En esta tarde de domingo el frío exterior que transmite la nieve a través de los ventanales, lleva a mirar hacia el calor del hogar con nostalgia.
Hay palabras que están arriba como "cielo" o abajo como "tierra", en el aire como "mariposa" o en el agua como "pez" y existen palabras muy lejanas en el tiempo y en un lugar que hay que cerrar los ojos para verlo, porque la realidad lo ha transformado; pero ni la más mínima pátina de polvo las ha cubierto porque pertenecen al ámbito de la infancia y están entrelazando el mundo de los afectos con los que construimos nuestros propios recuerdos. Son palabras con contexto, significan mucho más que la definición fría del diccionario, están cargadas de olor, de sabor, de compañía y de espacios vitales. Son palabras que permanecen por los entresijos de la memoria, al acecho, dispuestas a saltar en cualquier momento sin importar el lugar.
Estufa es un lugar de la casa cálido y acogedor, donde se reúne toda la familia en torno a la mesa, o simplemente están charlando; mientras, los pequeños juegan en el suelo percibiendo la seguridad o las inquietudes que los mayores les transmiten
Trébede es el suelo de la estufa tan caliente que no se puede pisar directamente, los cristales empañados invitan a hacer garabatos con los dedos por donde se ven los silenciosos copos de nieve uniformándolo todo.
Cocido es un olor característico al entrar en casa y un sabor contundente; no puede faltar una madre en la cocina ultimando todo para empezar a comer.
Brisca un juego de cartas que reúne a mayores y pequeños las tardes de domingo, la edad no es un pase directo al triunfo, gana quien suma el mayor número de puntos.
Palabras, palabras, palabras...
Hay palabras que están arriba como "cielo" o abajo como "tierra", en el aire como "mariposa" o en el agua como "pez" y existen palabras muy lejanas en el tiempo y en un lugar que hay que cerrar los ojos para verlo, porque la realidad lo ha transformado; pero ni la más mínima pátina de polvo las ha cubierto porque pertenecen al ámbito de la infancia y están entrelazando el mundo de los afectos con los que construimos nuestros propios recuerdos. Son palabras con contexto, significan mucho más que la definición fría del diccionario, están cargadas de olor, de sabor, de compañía y de espacios vitales. Son palabras que permanecen por los entresijos de la memoria, al acecho, dispuestas a saltar en cualquier momento sin importar el lugar.
Estufa es un lugar de la casa cálido y acogedor, donde se reúne toda la familia en torno a la mesa, o simplemente están charlando; mientras, los pequeños juegan en el suelo percibiendo la seguridad o las inquietudes que los mayores les transmiten
Trébede es el suelo de la estufa tan caliente que no se puede pisar directamente, los cristales empañados invitan a hacer garabatos con los dedos por donde se ven los silenciosos copos de nieve uniformándolo todo.
Cocido es un olor característico al entrar en casa y un sabor contundente; no puede faltar una madre en la cocina ultimando todo para empezar a comer.
Brisca un juego de cartas que reúne a mayores y pequeños las tardes de domingo, la edad no es un pase directo al triunfo, gana quien suma el mayor número de puntos.
Palabras, palabras, palabras...
Hubo un escritor que dedicó nueve palabras en honor del pueblo de Villamediana. Tú eliges sólo cuatro y nos dejas con ganas de más...
ResponderEliminarEse escritor sabía de lo que hablaba porque vivió en Villamediana. Yo tengo muchas, muchas más; mi intención en este post era no aburrir. Gracias por leerlo.
ResponderEliminarHola mpmoreno, la mar de internet me ha traído hasta aquí. La deriva, una ola de enlaces que enlazaba a otra y esta a otra más hasta recalar en tu narración: ¿Tan solo palabras?.
ResponderEliminarMe ha encantado y ya me tienes aquí como seguidor, no te pierdo.
Invitada quedas al mío y quédate si ves algo que te parezca interesante, abrazos y achuchones y claro feliz verano.
Montesinadas
http://montesinadas.blogspot.com.es/