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Al otro lado del río


Solo Felipe se quedó rezagado y con una navaja toledana talló una cruz en el tronco del chopo más cercano al lugar donde habían encontrado a la niña. Fijó su vista en la casa de piedra que se veía al otro lado, parecía ruinosa y estaba casi cubierta por la hiedra, pero el ruido renqueante que producía le confirmó que el viejo molino seguía en activo. Limpió la navaja pasándola por su pantalón de pana ajado, la cerró, y se dirigió hacia el grupo. 

Al salir a zona más amplia para cruzar el puente de regreso, echó un vistazo a la era donde una mula de talle alto, dirigida por un chaval cubierto con un sombreo de paja, daba vueltas tirando de un trillo. Un perro corría cerca y ladraba a los pardales que levantaban el vuelo. La emoción lo embargó y un punto de rabia brilló en sus ojos. Se sentó en una piedra y apoyó la cara en una de sus manos. Pasó tiempo y tiempo. Fue capaz de abstraerse del mundo exterior y pudo reflexionar sobre la encrucijada en la que se encontraba para buscar una salida que le permitiera avanzar. No se movió hasta que tomó la decisión más importante de su vida. Su boda programada para después de recoger la cosecha podía esperar. Se marcharía lejos, muy lejos, donde pudiera comenzar una nueva vida. Argentina era el país de las oportunidades, ¿por qué no iba a encontrar la suya? 

Declinaba la luz del día. El sol de poniente despedía destellos de sangre y oro que se confundían con su pelo. No podía quitarse de la cabeza la imagen de Elena, su melena agitada por el viento y sus grandes ojos color avellana. Sintió una punzada interior. Tiró unas piedras al río y se entretuvo viéndolas saltar cada vez que besaban el agua. Escuchó su chapoteo hasta que percibió la leve brisa del atardecer. Era el momento cuando se oía el tintineo de los rebaños y las mujeres se sentaban a la fresca para coser o hacer punto. Pero ya nada era igual. Envuelto en esa magia de la puesta de sol que solo tienen las tierras castellanas, se reafirmó en su decisión «¡Lo haré por los dos!». 

Comentarios

  1. Pili, mis deseos de una año bonito, con mucha salud, es lo único que importa, besos!

    PD: que no nos pase lo que nos cuentas.

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  2. Gracias por pasarte por aquí y dejarme tu comentario.

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