Ir al contenido principal

La batalla de Vitoria

 Amanecía el 21 de junio de 1813. Los cañonazos del ejército dirigido por el general Wellington retumbaron en la pequeña ciudad de Vitoria, de apenas siete mil habitantes. Temblaron los vitorianos tras una noche tensa. Caminaban encorvados bajo la pesadumbre. Se oían exclamaciones y silencios elocuentes. 

 Wellington pensó que era el mejor lugar para tender una emboscada al francés. Allí se enfrentaron los dos ejércitos en una batalla campal. Miles de muertos cuelgan olvidados en alguna lista.  Al atardecer, cayeron las defensas francesas; huían en desbandada.
 
De manera directa, el protagonista del desenlace de la guerra fue un convoy de carros cargados de joyas, oro y obras de arte que los bonapartistas llevaban a Francia.

Cuando finalizó la batalla, miles de soldados ingleses se lanzaron sobre el botín de los carruajes y abandonaron la persecución del enemigo. Wellington, encendido en rabia, los insultaba a gritos. Su valet, mientras, abría el maletín de madera con el juego de té del general: vajilla de porcelana con cubiertos de plata. Eran las seis de la tarde. En medio de aquel caos, el duque de Wellington, con la taza de té humeante en la mano, palideció y se desplomó sobre la mesa. Un tiro traicionero le había entrado por la espalda. Murió en el acto. El sargento francés, camuflado con uniforme inglés, fue inmediatamente ajusticiado. 

 Rápidamente se extendió por toda Europa la noticia de la muerte de Wellington. Lo que impidió continuar la campaña. José Bonaparte siguió gobernando España. Esta vez, desde el palacio Montehermoso. 

 
Safe Creative #2103217250263
Relato para el reto: ¿Y si el duque de Wellington hubiera perdido la vida en la  batalla de Vitoria? 
Punto Jonbar: Está en ese tiro de más de un soldado francés que mató a Wellington.  No sería fácil sustituirlo. Sus tropas estaban formadas por británicos, portugueses, alemanes, españoles e incluso franceses no imperialistas y logró acoplarlos. Según los historiadores, en esta batalla planificó una maniobra tan audaz con su doble movimiento envolvente que estuvo a punto de colapsar al ejército imperial.  
Al desaparecer, volveríamos al punto de partida, con muchos muertos por el camino. Eran tiempos muy convulsos en Europa. Los aires de la Revolución francesa se iban extendiendo cambiando mentalidades. Los ilustrados españoles no serían asesinados ni tendrían que huir del país.
José I vivió en el palacio Montehermoso de Vitoria. Se enamoró de su joven dueña y fueron amantes durante años. Dicen que ella ejerció una gran influencia sobre el rey. Además de belleza, poseía una enorme cultura y era una poetisa ilustrada.

Wellington's Victory or the Battle of Vittoria, Op. 91 de Beethoven


Relato publicado en el magazine de
ETDO

Comentarios

  1. Seria entretenido y muy interesante poder reescribir la historia, hacerlo cada uno a su antojo o necesidad, colocar a los personajes en nuestro lugar preferido y hasta maridarlos a nuestro parecer. Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ester, yo nunca había escrito una ucronía. Es entretenido, divertido, canaliza la creatividad hacia un punto que, tal vez, solo a ti se te ha ocurrido. Puedes quitar y poner piezas, es el poder de la imaginación que te lleva a crear realidades distintas.
      Gracias por leerme.
      Un abrazo inmenso.

      Eliminar
  2. Buen relato me gusto la forma en la que cambiaste la historia. Te mando un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Citu, me alegra que te haya gustado.
      Espero que te encuentres bien.
      Un beso.

      Eliminar
  3. Muy interesante tu elección y, como siempre, muy bien contada.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Chema, la verdad es que fue lo primero que se me ocurrió, será porque lo tengo tan cerca...
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  4. Una posibilidad nada desdeñable. ¡Enhorabuena!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro que te haya gustado.
      Un abrazo, Alfred.

      Eliminar
  5. La vida o la muerte de una persona, en cuyas manos está el destino de algo importante, puede hacer girar 180º el curso de la historia.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso pensé yo, Josep. Al caer la pieza clave de un lado antes de acabar la campaña militar, los del otro lo aprovecharían a su favor. Pura imaginación para responder a esta ucronía que nos ha propuesto David.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Hola Pilar
    Tu planteamiento abre muchas posibilidades ¿conseguiría la muerte de Wellington que Napoleón perpetuase su imperio, o por el contrario otro general lo vencería en batalla? en cualquier caso es una hipótesis interesante y original. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Jorge, la imaginación te lleva a crear nuevas realidades. Yo me planteé que si Wellington hubiera caído, aún siendo vencedor, daría aire al contrario para recomponerse y, tal vez, afianzarse. ¿Por cuánto tiempo? El relato de 250 palabras no me dio para más.
      Gracias por dejarme tu cuestión que coincide con la que yo me planteé.
      Un saludo.

      Eliminar
  7. Hola, M! Pilar. ¿Para qué vas a rebuscar fuera y tienes la historia en casa? Ahí está de testigo en la Plaza de la Virgen Blanca. A mí la influencia de la poetisa ilustrada ya me atrae. La recreación que has hecho de las gentes en la ciudad y la batalla en las campas de Vitoria me han parecido muy buenas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Isan, es verdad que no me he molestado mucho en buscar en la Historia. Por tu comentario veo que conoces la ciudad muy bien. ¿No serás también de por aquí? ¡Je, je!
      Me alegro que te haya gustado.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Yo creo que hubiera cambiado mucho todo. Gran relato. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, RR_misterio. También yo lo creo así.
      Un saludo.

      Eliminar
  9. Muy buen punto jonbar el que escogiste. Lo has narrado super bien y resulta muy interesante. Saludos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana. Me alegra que te haya resultado interesante.
      Saludos.

      Eliminar
  10. Has realizado un buen ejercicio narrativo, destacando la parte descriptiva muy bien recreada para la época y donde se percibe el fragor de la batalla junto al pánico de Wellington con la taza de té humeante en la mano...
    Un punto Jombar que cumple con todos los requisitos y además muy sugerente, ya que me imagino que si hubiera ganado Napoleón no tendríamos monarquía en España, entre otras suposiciones.
    ¡Me ha encantado!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado, Estrella.
      Un abrazo.

      Eliminar
  11. La Ilustración habría arraigado probablemente en España y Fernando VII se habría diluido en el olvido. Me ha encantado tu micro, M.Pilar, lo que planteas y la forma de contarlo. Magnífica ucronía. Felicidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Marta, has puesto en palabras lo que me llevó a esta ucronía. ¿Te imaginas borrar de un plumazo los casi veinte años de absolutismo de "Su Católica Majestad"?
      Gracias, preciosa.

      Eliminar
  12. Hola. María Pilar. Con este cambio de papeles igual habríamos salido ganando. Cuando alguien invente el visor de ucronías saldríamos de dudas y cada uno escogeríamos la versión de la historia que más nos gustase. Saludos 🖐🏼

    ResponderEliminar
  13. ¡Ay! El visor de ucronías... Sí, me habría dado la razón. Habríamos salido ganando. Yo, al menos, en este tema, escogería esta versión de la historia. Claro que, para conseguirlo tener que matar a un hombre tan válido, lo pienso solo en la ficción.
    Saludos, JM Vanjav

    ResponderEliminar
  14. Pilar, no hay duda de que la historia la mueven hechos y personas puntuales, que por su oportunismo lograron su finalidad...Ese tiro del soldado camuflado habría dado un giro a los acontecimientos escritos. Me gusta tu destreza al contarnos lo que fue y pudo ser. La historia, no obstante tiene muchas versiones, según quien la cuente, como las circunstancias de la vida. Sin embargo, sentimos que la "causalidad del universo" también está presente, amiga.
    Mi felicitación por tu interesante y brillante participación, que nos hace reflexionar.
    Mi abrazo y feliz fin de semana, Pilar.

    ResponderEliminar
  15. ¡Hola, Mª Pilar! Pues casi hubiera preferido ese giro histórico, aunque los franceses nos hubieran gobernado, pero es que si hay una figura histórica que detesto es la del rey Fernando VII el Deseado, un miserable de pies a cabeza. Una estupenda ucronía y una invitación a conocer un capítulo tan importante de nuestra Historia. Un fuerte abrazo, Pilar!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, David, la solución no es la ideal, pero solo porque no volviera a pisar este país ese rey ominoso. ¡Fíjate qué palabra! la aprendí de niña estudiando la historia sobre el "Indeseado" y nunca se me ha olvidado. Hoy sé que significa: abominable, odioso, repugnante, execrable, repulsivo, ruin, abyecto, vil...
      Un abrazo.

      Eliminar
  16. Hola Mª Pilar
    La propuesta es atractiva y cómo la cuestas también. En la descripción del asesinato de Wellington, con la taza de té humeante en la mano, me lo he imaginado con el dedo meñique levantado y sorprendido de estar muriendo. Muy bueno...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Matilde, no tenía palabras para más, pero precisamente en esa escena del té me habría recreado. En plena guerra, pero todo muy inglés.
      Un abrazo.

      Eliminar
  17. Hola MªPilar, ole, cuando un rey desaparece, otro le sustituye, pero claro hay que imaginar que la historia cambia. Yo no me fio mucho de ellos, pero sí de la inluencia de una joven poetisa ilustrada. Cuantas mujeres han blandido. no la espada, l cordura con la palabra. Interesante. Un abrazote grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Emerencia, me encanta que te hayas fijado en ese detalle que dejé caer como al descuido. Ahí había una gran mujer.
      Un abrazo, preciosa.

      Eliminar
  18. Una propuesta muy rica en historia y contada con mucho atino. ¿Qué hubiera pasado de ser así? Un cambio inmenso en la historia. Muy buena elección el punto Jonbar, como dices era una época de mucha crispación donde todas las posibilidades haberlas y por haber estaban al acecho.
    Me gustó mucho.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Pepe, me alegra que te haya gustado. Si no podemos cambiar la realidad, al menos podemos imaginarla de otra manera. Resulta interesante esto de las ucronías.

      Un abrazo.

      Eliminar
  19. Hola, Ma. Pilar. Estupendo micro, un claro ejemplo de ucronía. Me gustó mucho.

    ResponderEliminar
  20. Hola María Pilar. He tenido que repasar la historia y documentarme un poquito antes de comentarte, para poder apreciar en su totalidad la ucronía que nos cuentas. Escribes con total solvencia narrativa y siempre siempre es un placer leerte.
    Un cariñoso abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Isabel, para mí es un retazo de la historia que está presente en la ciudad en monumentos, esculturas y calles.
      Gracias por tus palabras.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  21. Hola María. ¿Cuántas realidades alternativas han podido producirse a lo largo de la Historia si un viento hubiera soplado en otra dirección, si un pacto se hubiera cumplido o si un asesino se hubiera disfrazado a las espaldas del general de turno?
    Me parece una propuesta muy interesante y mejor llevada a cabo. Reto superadísimo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Bruno. Me encanta que me des el reto, no superado, superadísimo. No está en el diccionario, pero al tiempo, porque es una palabra te pone en un pedestal.
      Un abrazo!

      Eliminar
  22. Muy bien narrada, María Pilar. Interesante la ucronía que planteas, un suceso que, de ser real, hubiese cambiado decisivamente la Historia de este país.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  23. Y sobre todo si ese tiro de gracia se hubiera convertido en realidad, nos hubiéramos librado del nefasto e infausto Fernando VII que la historia confunda.
    ¡Viva la revolución literaria!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Viva la revolución literaria! Sí señor. Me ha gustado esa expresión.
      Un abrazo.

      Eliminar
  24. ¡Ah! muy interesante este fragmento de historia bélica.

    Besos, M Pilar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Myriam.
      Un abrazo.

      Eliminar
    2. ¡Ay Pilar!, quizás otro gallo nos cantaría si las influencias ilustradas hubieran pervivido en este país en vez del absolutismo borbónico, quién sabe. Estuve a punto de elegir un punto Jonbar en este periodo histórico tan convulso con protagonistas también eminentes, pero al final decidí abordar otra temática. Me ha gustado mucho tu ucronía.

      Un abrazo.

      Eliminar
    3. Gracias, Carles, me alegra que te haya gustado.
      Un abrazo.

      Eliminar
  25. Hola Maria Pilar, bien narrado este cambio en la historia, que podría haber dado un vuelco, a toda la línea histórica en España y Europa, me parece un gran punto de inflexión el que has sabido escoger, un placer leerte. Saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Mik Way.T. un placer el comentario que me dejas.
      ¡Saludos!

      Eliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

A la deriva - Cuento de Horacio Quiroga

Ficha Técnica     Título: Cuentos de amor, de locura y de muerte    Autor: Horacio Quiroga    Género: Cuento    Editorial: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada    Año de edición: 1917    País: Uruguay    Resumen      El protagonista del cuento, Paulino, pisa una serpiente venenosa que le muerde en el pie. A causa de este incidente, inicia un viaje por el río Paraná hacia un pueblo vecino donde espera que le salven la vida.       Valoración personal        Horacio Quiroga mantiene en este cuento las tres constantes que le caracterizan como el gran cuentista que es: brevedad, intensidad y tensión constante.     Lo que más impresiona es la lucha por sobrevivir del protagonista al que, a veces, lo llama por su nombre y otras no dice nada más que “el hombre”. Como si a cualquiera de nosotros nos pudiera ocurrir lo mismo. Una lucha desesperada, por ganarle la batalla a la muerte, por no rendirse, aunque ...

Vendimia en La Rioja Alavesa

El otoño, con sus días soleados y sus noches frías, se detiene en el pueblo cuando la vendimia llama a su puerta. El ambiente sabe a grana y esperanza y el olor dulce del caldo se extiende por todos los rincones. Por las calles se ve ajetreo constante de gente y se siente el crujir de los sarmientos a su paso. Ruidos de tractores seguidos de pequeños remolques se oyen por doquier y voces de tierras lejanas se mezclan con las del lugar. Son los temporeros que dejan casa, tierra y familia para hacer la campaña de la vendimia. El ritual cargado de arte, magia y fiesta se repite de generación en generación hasta perderse en la memoria de los tiempos. En cuanto amanece, los vendimiadores están a pie de cepa para empezar a tomar contacto con esos racimos de uvas rebosantes. Avanzan con cuidado, notan el fruto maduro en su mano y cortan con diligencia para no estropear el milagro. Sienten la cercanía de los demás, a veces algún roce cómplice que se celebra con sonrisas. La recogida de la u...

El precio de ser mujer

A veces, en breves destellos, logro pintar con mis piruetas aires que me gustaría respirar y cielos por los que me gustaría volar. El miedo al monstruo se impone olvidando los sueños imposibles. Es tan hábil en el manejo de mis hilos que nadie puede ni siquiera intuir mi desgracia. No soy más que una marioneta en las manos de un desaprensivo cegado por lucirse y medrar a mi costa. Un día no puedo aguantar más tanta vejación y oigo un chasquido en mi interior como el de un objeto de madera que se astilla violentamente. Mi cara se queda con una expresión desencajada, mis piernas se doblan y todo mi ser no es más que un ovillo. Enfurecido me grita:  « Te has vuelto torpe e inexperta, no eres más que un despojo de marioneta rota » . Coge unas tijeras con las que corta todos los hilos de mi destino y me arroja violentamente al fondo del exiguo cajón. ¡Él sí que conoce bien mis desdichas! Me crece un temblor frío que la soledad aumenta. Sin mis alas insuflándome alma, nunca más volve...

La venganza de la bruja

Villamediana Cuando pasó el invierno, los vientos primaverales traían agradables susurros que todos los vecinos de aquel pueblo querían atrapar y abrían las ventanas y puertas de sus casas para recibir la suave caricia del sol. El sufrimiento de la vecina, que un día fue atacada por el gato, se puso en evidencia. Su casa seguía cerrada a cal y canto y si por alguna rendija entraba la luz, había clavado finas tablillas para evitarlo. Las noches de luna llena, los reflejos de luz que se filtraban entre las ramas de la higuera proyectaban figuras florales en la pared de su cuarto. A ella le parecían magia y creía sentirse observada por algún espíritu maligno que había hecho acto de presencia en su casa. Entre insomnios y duermevelas el disco de la luna se le acercaba y en él podía distinguir rasgos de su vecina-bruja con una mueca sarcástica y una risa de ultratumba. Con cada plenilunio de primavera, el desasosiego le aumentaba hasta que llegó a convertirse en obsesión. Durante el d...

Un mundo de Ángeles Santos

Este cuadro ha sido restaurado recientemente y se puede ver en el Museo Reina Sofía de Madrid. «Un mundo», dijo la autora que representa. Por cierto, se llamaba Ángeles Santos y lo pintó con tan solo diecisiete años, una artista precoz donde las haya. ¡Qué no se hubiera dicho de ella en 1929 si hubiera sido un varón! Eran otras épocas; de la mujer se esperaba que se casara y fuera amante esposa y una madre solícita, no una artista del vanguardismo. De todas formas, el monumental lienzo de nueve metros cuadrados tiene tanto magnetismo que fue la obra que más sensación causó en el madrileño Salón de Otoño de 1929. Los especialistas se rindieron ante su genio precoz y recibió los elogios de la intelectualidad del momento.    ¿Qué tiene esta pintura para que nos llame tanto la atención? ¿Es su aspecto de pesadilla? ¿Su monumentalidad? La miro desde la distancia. El cubo terráqueo está tan cargado de objetos que a duras penas se sostienen por la velocidad a la que se mueve; pare...