Escribimos estas líneas impulsados por el deseo de compartir nuestras reflexiones personales respecto al momento crucial que estamos viviendo. Ahora que se está gestionando el final del terrorismo y que existe un notable bullicio social en torno a las víctimas, sentimos que no podemos permanecer en la pasividad. Lejos de alimentar polémicas, queremos simplemente hacer una aportación serena y constructiva a cuanto está sucediendo.
Las víctimas del terrorismo tenemos muchas cosas en común: todas hemos sufrido una vivencia muy dura de sufrimiento, dolor y pérdida irreparable que nos ha marcado para toda la vida.
No hemos elegido ser víctimas. Todo lo contrario, esta condición nos ha sido impuesta de forma brutal, injusta, gratuita y arbitraria. Desde nuestra experiencia, ser víctimas no ha supuesto ningún beneficio. En muchos casos supone un estigma y un obstáculo añadido a la pérdida sufrida.
Tampoco hemos pedido tener una relevancia pública. Hubiéramos preferido mil veces vivir en el anonimato y en el disfrute tranquilo de una vida en paz y libertad con nuestros seres queridos. Sin embargo, no ha podido ser así. Hemos tenido que hacernos fuertes y rehacer nuestras vidas. Nuestra mayor aspiración es conseguir que nuestras heridas puedan cicatrizar y volver a vivir felices y en paz, en la normalidad de una vida cotidiana. Para ello, todas necesitamos justicia, memoria y reparación.
Por otro lado, detrás de la etiqueta de víctimas existe un colectivo muy plural. Cada una de nosotras somos personas diferentes, con ideología, vivencias, sueños y aspiraciones particulares y diversas. Incluso la forma de entender nuestra experiencia traumática y de afrontar nuestros procesos de duelo es algo muy íntimo y personal, que cada uno vivimos a nuestra manera.
En la situación actual en la que se está gestionando el final de ETA todos los sentimientos que nos inundan a las víctimas pueden ser comprensibles, desde la rabia, el miedo, la desconfianza o la indignación, hasta el alivio o la esperanza. Son tiempos de incertidumbre en los que todas estamos preocupadas porque se produzca un cierre adecuado: sin impunidad, desde una profunda deslegitimación social y política de la violencia, y con memoria y reparación para las víctimas. No obstante, nuestra visión de todo cuanto está aconteciendo y nuestra postura frente a aspectos tan delicados como el perdón, la reconciliación o la reinserción, puede ser muy diversa.
Consideramos que los distintos sentimientos y las diversas posturas son respetables, y a su vez han de ser respetuosas con las demás y entenderse desde la conciencia de la diversidad que nos caracteriza. No hay una única voz de las víctimas ni un discurso que nos represente a todas. Esto es importante que se tenga en cuenta; tanto por parte de la clase política, para no utilizarnos, como por parte de los medios de comunicación, para no caer en el morbo y el titular grueso.
A nuestro parecer, también nosotras mismas hemos de ser cuidadosas a la hora de expresar nuestras opiniones. Últimamente estamos asistiendo con una enorme tristeza al enfrentamiento entre unas víctimas y otras. La solidaridad y el apoyo mutuo es un gran valor que no debemos perder. Las fuertes vivencias que nos unen son mucho más importantes que nuestra disparidad de opiniones. Además, las víctimas hemos sido durante muchos años ejemplos de dignidad. Hemos luchado mucho hasta conseguir que se nos visibilice y nos hemos constituido en un referente moral. Ahora, corremos el riesgo de perder el patrimonio que hemos conseguido a lo largo de muchos años.
Observamos con preocupación cómo se está deteriorando la confianza en el Estado de Derecho, que ha sido nuestra mejor y única arma, gracias a la cuál se ha derrotado a ETA. Por nuestra parte, mantenemos el respeto hacia las instituciones democráticas y hacia el ordenamiento jurídico vigente, independientemente de que algunas decisiones nos gustan y otras no. Pensamos que debemos confiar en las instituciones y en las actuaciones que se pongan en marcha al objeto de afianzar la convivencia. Al mismo tiempo, debemos hacer una labor de vigilancia y exigencia de que siempre se ajusten a la legalidad y no supongan apear en el camino ninguno de los principios éticos y políticos en los que se basa la convivencia democrática en libertad.
Las víctimas del terrorismo tenemos muchas cosas en común: todas hemos sufrido una vivencia muy dura de sufrimiento, dolor y pérdida irreparable que nos ha marcado para toda la vida.
No hemos elegido ser víctimas. Todo lo contrario, esta condición nos ha sido impuesta de forma brutal, injusta, gratuita y arbitraria. Desde nuestra experiencia, ser víctimas no ha supuesto ningún beneficio. En muchos casos supone un estigma y un obstáculo añadido a la pérdida sufrida.
Tampoco hemos pedido tener una relevancia pública. Hubiéramos preferido mil veces vivir en el anonimato y en el disfrute tranquilo de una vida en paz y libertad con nuestros seres queridos. Sin embargo, no ha podido ser así. Hemos tenido que hacernos fuertes y rehacer nuestras vidas. Nuestra mayor aspiración es conseguir que nuestras heridas puedan cicatrizar y volver a vivir felices y en paz, en la normalidad de una vida cotidiana. Para ello, todas necesitamos justicia, memoria y reparación.
Por otro lado, detrás de la etiqueta de víctimas existe un colectivo muy plural. Cada una de nosotras somos personas diferentes, con ideología, vivencias, sueños y aspiraciones particulares y diversas. Incluso la forma de entender nuestra experiencia traumática y de afrontar nuestros procesos de duelo es algo muy íntimo y personal, que cada uno vivimos a nuestra manera.
En la situación actual en la que se está gestionando el final de ETA todos los sentimientos que nos inundan a las víctimas pueden ser comprensibles, desde la rabia, el miedo, la desconfianza o la indignación, hasta el alivio o la esperanza. Son tiempos de incertidumbre en los que todas estamos preocupadas porque se produzca un cierre adecuado: sin impunidad, desde una profunda deslegitimación social y política de la violencia, y con memoria y reparación para las víctimas. No obstante, nuestra visión de todo cuanto está aconteciendo y nuestra postura frente a aspectos tan delicados como el perdón, la reconciliación o la reinserción, puede ser muy diversa.
Consideramos que los distintos sentimientos y las diversas posturas son respetables, y a su vez han de ser respetuosas con las demás y entenderse desde la conciencia de la diversidad que nos caracteriza. No hay una única voz de las víctimas ni un discurso que nos represente a todas. Esto es importante que se tenga en cuenta; tanto por parte de la clase política, para no utilizarnos, como por parte de los medios de comunicación, para no caer en el morbo y el titular grueso.
A nuestro parecer, también nosotras mismas hemos de ser cuidadosas a la hora de expresar nuestras opiniones. Últimamente estamos asistiendo con una enorme tristeza al enfrentamiento entre unas víctimas y otras. La solidaridad y el apoyo mutuo es un gran valor que no debemos perder. Las fuertes vivencias que nos unen son mucho más importantes que nuestra disparidad de opiniones. Además, las víctimas hemos sido durante muchos años ejemplos de dignidad. Hemos luchado mucho hasta conseguir que se nos visibilice y nos hemos constituido en un referente moral. Ahora, corremos el riesgo de perder el patrimonio que hemos conseguido a lo largo de muchos años.
Observamos con preocupación cómo se está deteriorando la confianza en el Estado de Derecho, que ha sido nuestra mejor y única arma, gracias a la cuál se ha derrotado a ETA. Por nuestra parte, mantenemos el respeto hacia las instituciones democráticas y hacia el ordenamiento jurídico vigente, independientemente de que algunas decisiones nos gustan y otras no. Pensamos que debemos confiar en las instituciones y en las actuaciones que se pongan en marcha al objeto de afianzar la convivencia. Al mismo tiempo, debemos hacer una labor de vigilancia y exigencia de que siempre se ajusten a la legalidad y no supongan apear en el camino ninguno de los principios éticos y políticos en los que se basa la convivencia democrática en libertad.
(MARTA, CARLOS Y SARA BUESA RODRÍGUEZ)
Me parece una carta muy sensata y razonable. Un beso.
ResponderEliminarGracias Susana por tu opinión.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Yo desde luego estoy siempre con la victima, no con el verdugo. El fin no justifica los medios de terror, miedo, imposición y mucho menos en un estado democrático en dónde hablar a través de la urnas es posible.
ResponderEliminarBss
Cuando las víctimas sean una parte visible en nuestra sociedad sin que se hable tanto del tema de forma tan contradictoria, creo que estaremos ante una sociedad más normalizada.
ResponderEliminarBesos^^ Katy
Personas inocentes mueren en una lucha que no es el suyo. Terrorismo muestra cómo somos mal e intolerante. No se puede realizar un diálogo si poner bombas y matar gente. El terrorismo es el cáncer del mundo de hoy.
ResponderEliminarSería imprudente hablar -de mi hablo claro- desconociendo el pensamiento y las vivencias del pueblo español. Sí estoy en contra de las armas, las bombas, la muerte.
ResponderEliminarSucede en éste Mundo Mundial que somos intolerantes; países que 'inventan' sucesos para seguir saqueando lo que no les pertenece, pueblos muy sufridos.
Tal vez lxs ciudadanxs que estamos en contra de ello debemos participar, quejarnos no sirve de nada...
Besos Pili :)
Hola, muy buenas tardes, ¿cómo se presenta la semana? Espero que genial, al igual que tu bello e interesante blog. Me ha gustado mucho esta entrada y algunas de las anteriores (las que he tenido tiempo de ojear, claro), ¡muy buen blog! Ya tienes una seguidora más. Te deseo mucha suerte y espero que pronto subas un nuevo texto con el que nos vuelvas a sorprender. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarAhora, me gustaría invitarte a mi nueva Web, especializada en el mundo de Lara Croft. Si te gusta la saga TOMB RAIDER (videojuegos, películas, modelos, cómics, wallpapers) o sí aún no conoces a la heroína cibernética más famosa del mundo (la primera protagonista femenina en el mundo de los videojuegos, la que rompió cánones) ¡este es tu blog! Aquí tienes el espacio que resolverá todas tus dudas, una web totalmente organizada y detallada con las últimas noticias:
!TOMB RAIDER MANÍA!
http://tombraidermania.blogspot.com.es/
Un gran abrazo desde Málaga (España).
Cristian Lisandru, un cáncer que parece está en periodo de cura. Se respiran vientos de esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Graciela de Palomas ¡qué fácil sería la convivencia con más tolerancia y diálogo!
ResponderEliminarBesos^^
Melodi, gracias por la visita y me alegra que te guste. He estado paseando por tu blog marchoso, alegre y con mucha chispa. Espero volver para conocerlo más a fondo.
ResponderEliminarUn abrazo malagueña :)
Pili, nada tan cierto como en tu anotación, que no elegimos ser victimas, pero que tenemos alguna vivencia relacionada, que “nos marca para toda la vida”, tan de acuerdo que no hay una voz única, y que la solidaridad es invaluable, me parece que un artículo que tiene una muy buena reflección. También te visito para traerte el premio al Blog Versátil, http://www.solo-de-interes.com/2012/09/premio-blog-versatil.html, el cual espero que disfrutes tanto como yo, un fuerte abrazo
ResponderEliminarSOLO DE INTERES eres de una generosidad que me deja sin palabras, que hayas compartido el premio “Blog Versátil” con "Observando la vida" es algo que me sorprende tanto que no sé cómo agradecértelo. Me has dado una alegría enorme como así es el abrazo que yo te mando :)
ResponderEliminarEn mi blog de regalos
ResponderEliminarhttp://katy-agradeciendoregalos.blogspot.com.es/2012/09/mencion-de-una-amiga-de-interes.html
Tienes un premio. Puedes pasarte, verlo, leer, recogerlo, postearlo, hacer lo que te apetezca pero por favor no lo ignores
Acabo de ver que la que me lo ha concedido esta encantadora damisela también te lo ha otorgado. Es igual ya no te lo voy a retirar. La primera intención es la que vale:-)
Bss
Bss
La terrible época del terrorismo en mi país fue bastante lamentable. Hasta hoy se recuerda la barbarie y las miles de familias que perdieron todo y algunos a toda su familia.
ResponderEliminarExcelente entrada!
Katy, ¡no me lo puedo creer! allá que voy a recogerlo ¿quién puede ignorar un premio? Lo que me sorprende es que me lo hayas concedido a mi cuando hay tantos blogs tan interesantes. Un millón de gracias.
ResponderEliminarFeliz fin de semana :)
NuriaLourdes bienvenida a mi blog y gracias por dejar tu comentario. El dolor ocasionado por un acto terrorista es tan grande e injusto que creo hay que vivir con ello toda la vida.
ResponderEliminarFeliz fin de semana:)
Me parece un testimonio muy sensato, precisamente lo que falta en todo este asunto. Las víctimas lo son independientemente de la ideología y/o el partido al cual estén afiliados. No hay víctimas de 1ª o de 2ª.
ResponderEliminarNo se debe politizar todo, que pienso es el problema.
un saludo