El Guernica de Picasso
Picasso volvió a Francia dejando el cuadro en América. En París, en 1940, se topó con el ejército nazi que había ocupado gran parte del país. Según se cuenta, un oficial alemán le preguntó a Picasso ante una foto del cuadro de Guernica:
—¿Ha hecho usted esto?
—No, han sido ustedes.
El Hotel Frontón de Vitoria-Gasteiz situado en el corazón del ensanche era un referente en aquellos años 20.
Aparte de artistas, toreros y famosos, la mayor parte de clientes eran familias de Madrid y sobre todo de Andalucía que en Vitoria buscaban “los espléndidos veranos del norte”.
El servicio que los atendía era de lo más selecto, a las camareras se les exigía 1,70 de estatura y tenían fama de ser guapísimas, aunque el gran atractivo del hotel estaba en los deliciosos aromas y ricos sabores de su cocina que traspasaban los límites de la provincia.
Para los vitorianos era todo un acontecimiento ver al comienzo del verano cómo enfilaban los flamantes coches de lujo conducidos por sus respectivos chóferes uniformados camino del hotel. El rugir de los motores, el sonido de los cláxones y las voces con acento sureño atraía a buena parte de los vitorianos que se arremolinaban para no perderse detalle. El trasiego de idas y venidas al hotel aportaba vida y “famoseo” a una ciudad que apenas contaba con 50.000 habitantes.
Llegó la guerra y pasaron como testigos mudos los ecos de sociedad.
El hotel Frontón ya no se despertaba a la vida todas las mañanas aireando su interior con ese viento norteño que le llegaba desde el Gorbea, ahora sus ventanas y puertas ocultaban secretos que lo hacían irrespirable. Los sofás chéster capitoné, las arañas de cristal, las molduras decoradas… Todo estaba en su sitio, pero como si le hubieran absorbido el alma empezó a envejecer y a parecer cansado.
Llegó la guerra y se llenó el hotel con la presencia de los oficiales alemanes de la Legión Cóndor y los uniformes de la Aviación Legionaria italiana.
El Coronel Wolfram von Richthofen jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor se alojó en una suite del piso superior. En la mesilla de noche guardó una edición de EL Dominio del Aire de Giulio Douhet en cuyas páginas podía leerse: "el mejor modo de romper la resistencia del enemigo es lanzar ataques aéreos muy detrás de la línea del frente, incluso contra la propia población civil".
El 26 de abril de 1937 amaneció sereno y claro. En Guernica había mercado y algunos carros animados por el buen tiempo o simplemente movidos por la inercia se arrastraban por las calles hasta la zona de costumbre. Latía la vida entre regateos y compras de las escasas verduras y la carne de conejo se decía; otros, sin recursos, se limitaban a comer con los ojos. Susurros sobre las últimas noticias de la guerra contaban que el enemigo en pocos días podría llegar. Algunos esperaban que la Ciudad del Árbol no fuera atacada.
El 26 de abril de 1937 el Coronel Wolfram von Richthofen reunió a su gente en la mesa del hall del hotel junto con los colaboradores italianos de la Formación Legionaria de Mussolini. De forma educada pero con aplomo y de manera implacable, con las palabras justas y la gestualidad precisa, les dio las órdenes del bombardeo sobre un plano. Al despegar del aeródromo de Vitoria debían rebasar el litoral y luego dando media vuelta atacar Guernica de Norte a Sur.
Algo rápido y limpio desde las alturas. Su misión era ultra secreta y la Legión Cóndor oficialmente no estaba en España, por lo que dejó en el buzón antes de salir camino del aeropuerto de Vitoria una carta para su mujer a una dirección desde la que se la harían llegar.
Eran las 16,30 cuando un fogonazo de luz profanó los cielos de Guernica y el estruendo lo levantó todo por los aires. Por la villa desolada se arrastró el terror.
El árbol se secó, el viento se convirtió en cenizas y la muerte adelantó la negrura de la noche. Ese día La villa de Guernica quedó convertida en un símbolo y memoria del horror.
Por la noche los pilotos se reunieron contentos y eufóricos en el hotel para evaluar la misión. No habían registrado nada en especial salvo que el humo y el polvo sobre la ciudad resultaron muy molestos.
Solo el hotel, donde se celebró una fiesta para celebrar el acontecimiento, iluminaba la negra noche vitoriana. Las estrellas, que avergonzadas se escondieron, fueron sustituidas por las arañas de cristal que brillaron con una energía espléndida sostenida por los comentarios jocosos de los participantes.
Al brillo de la fiesta se sumaron las doradas burbujas del champán, la música de Wagner y el perfume de las cortesanas del prostíbulo especialmente creado para la Legión Cóndor. El cuarto de hora con una chica española costaba cien pesetas, el precio incluía una latita de aluminio con dos preservativos y el uso de dos grandes toallas.
Cuatro días después, mientras las tropas nacionales ocupaban Guernica, Wolfram von Richthofen apuntaba en su diario de guerra: “Guernica, ciudad de 5.000 habitantes, prácticamente arrasada. Cuando llegaron los primeros Junkers ya había humo por todas partes, nadie era capaz de distinguir los objetivos carretera, puente, arrabal. Habitantes en gran parte fuera de la ciudad por una fiesta, la mayor parte del resto la abandonó ya al principio. Una pequeña parte murió en refugios por los impactos. Todavía visibles los agujeros que las bombas han dejado en las calles. Simplemente fantástico”.
Aparte de artistas, toreros y famosos, la mayor parte de clientes eran familias de Madrid y sobre todo de Andalucía que en Vitoria buscaban “los espléndidos veranos del norte”.
El servicio que los atendía era de lo más selecto, a las camareras se les exigía 1,70 de estatura y tenían fama de ser guapísimas, aunque el gran atractivo del hotel estaba en los deliciosos aromas y ricos sabores de su cocina que traspasaban los límites de la provincia.
Para los vitorianos era todo un acontecimiento ver al comienzo del verano cómo enfilaban los flamantes coches de lujo conducidos por sus respectivos chóferes uniformados camino del hotel. El rugir de los motores, el sonido de los cláxones y las voces con acento sureño atraía a buena parte de los vitorianos que se arremolinaban para no perderse detalle. El trasiego de idas y venidas al hotel aportaba vida y “famoseo” a una ciudad que apenas contaba con 50.000 habitantes.
Llegó la guerra y pasaron como testigos mudos los ecos de sociedad.
El hotel Frontón ya no se despertaba a la vida todas las mañanas aireando su interior con ese viento norteño que le llegaba desde el Gorbea, ahora sus ventanas y puertas ocultaban secretos que lo hacían irrespirable. Los sofás chéster capitoné, las arañas de cristal, las molduras decoradas… Todo estaba en su sitio, pero como si le hubieran absorbido el alma empezó a envejecer y a parecer cansado.
Llegó la guerra y se llenó el hotel con la presencia de los oficiales alemanes de la Legión Cóndor y los uniformes de la Aviación Legionaria italiana.
El Coronel Wolfram von Richthofen jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor se alojó en una suite del piso superior. En la mesilla de noche guardó una edición de EL Dominio del Aire de Giulio Douhet en cuyas páginas podía leerse: "el mejor modo de romper la resistencia del enemigo es lanzar ataques aéreos muy detrás de la línea del frente, incluso contra la propia población civil".
El 26 de abril de 1937 amaneció sereno y claro. En Guernica había mercado y algunos carros animados por el buen tiempo o simplemente movidos por la inercia se arrastraban por las calles hasta la zona de costumbre. Latía la vida entre regateos y compras de las escasas verduras y la carne de conejo se decía; otros, sin recursos, se limitaban a comer con los ojos. Susurros sobre las últimas noticias de la guerra contaban que el enemigo en pocos días podría llegar. Algunos esperaban que la Ciudad del Árbol no fuera atacada.
El 26 de abril de 1937 el Coronel Wolfram von Richthofen reunió a su gente en la mesa del hall del hotel junto con los colaboradores italianos de la Formación Legionaria de Mussolini. De forma educada pero con aplomo y de manera implacable, con las palabras justas y la gestualidad precisa, les dio las órdenes del bombardeo sobre un plano. Al despegar del aeródromo de Vitoria debían rebasar el litoral y luego dando media vuelta atacar Guernica de Norte a Sur.
Algo rápido y limpio desde las alturas. Su misión era ultra secreta y la Legión Cóndor oficialmente no estaba en España, por lo que dejó en el buzón antes de salir camino del aeropuerto de Vitoria una carta para su mujer a una dirección desde la que se la harían llegar.
Eran las 16,30 cuando un fogonazo de luz profanó los cielos de Guernica y el estruendo lo levantó todo por los aires. Por la villa desolada se arrastró el terror.
El árbol se secó, el viento se convirtió en cenizas y la muerte adelantó la negrura de la noche. Ese día La villa de Guernica quedó convertida en un símbolo y memoria del horror.
Por la noche los pilotos se reunieron contentos y eufóricos en el hotel para evaluar la misión. No habían registrado nada en especial salvo que el humo y el polvo sobre la ciudad resultaron muy molestos.
Solo el hotel, donde se celebró una fiesta para celebrar el acontecimiento, iluminaba la negra noche vitoriana. Las estrellas, que avergonzadas se escondieron, fueron sustituidas por las arañas de cristal que brillaron con una energía espléndida sostenida por los comentarios jocosos de los participantes.
Al brillo de la fiesta se sumaron las doradas burbujas del champán, la música de Wagner y el perfume de las cortesanas del prostíbulo especialmente creado para la Legión Cóndor. El cuarto de hora con una chica española costaba cien pesetas, el precio incluía una latita de aluminio con dos preservativos y el uso de dos grandes toallas.
Cuatro días después, mientras las tropas nacionales ocupaban Guernica, Wolfram von Richthofen apuntaba en su diario de guerra: “Guernica, ciudad de 5.000 habitantes, prácticamente arrasada. Cuando llegaron los primeros Junkers ya había humo por todas partes, nadie era capaz de distinguir los objetivos carretera, puente, arrabal. Habitantes en gran parte fuera de la ciudad por una fiesta, la mayor parte del resto la abandonó ya al principio. Una pequeña parte murió en refugios por los impactos. Todavía visibles los agujeros que las bombas han dejado en las calles. Simplemente fantástico”.
Las dos palabras que componen la última frase redondean la sensación que has sabido dejar con tu magnífico relato. La guerra y otras situaciones límite sacan lo peor (algunas veces lo mejor) que llevamos dentro.
ResponderEliminarUn abrazo, María Pilar.
Por favor disculpa María Pilar...
EliminarNo sé como te atreves MACONDO a una opinión tan estúpida e irrespetuosa, ante un hecho tan triste y lamentable en la historia de España, cuyas heridas aún duelen!!! Debieras disculparte.
Un abrazo grande María Pilar.
Recién aterrizo con el efecto del jet lag por la diferencia horaria al cambio de continentes y me encuentro con este pequeño pero interesante debate. Otro en G+, lo que me indica que la entrada interesa más de lo que yo me había imaginado. Sara, ninguna disculpa hacia mi porque el blog y los comentarios están en abierto y las personas que participan saben defenderse si lo creen conveniente. El simplemente fantástico está entre comillas porque es copia literal de los diarios Wolfram von Richthofen, la acción del bombardeo de Guernica la resumió con esas palabras. Estaba orgulloso y parece que disfrutaba con ello. Lo que define la mala calaña de este personaje. El que alguien las utilice para describir un relato, me parece todo un elogio.
EliminarInmenso abrazo :)
Sí, me quedo también con las dos últimas. simplemente fantástico.
ResponderEliminarClaro que pienso también en eso de los militares que se sublevaron contra la repùblica. En todos lados ahì está el gérmen del mal. En los cuarteles pensados para defender ¿qué patria? Bello texto que bien podría ser leído en la edición dominical de algún periódico.
Aunque ahora que lo pienso
el gérmen de esa antipatria, por lo menos en mi país, está ahí, en los diarios, en las corporaciones mediáticas que al hablarnos de una realidad, a su vez la construyen.
¿quien manejaba la información en los 20, en guernica?
Y pues, aquí cae otro por default. De cuando a acá, las sinrazones del nazismo y el fascismo son fantásticas???
EliminarOtra disculpa María Pilar, con nnuevo abrazo.
Lo fanástico es en sí un componente importante de un género literario. Usar una palabra en otro contexto y darle otra interpretación enriquece a un texto. Las lecturas son múltiples. el texto parece fantástico no el nazismo. Claro que hay gente que no puede separar narrador de escritor ni texto de contexto. Esta señora Sara parece ser una de ellas. Macondo no debería disculparse y vos deberias aprender a "leer"
EliminarTu comentario Garriga ya responde tu pregunta. Los Junkers alemanes bombardeando Guernica eran bien vistos por determinada clase social y por supuesto tenían la autorización de los militares sublevados. Prueba de todo ello es que el general Franco condecoró a W. Richthofen con la Cruz Española con espadas en oro y brillantes y fue ascendido a mayor general. (Se me revuelven las tripas solo al escribirlo)
EliminarEl lujo veraniego de la burguesía en la Vitoria de los años veinte nos sumerge en un mundo que movía los hilos del poder, las finanzas y los medios de información más poderosos. Estaban dispuestos a lo que fuera para derrocar el legítimo Gobierno de la República con tal de no cambiar ni un ápice su status. ¡Y lo consiguieron!
Las guerras siempre tienen perdedores, Guernica, Paracuellos de Jarama y tantos lugares y tantas historias. Un abrazo
ResponderEliminarUn episodio deleznable en un conflicto horroroso!
ResponderEliminarFantásticamente horrible, Pilar. Así se construye esta historia, con la sangre de los que no pudieron defenderla.
ResponderEliminarUn abrazo.
La narración ha sido impecable aunque la historia que cuente no sea para nada agradable.
ResponderEliminar"Tristes guerras si no es amor la empresa, tristes tristes..."
Salud.
Hola María Pilar, un buen repaso a parte de la historia de España.
ResponderEliminarEn la guerra siempre perdemos todos.
Lo más importante es tener estas cosas presentes para que no vuelvan a suceder.
Saludos y un abrazo
Hola Pilar,como siempre suelo hacer,leo y releo tus escritos porque me asombra la forma en que lo redactas.
ResponderEliminarSiempre he pensado que la guerra es la mayor cobardía que se puede atribuir el ser humano.
Muchos besos!!
Magnifica narración de un episodio aterrador de la historia de España. Celebro que hayas recordado la masacre de Guernica en tu blog, porque como dijo en una ocasión Javier Marías “en este país casi nadie recuerda nada; de los que recuerdan; muchos falsean; y los que no tienen edad simplemente no saben.”
ResponderEliminarUn abrazo, María Pilar.
Pilar, muy buena presentación...El lujo y frivolidad de un principio degenera después en planes de muerte y destrucción para esa ciudad idílica de vacaciones...La muerte y la desolación perspectiva y meta del monstruo humano, que elige el mal y esclaviza su espíritu...Y ese momento queda grabado para la posteridad en el cuadro de un genio...Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tu buen hacer y tu cercanía, amiga.
ResponderEliminarFeliz semana, Pilar.
M.Jesús
Los inocentes, los que apenas tienen son los que pagan mientras los ricos se divierten, las guerras las crearon para someter a los débiles y a los pueblos, para masacrar los que se alimentan de la sangre ajena.
ResponderEliminarMe quedo con la paz de los justos, yo no vendo armas.
Lo has contado de una forma que pone el vello de punta, María Pilar, aunque es historia desgraciadamente conocida, has sabido transmitir en sus líneas el horror y la frialdad con que se trató el ataque por los efectivos alemanes. En una guerra nadie vale nada.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Chema, la última frase, resume tu buen hacer.
Besos apretaos
Yo es que siempre pensé que realmente no había más objetivos que causar terror y vaya si lo lograron.
ResponderEliminarBesotes querida.
Es leer lo que apuntó Wolfram von Richthofen y qué se me revuelvan hasta los antepasados. El Sábado, 26 de Abril, en TV3 dieron precisamente una "mini-serie" de dos capítulos titulada "Guernica- Sota les Bombes" (bajo las bombas). Fue el placer de matar por matar, un "campo" de entrenamiento para la 2a Guerra Mundial pero con seres humanos por inhumanos cómo el General Mola, lo mismo hicieron con Barcelona.
ResponderEliminarTe dejo el enlace de la película, por si no la conoces https://www.youtube.com/watch?v=nPdBiOIO1sc
Amaia y Txato existieron de verdad, y estaban cuando 60 años más tarde el Gobierno Alemán reconoció su participación y pidió perdón en Gernika.
Demasiado tarde!!!
Un abrazo, Maria Pilar
Gracias Rosa, me paso a verlo.
EliminarUn abrazo :)
Esta claro que la guerra saca lo peor del ser humano, llamado la especie racional. Que atroz y que duro.
ResponderEliminarPor mi manera de ser no entiendo ninguna guerra pero la española es la más inexplicable de todas...
ResponderEliminarTerrible ese capítulo y supongo lo que debe significar para los españoles.
Un abrazo.
La guerra no saca lo peor del ser humano...le permite expresarlo...un hijo de puta en tiempo de guerra es el mismo hijo de puta en tiempo de paz...solo que no tiene tantas oportunidades para demostrar hasta que punto....
ResponderEliminarSe me olvidaba...Bravo María Pilar
Eliminar
ResponderEliminarCultivemos el optimismo sobre todas las cosas.
Al mal tiempo, buena cara. Usando el positivismo en todo y por todo,
buen humor en las palabras,
la alegría siempre presente en el espejo del pensamiento,
con una sonrisa de felicidad en las pupilas de los ojos…
¡Recordando que el corazón siempre permanece joven!
Un feliz y luminoso día te deseo desde la distancia,
pero muy cercano desde el corazón.
Atte.
María Del Carmen
Sí, Pilar, hemos tenido que soportar de los fascistas traidores a la bandera que juraron que el bombardeo de Vitoria y Guernika no existieron, que era propaganda roja, siendo, que las pruebas de los aviones, al igual que barcos y submarinos, que posteriormente se utilizaron en la Segunda Guerra Mundial, habían sido el material del generalito traidor y asesino que desató la vergüenza de una guerra en beneficio propio. La pintura de Pablo Picasso siempre será el recuerdo vivo del nazismo y, especialmente, del pensamiento de Wolfram von Richthofen, asesino confeso y jefe de la patética "Legión Cóndor". La "Operación Úrsula", en recuerdo de la hija del general Daonizt, fue la encargada de hundir al submarino de la armada republicana española frente a la bahía de Málaga. En él se encuentra todavía mi tío, jefe de máquinas, y toda la dotación. Tanto el bombardeo de Vitoria y Guernika como este otro acontecimiento, están contemplados como actos de piratería puesto que, en teoría, Alemania no estaba en guerra contra la República Española. Nadie ha hecho jamás caso al derecho internacional y, ahora, con este ministrillo de justicia, mucho más fascista que su progenitor, que ya es decir, ha resuelto anular el derecho internacional. Además nadie puede estudiar ni saber nada de los acontecimientos históricos anteriores pase el tiempo que pase y, sobre todo, posteriores, a tales asesinatos. Históricamente es el desafuero más grave cometido por un país perteneciente, como no, a la ONU. Alemania e Italia debe indemnizar a las víctimas de la masacre generada por un traidor. Creo que nunca lo hará y esperan que la memoria falle con las generaciones futuras pero en algún lugar nos encontraremos, seguro. Cuando nos encontremos en el Cosmos se aclararán los desmanes de unos y otros.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida María Pilar.
Magnifico relato histórico de aquella tragedia que se vivió y padecieron miles de personas. Que esto no se repita jamás.
ResponderEliminarBesos.
Terrible ensayo para lo que vendría después, de modo masivo: los "apoteosicos" bombardeos sobre las ciudades de toda Europa ... Habían decidido llamar al diablo, y el diablo acudió...
ResponderEliminarLo que pasó en el siglo XX es dificil de comprender... La mente de las gentes normales no tiene tanta capacidad
Un abrazo fuerte, amiga
Hay una foto que circula por la red que me encoge el corazón, son Los Junkers alemanes volando sobre mi ciudad y mi querida catedral. Misiones asesinas. El que ese tipo lo calificara de maravillloso...dada su calaña nos parece que está en su línea criminal.
ResponderEliminarTu visión del lujo veraniego y alto burgués en la Vitoria de los años veinte nos sumerge en un hormiguero de seres humanos que vivían en otra galaxia. Sigue habiendo especímenes así, en la clase política, financiera, etc. Para ellos somos como las chicas de todo a cien.
El horror de Guernica un día de mercado...nunca lo olvidaremos.
Un abrazo, Pilar, gracias por tu pintura de contrastes.
Fantástico es este relato. Has recreado el ambiente y la forma de pensar de una manera maravillosa.
ResponderEliminarLas guerras son un asesinato consentido. Matan más gente indefensa que armada. Es la sinrazón admitida, sin rubor alguno, por gobiernos e instrituciones de todo tipo, inluído la iglesia. Es un terrorismo a grande escala.
Nada cambió: las guerras siguen existiendo y la gente que se cree "superior" también.
Como has dicho, viven en un mundo de lujo de espaldas a otras realidades. No tienen conciencia, simplemente.
Muxus m.p.
las guerras siempre son horribles MP.
ResponderEliminarEl relato es magnifico, lo has dibujado.
abrazos
carlos
ResponderEliminarPensemos en nuevas metas, hagamos planes, programemos sueños siempre en positivo, en negativo nunca, dañan los sentimientos propios y de quienes navegan a nuestro lado...ღ
Todas las personas debiéramos ser como la Luna; destinada a dar luz, o como el sol, que con la magia de su calor acaricia y posee diariamente…ღ
Un abrazo de luz para ti
y un feliz comienzo de semana
cultivando pensamientos...ღ
Atte.
María Del Carmen ღ
Me parece buenísimo tener memoria histórica pra que aberraciones como esta no vuelvan a suceder jamás.
ResponderEliminarGracias por refrescar la nuestra.
Besitos.
Pues la historia no la podemos cambiar, aunque nos duela. Así que te felicito por este relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Sor.Cecilia
En diciembre estuve en Guernica, me dio mucha emoción, fui por casualidad, porque una querida amiga me llevaba a visitar Mundaka y como estaba de paso, la visitamos. Un lugar para recordar siempre.
ResponderEliminarUn beso grande, María Pilar, no vengo muy seguido, estuve liado con lo del libro, pero tu blog es uno de mis preferidos.
HD
Gracias por tu comentario, ando sin tiempo de un lugar a otro como siempre !jaja!
ResponderEliminarUn beso
Sor.Cecilia
Me ha gustado la forma que le has dado al relato, casi como de un parte de noticias se tratara. Sigue resultando escalofriante leer sobre esos hechos y realmente creo que reflejas bien la actitud de los militares ante monstruosidades como el bombardeo indiscriminado de ciudades, masacrando a la población civil.
ResponderEliminarBesos
Vengo de otro blog de hablar de la guerra de las Malvinas y me encuentro con esta crónica maravillosamente escrita.
ResponderEliminarCuando las sociedades están fragmentadas son un buen caldo de cultivo para las acciones bélicas, pero siempre son los ciudadanos de a pie los perjudicados. El lujo busca otros paraísos y los patriotas saben vender su historia para mantenerse en el poder. Son las sociedades las que padecen la violencia y el desprecio por la vida.
En este caso (la guerra civil) muchos no sabían ni porqué luchaban, ni que habían hecho para ser bombardeados o puestos en el paredón del cementerio...
Nuestra generación debe aprender de los errores del pasado, a mi abuelo, a mi suegro para ponerte un ejemplo, los terrores nocturnos le duraron lo que les quedó de vida.
Es un placer leerte. Bss.
Qué bien lo has narrado, María. Como te comentan tus lectores. Es un escrito impecable que documenta muy bien las horas previas y posteriores al evento. La historia como tal es otra cosa. Saludos
ResponderEliminarEspero que nunca más veamos cosas así. Espero...
ResponderEliminarUn saludo
JM