Era un día como otro cualquiera de aquellas felices vacaciones cuando entró en casa. No se acercó a darme un beso, no me susurró:me enamoras cada día más ni vi en su mirada un atisbo de deseo ni escuché su corazón desbocado. Su cara estaba descompuesta, miraba como ido, algo muy grave le había pasado para presentarse así. Apesadumbrado, cayó derrotado en un sillón y se cubrió la cara con las manos.
—No me lo puedo creer, me la han robado. Un minuto, solo un minuto y me la han levantado.
Fuimos a poner la denuncia correspondiente. El policía nos dijo que pintaba mal, que en la ciudad se denuncian cuatro robos de bicis diarios y casi ninguno se llega a resolver. Creí que esto no le ayudaría en absoluto y para consolarlo le prometí una bici nueva para su próximo cumpleaños.
—No, no y no. Ninguna otra podrá sustituir a la mía.
Que el ciclismo le gustaba no era ninguna novedad, la novedad era descubrir que lo que de verdad le quitaba el sueño era el robo de su bici y esto, a una persona como él tan ecuánime y equilibrado era difícil de entender. Cierro los ojos y en mi recuerdo lo veo limpiándola cuidadosamente para que brillara como el primer día, cabalgarla diariamente cortando el viento con una expresión de satisfacción infinita, contarme con una sonrisa el recorrido del día y lo bien que le respondía...Ahora lo veo con una nueva dimensión a la vista de las circunstancias actuales y me pregunto: ¿Cuándo me ha acariciado a mí con el mimo y la delicadeza que lo hacía a su bicicleta? .
Nuestras rutas ya no fueron las habituales. Nos movíamos por sitios de bicis. Preguntamos a conocidos y ajenos. En cuanto veía bicis las observaba bien y me decía: yo la conozco, la conozco perfectamente y verás como un día agarre al ladrón... Así empezó a formar parte de nuestra relación y se convirtió en la amante ausente. Éramos un trío y los tríos a la larga nunca acaban bien.
Su obsesión fue en aumento a medida que mi paciencia se iba agotando. Hice un esfuerzo por desbaratar esa idea que lo corroía, pero fue una batalla perdida. La sombra de una bici se ha convertido en la gran usurpadora de nuestro tiempo, nuestro espacio y nuestra relación.
La vida nos ha ido cambiando y la relación se ha ido distanciando hasta el punto de no ser capaces de superar el embrollo en el que estamos metidos por una maldita bicicleta.
—No me lo puedo creer, me la han robado. Un minuto, solo un minuto y me la han levantado.
Fuimos a poner la denuncia correspondiente. El policía nos dijo que pintaba mal, que en la ciudad se denuncian cuatro robos de bicis diarios y casi ninguno se llega a resolver. Creí que esto no le ayudaría en absoluto y para consolarlo le prometí una bici nueva para su próximo cumpleaños.
—No, no y no. Ninguna otra podrá sustituir a la mía.
Que el ciclismo le gustaba no era ninguna novedad, la novedad era descubrir que lo que de verdad le quitaba el sueño era el robo de su bici y esto, a una persona como él tan ecuánime y equilibrado era difícil de entender. Cierro los ojos y en mi recuerdo lo veo limpiándola cuidadosamente para que brillara como el primer día, cabalgarla diariamente cortando el viento con una expresión de satisfacción infinita, contarme con una sonrisa el recorrido del día y lo bien que le respondía...Ahora lo veo con una nueva dimensión a la vista de las circunstancias actuales y me pregunto: ¿Cuándo me ha acariciado a mí con el mimo y la delicadeza que lo hacía a su bicicleta? .
Nuestras rutas ya no fueron las habituales. Nos movíamos por sitios de bicis. Preguntamos a conocidos y ajenos. En cuanto veía bicis las observaba bien y me decía: yo la conozco, la conozco perfectamente y verás como un día agarre al ladrón... Así empezó a formar parte de nuestra relación y se convirtió en la amante ausente. Éramos un trío y los tríos a la larga nunca acaban bien.
Su obsesión fue en aumento a medida que mi paciencia se iba agotando. Hice un esfuerzo por desbaratar esa idea que lo corroía, pero fue una batalla perdida. La sombra de una bici se ha convertido en la gran usurpadora de nuestro tiempo, nuestro espacio y nuestra relación.
La vida nos ha ido cambiando y la relación se ha ido distanciando hasta el punto de no ser capaces de superar el embrollo en el que estamos metidos por una maldita bicicleta.
Nunca me hubiera imaginado que una bicicleta trajera tantos problemas. :) Un beso.
ResponderEliminar¡Por dios, que alguien le traiga la bice a este hombre!
ResponderEliminarPor cierto, ¿ya habéis puesto el típico cartelito dinA4 en las farolas con una foto y un... "se busca"?
Un abrazo.
Qué feo cuando la gente se obsesiona así, no? A mí es que me robaron varias veces, y no le encuentro el sentido a amargarse más que un par de días por ello...
ResponderEliminarSaludos, acabo de descubrir tu blog, me gusta.
La bicicleta es una metáfora de como este hombre-"niño" supera (o no) una crisis. (Más allá de lo feo del suceso, claro, que por supuesto da rabia).
ResponderEliminarAlgo para pensar.
Besos
bueno, si es para tanto se la devuelvo...
ResponderEliminarEstoy con Javier, y si no funciona llama a la radio y cuentas tu drama, seguro que se la devuelven, por tu paz mental.
ResponderEliminarBesos sin bicicleta ;(
Por si acaso no le plantees "o la bici o yo".
ResponderEliminarBesos.
Por desgracia no solo preocupa en Vitoria. A mi nieto se lo han robado también y en un sitio particular. Lo peor el embrollo. Lo que se embrolla también se deslía.
ResponderEliminarUn abrazo
Si bien nunca me robaron, aca estamos mu acostumbrados a vivir con esa posibilidad... por eso mismo uno no se encariña tanto con las cosas (por lo menos en mi caso).
ResponderEliminarDe todos modos el lado bueno de todo esto es que al menos es una bici la que te roba el tiempo con el y no otra persona!
Me ha divertido mucho tu relato, si es relato de ficción. Si no, que pena entonces.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pili, que decir, no se si es la bici en sí...quizas este bateando, con mi opnión, cuando me asaltaron, apartate del trauma del robo y la pistola en la cabeza y la boca...y n cosas, ...es que te roban tu espacio, tu pertenecia, en este caso con lo que te identificas "cabalgarla diariamente cortando el viento con una expresión de satisfacción infinita"... es el disparador que le movio el equilibrio, le quito, su fortaleza, su pasión, ... como bien dices no hay trios; ... pienso que tendrá que ver por sí sólo que no regresa, sustituirala, y no llenara, y hasta la segunda sustitución, o tercera, será un proceso, y no lo podrás llevar tú por él. Hago la salvedad puedo estar rotundamente equivocada, y ahora mismo ya este montando nuevamnte bicicleta, eso espero. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarSOLO DE INTERES, la bici no ha aparecido, pero es verdad que el tiempo va cerrando heridas.
ResponderEliminarBesos ^^
Sara O. Durán me halaga que te haya gustado mi relato.
ResponderEliminarFeliz fin de semana :)
Dur, si fuera una persona creo que la solución sería mucho más fácil.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Katy, es verdad todo lo que se embrolla se deslía con un poco de tiempo y paciencia.
ResponderEliminarBesos^^
Macondo, esta vez no me lo he tomado por la trementa, pero soy de esas.
ResponderEliminarBesos^^
Pilar, no no la han devuelto.
ResponderEliminarBesos tocaya ^^
Eva Letzy te veo más optimista para afrontar los problemas que te vengan en la vida, mucho mejor; a veces hay que poder.
ResponderEliminarbesos^^
Garriga, por la cuenta que te trae ya sabes lo que tienes que hacer, déjala donde la cogiste prestada.
ResponderEliminarUn abrazo por tu colaboración :)
Myriam, no había pensado en la visión de metáfora que aportas, pero sí, si; está claro.
ResponderEliminarBesos^^
Javier Rodríguez Albuquerque, gracias por tu sugerencia, pero ya no lo vamos a necesitar porque estamos pasando página.
ResponderEliminarFeliz fin de semana :)
Susana, a veces los problemas surgen donde menos te lo piensas.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Puedo entenderlo perfectamente, se trate de una bici o de una manzana: cuando alguien te roba, es como si se colara en tu intimidad, y te sientes (salvando las distancias, por supuesto, no me gustaría que se me malinterpretara) "violado". Cuesta superarlo.
ResponderEliminarUn saludo y feliz domingo... aunque sea sin bici.
Mercedes Pajarón, cuando el objeto robado tiene una carga afectiva y sentimental muy grande para la persona, no importa tanto el valor económico, que también, pero con el objeto robado parece que se han llevado todo lo demás.
ResponderEliminarBesos^^
:)
ResponderEliminarAna Estrella Vazquez gracias por pasar por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo:)