Ir al contenido principal

Reseña de La librería ambulante

Con La librería ambulante, rodamos por unos lugares y unos tiempos que no son los nuestros, con otros valores y otras prisas. Se desarrolla en la segunda década del siglo XX y la acción discurre por zonas rurales de Estados Unidos. Nos pinta años idílicos en los que la vida pasa lenta y apacible en los campos y lo único que saca de su rutina a los granjeros es la llegada del carromato cargado de libros y el librero charlatán que trata de vendérselos. Nada que ver con La buena gente del campo de Flannery O’Connors (1925-1964). También en sus cuentos hay vendedores ambulantes con sonrisa inocente, pero en ellos el mal siempre está presente y termina ganando. 

 Sinopsis 
Helen y Andrew McGill son una pareja de hermanos adultos que viven en una tranquila granja. Un buen día, un extravagante personaje, Roger Mifflin, se presenta en la puerta de su casa con El Parnaso: un carromato-librería ambulante que tiene en venta, junto con la yegua y el perro. En un arrebato, y para vengarse de su hermano que no la ayuda a sacar en el trabajo de la granja, Helen McGill compra el lote completo y se embarca en la aventura de la venta ambulante de libros.

Análisis 
Es un libro sencillo, breve, con sentido del humor, de lectura fácil y muy predecible. Toda la acción transcurre en cuatro días. Disfrutamos del olor del pan recién hecho, del amor a los libros y nos deleita la vida al aire libre con descripciones del paisaje tan visuales como precisas. 
Érase una vez… podría ser el comienzo porque más que una novela recrea una historia de cuento donde el desarrollo de los hechos está muy poco elaborado y se dan algunos errores de puntuación (quizá se deba a la traducción). Trata de libros que pongan al alcance de todas las personas el universo de la Literatura y, sobre todo, inculca la pasión por la lectura. Como telón de fondo, la reivindicación de la figura del librero, un amante de los libros que conoce todos y cada uno de los libros que tiene para vender y, con su entusiasmo, logra convencer al comprador sobre el libro que necesita en ese momento. Él sabe muy bien que la vida con libros es mucho más satisfactoria. 
Esa pasión por los libros, la magia de la lectura y el trabajo por transmitir a otros el saber, es lo que le hace especial y por lo que merece la pena leerlo.

Personajes 
La protagonista y narradora de la historia, Helen McGill, es una granjera regordeta que durante años no ha hecho otra cosa que cocinar, trabajar en la granja y cuidar a su hermano, convertido en escritor famoso. Pero el rumbo de su vida cambia al toparse con el señor Mifflin, un vendedor de libros, excéntrico, bajito y bravucón. Puede hablar durante horas de libros y embaucar a todo el mundo que tiene alrededor. Conoce todas las obras que existen y sabe qué libro corresponde a cada lector. ¡Qué gran personaje de ficción! 
Aplaudo la decisión de Helen de abandonar su aburrida rutina doméstica lanzándose de cabeza, contra toda lógica, a la aventura que le brinda la aparición en su puerta de El Parnaso, el carromato perfectamente equipado con estanterías abarrotadas de libros  y, también,  enseres para la vida, porque hace la función de casa. 
Muy pronto va a sentirse sola y confundida por esos peligrosos caminos de venta ambulante y va a necesitar la ayuda de alguien que la saque de los apuros en los que se encuentra. Y este no es otro que el príncipe del cuento, el señor Mifflin, que duerme al raso sin que ella lo sepa porque sigue su rastro para protegerla. ¡Ay!, el amor. 

Conclusión 
Una vez terminada la lectura, si fuera el momento de elegir las tres cosas para retirarse a una isla desierta, creo que me sobrarían dos, porque me quedo con El Parnaso completo. Sería mi gran aventura. 

Uno de los varios fragmentos donde Mifflin le explica a la señorita McGill la importancia de su trabajo: 
«Cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir, ¡repámpanos!, si en lugar de librero fuera panadero, carnicero o vendedor de escobas la gente correría a su puerta a recibirme, ansiosa de recibir mi mercancía y heme aquí con mi cargamento de salvaciones eternas, En fin señora, salvación para sus pequeñas y atribuladas almas y no vea cómo cuesta que lo entiendan, pero solo por eso vale la pena. Estoy haciendo algo que a nadie se le ha ocurrido hacer, es un nuevo campo, pero vaya si vale la pena. Eso, eso es lo que este país necesita. ¡Más libros! Sabe una cosa, es cómico, incluso los editores, los tipos que imprimen los libros no se dan cuenta de lo que estoy haciendo por ellos. Algunos se resisten a darme crédito porque vendo los libros por lo que valen y no por los precios que ellos les ponen. Me escriben cartas sobre las políticas de los precios fijos y yo les respondo hablándoles de mi política de mérito fijo. Que publiquen un buen libro y ya verán cómo lo vendo a buen precio. Bueno, lo mejor de todo es que me lo paso bien haciendo esto».

Safe Creative #2101296754214

Comentarios

  1. Hablas de los libros con tanta claridad que parece que te escucho, seguro que es un libro perfecto y precioso. Abrazos

    ResponderEliminar
  2. En un libro cabe todo. Parece interesante el libro que reseñas. Voy volviendo a la vida de los blogs. Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  3. Me has dejado con ganas de leerlo.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
  4. Se ve un libro genial, de ley lo leo te mando un beso y gracias por la reseña . Ten un buen fin de semana

    ResponderEliminar
  5. Pues lo relatas muy bien,abrazos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific...

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a...

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —...

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo ...

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso ...