependencia de por medio. Un relato que llama al optimismo y superación. ¡Felicidades!
ResponderEliminarGracias RR_misterio por tu lectura y dejarme ese comentario tan optimista. Yo también lo veo así, a pesar de todo.
EliminarUn saludo.
Sí, María Pilar, muchas veces querer cuidar se transforma en no querer soltar para no quedarse frente a sí mismo. Y por ese camino puede llegar también alguien que se suelta pero hace un camino de amor y agradecimiento junto con el de desarrollo personal. Excelente.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Juana pro hacer de la lectura un reflexión tan bella.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno Maria Pilar, la descripción de los personajes es sobrecogedora, y el final esperanzador para ellas dos
ResponderEliminarTe felicito
Un abrazo
Puri
Gracias, Puri. Un abrazo.
EliminarTemo que no voy a resultar original en mis apreciaciones respecto a tu impactante y conmovedora historia, narrada de una forma muy gráfica y directa, porque sencillamente ya se han vertido comentarios que reflejan el contenido de esta relación tóxica de dependencia entre ambas protagonistas y lo complicado que resulta aguantar el "chaparrón" de las críticas impertinentes y faltas de consideración al prójimo por salir "diferente" al resto del "rebaño".
ResponderEliminarUna estupenda propuesta con una clara crítica social para tener muy en cuenta, además de estar bien escrito.
Un abrazo.
Gracias, Estrella, siempre tus comentarios son muy enriquecedores.
EliminarUn abrazo.
Hola, María Pilar.
ResponderEliminarLa crueldad humana, ¿qué nos pasa? No comprendo las razones de que en vez de ayudar al indefenso sea atizado con más fuerza. Un relato de auténtico amor, superación y miedo a la pérdida. Esa madre teme, pero con una hija así qué más se puede pedir, nada de nada. Muy bonito.
Un abrazo.
La crueldad humana no se atiene a razones, Irene. Gracias por tu bello comentario.
EliminarUn abrazo.
Ah, María. No hay nada como el amor entre una madre y su hija. Éste todo lo puede y no habrá muros imposibles de superar.
ResponderEliminarUn relato muy tierno y perfectamente escrito. Un saludo.
Eso creo yo también. Gracias Bruno por pasarte y dejarme tu comentario.
EliminarUn saludo.
Resguardarse en la música siempre es un acierto, además que con un oído potenciado por la ceguera y sin la guía de partituras, el resultado, aunque duro en un principio, es inmejorable. Duro arranque, pero luego es todo optimismo. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar, u feliz año!
Gracias, Pepe, por pasarte y dejarme tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Historia dura y hasta cruel, pero el nexo de las dos protagonista es más fuerte. No hace falta verse para conocerse, los sentimientos dan mucha más información. Buen aporte al reto María Pilar, saludos 🖐
ResponderEliminarGracias, JM Vanjav.
EliminarUn saludo.
Has contado tanto en tan pocas líneas. Me ha encantado...
ResponderEliminarGracias, Ana. Me alegro que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
Una historia que podría ser la de cualquier madre. Sensacional como lo cuentas incluso al leerlo los sentimientos se pone a flor de piel junto con los de la madre y la niña. Hay otra persona que se ofrece a darle clases a la niña para que pueda ser algún día un pianista y tenga la vida resuelta. La madre tiene miedo pero la niña se adelanta, ya se ve pianista, y a la vez cuidará de la madre. Una historia preciosa en donde el amor y la solidaridad están muy presentes.
ResponderEliminarAbrazos
Qué bien los has captado todo, Isa. Me alegro.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermosa historia
ResponderEliminarUn argumento lleno de amor y una construcción sencilla, prolija y adecuada. Felicitaciones
Gracias, Beba, por las hermosas palabras que me dejas.
EliminarHermosa historia, deja con una esperanza para la situación de esa pobre niña. Me gustó el fragmento luego del final, sobre las alas del pájaro. Me ha dejado pensando sobre el rol de padres e hijos, que pueden heredar raíces o alas. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Cyn, por compartir tu reflexión.
EliminarUn abrazo.
Muy buen relato Pilar. Madre e hija cosificadas por su condición en una sociedad sin compasión ni solidaridad. La madre quiere por todos los medios que su hija no pase por sus vivencias, además de no perderla y quedar en soledad. Pero su hija disfruta aún de la ilusión, la fuerza y coraje que atesoran todos los niños.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carles Leo. Eso es lo que pensé yo con respecto a la madre y la hija.
EliminarUn abrazo.
!Hola María Pilar!
ResponderEliminarGracias por regalarnos un micro hermoso, conmovedor, tierno y además muy real.
Una lástima que aun no sepamos amar a los demás como son y apreciar todo su valor en bruto.
Narras un episodio ambivalente, en esa salida del colegio, resulta dolorosa ante el comportamiento de los compañeros, pero emotiva y hermosa en el encuentro con su madre, que me parece dolida de la sociedad y su infortunio, y temerosa del futuro de su hija, pero su temor se desvanece ante la felicidad primera de su hija, pues la ama mas que a nada.
Me encantó el mensaje que contiene el vídeo, es un tremendo complemento del micro. !Excelente propuesta!
Feliz domingo y buena semana.
Gracias, Harolina, por tan reflexivo mensaje.
Eliminar¡Feliz semana!
Muy bonito tu relato. El amor de madre e hija se siente en tus letras, una historia escrita con emoción y ternura.
ResponderEliminarmariarosa
Me alegra que te haya gustado, Rosa. Gracias por pasarte por aquí.
Eliminar¡Feliz semana!
Un relato conmovedor por el comportamiento del ser humano, pero muy amoroso por la protección de la madre. El regalo de aprender a tocar el piano la salva de poder desenvolverse sola cuando le falte su madre. duro y tierno a la vez. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mamen. Qué bonitas palabras me dejas.
EliminarUn abrazo