Ir al contenido principal

El loco de la casa gris


La primera vez que se subió a una bici, Laia empezó a pedalear manteniendo el equilibrio para no caerse sin ningún tipo de ayuda. Engatusaba a los gatos para quemarles los bigotes, los perros huían de ella y terminó por aparentar que le eran indiferentes. No tenía miedo a las alturas a pesar de los golpetazos que se había dado en sus vuelos sin red. En la oscuridad mantenía los ojos bien abiertos y los oídos atentos al menor ruido.
Anochecía cuando salió de casa con cautela. En compañía de su amigo Raúl, se dirigió a la casona que por su estado desvencijado parecía estar abandonada. La circundaba un jardín invadido por la maleza y los árboles eran tan altos que apenas asomaba el tejado de pizarra. Las arpías de la vecindad decían que vivían en ella dos hermanos, uno de ellos estaba loco, por lo que el otro lo tenía encadenado. Con sigilo la rodearon y decidieron meterse por debajo de la alambrada en la zona que el muro estaba en ruinas. A Raúl le pareció peligrosa la aventura y retrocedió muerto de miedo. Se volvió a su casa. La testaruda Laia optó por seguir sola.
Al acercarse a la única ventana iluminada por una vela, por un breve instante, se sobresaltó ante aquellos ojos saltones fijos en ella. La persona desgreñada y zarrapastrosa, grande como un gigante, sonreía babeando dejando entrever la dentadura mellada y sucia. Se quedó petrificada. Como si la conociera y la estuviera esperando, con movimientos torpes, sacó sus manazas por la ventana y cogió a Laia con sumo cuidado. La incorporó a su estancia.

*****
Está anocheciendo. Pronto vendrán a buscarnos. Desde que se llevaron a tu hermano un silencio de tragedia lo envuelve todo. ¡Si hubiera tenido tiempo para hacer las cosas como él quería! Esta mañana, cuando nos encontró juntos en tu habitación te lo dijo: "No te preocupes, esto lo arreglo yo". Claro, después del susto que se llevó al verme contigo, porque él es adulto y los mayores son muy raros y siempre ven problemas en todo. Solo tú eres diferente. Ahora él no hablará de ti, para protegerte; te quiere demasiado y tú estás a mi lado cuando lo que deseas es ir a buscarlo, pero sabes que no puedes salir, nunca lo has hecho... Sin él estás perdido. No llores... Me haces llorar a mi también. Se oye la jauría de perros y el trotar de caballos. Esta vez no servirá la oquedad de la vieja sequoya que se ve desde tu ventana para escondernos. Me la señalaste para indicarme que desde allí me veías cuando merodeaba por tu casa. No te asustes, no te golpees la cabeza contra la pared de esa forma. Mira, estás sangrando... Ya se acercan. Gritos e insultos acompañan los golpes en la puerta... Esa mirada de terror..., esa angustia... Me das miedo.
© María Pilar

Comentarios

  1. ¡Pobre Laia! Estremecedor relato.

    Un abrazo niña

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. y pobre loco. Dicen que los niños y los locos dicen siempre la verdad. pero ¿los adultos los escucharán?

      Todo mi cariño Malque

      Eliminar
  2. Qué bien escrito!! El primer párrafo me ha hecho sonreír, el resto plantearme las consecuencias de la valentía. Me ha gustado mucho :)

    ResponderEliminar
  3. Tu texto me ha dejado pendiendo de un hilo, a punto de arrojarme al vacío. Impresionante. Me gusta la forma como esta concebido. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Interesante es el prólogo y el texto me ha enganchado definitivamente, pero me has dejado en el aire con el suspense del final. Sigue deleitandonos con la narración.

    Besos Calados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta dejar los relatos abiertos con ese suspense que intrigue la imaginación del lector. A veces también los he ido desarrollando en sucesivas entradas. Tendré en cuenta tu opinión.
      Besos

      Eliminar
  5. Desde luego el asunto no invita como para irse de parranda; genial.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No Rafa, desde luego que no, al menos por estos berenjenales.
      Bess.

      Eliminar
  6. Hola María Pilar. Joooooooooo, las dos historias dejan en suspense.
    La primera porque no se sabe que ha sucedido para que se llevaran a una persona. La otra, la de la niña igualmente deja un sabor metálico en la boca pensando si el loco la hará daño o por el contrario se piensa que es una muñeca. También se puede pensar que el loco y la niña como que se comunicaban de alguna manera; de ahí que el dijera: te estaba esperando...
    Uffffff se ve interesante..
    La valentía a veces no es buena porque nos puede hacer carceleros de nuestro propio atrevimiento. El amigo salio a toda pastilla de allí y no se quiso quedar con Laia.
    Saludos y un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Isa, veo que has captado muy bien el suspense que era la carga más importante de mi escrito y los riesgos de la valentía cuando se es niñ@ y no se pesan las consecuencias. Tal vez se puedan entender como dos historias separadas, para mi son dos momentos diferentes de una misma historia.
      Laia no había visto nunca al loco, tal vez se había acercado por la zona más de una vez antes de lanzarse a entrar y sí había sido vista por él.
      Mi cariñoso abrazo.

      Eliminar
  7. Me has tenido con la boca abierta hasta el final. Pobre Laia !!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay una película que se titula: "La vida que te espera" pues eso digo yo tanto de Laia como del loco de la casa gris.
      Besos Angelines

      Eliminar
  8. A cuanto menos, nos has dejado incomodos. ¿Continuará?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues esa era la intención. Lo de continuar ya se verá, a veces lo he hecho y otras lo he dejado en suspense a criterio del lector.
      Besos Marcos

      Eliminar
  9. Incierto y desafiante final. Me gusta el nuevo aire que le has dado a tu blog. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te guste la presentación de mi blog, viniendo de un fotógrafo tan extraordinario como tú, pues doble motivo.
      Mi cariñoso abrazo

      Eliminar
  10. Posiblemente para él sea la gran conquista, alguien a quien cuidar y adorar.

    Besos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también había pensado lo mismo, pero ¿lo entenderá así el mundo de los adultos que lo va a juzgar?

      Bess.

      Eliminar
  11. Se me han quedado casi todos los cabos sin atar, pero me ha gustado e intrigado.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te ha gustado y has captado la intriga que he querido plasmar en el relato ya me alegro. "Los cabos sin atar", es lo normal ante un relato tan abierto que quiere contar con la complicidad de la imaginación del lector, por tanto puede tener tantos finales como lectores.
      Cariñoso abrazo Chema.

      Eliminar
  12. Hacía tiempo que no me pasaba por tu blog, bonito relato Pilar.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra María y espero que todo vaya bien.
      Bess.

      Eliminar
  13. Y qué le pasó a Laia? después?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y qué le pasó al loco? Seguramente la vida de Laia corrió mejor suerte que la del loco.
      Saludos Rosa

      Eliminar
  14. ¿Qué hacemos ahora: imaginamos algo o esperamos la secuela? Muy bueno.
    Un saludo
    JM

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La secuela puede llegar un día; mientras, que sea el lector el que saque las conculsiones que le resulten más convincentes. La imaginación del lector es el límite.
      Cariñoso saludo JM

      Eliminar
  15. Pilar, impresionante tu relato...Laia y el hombre loco, los dos se encontraron y compartieron su locura...El mundo no los entendía y estaban encerrados en esa casona solitaria y escondida...Impresionante el ambiente, tus certeras y precisas palabras y la forma en que lo has hecho...El primer párrafo es el final de una única historia...Mi felicitación por tu maestría, tu claridad contenida, el misterio y ese final abierto...a la imaginación del lector..Mi abrazo inmenso y mi ánimo siempre, amiga.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Final abierto como bien dices Mª Jesús, pero predecible porque los adultos que van a juzgarlo ya están aporreando la puerta de entrada. Pero ahí llega el lector que será el que tome decisiones.
      Todo mi cariño Mª Jesús

      Eliminar
  16. Laia ha encontrado su bestia. Y ella parece una bella sin miedo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Laia intrépida y valiente, como niña que es, no mide las consecuencias que su acto va a tener en el mundo de los adultos que son los que van a juzgarlo.
      Mi abrazo Mª Jesús

      Eliminar
  17. Un relato misterioso, muy bien escrito. Ayer lo leí y he seguido dándole vueltas. En un principio pensé que la mujer que hablaba, al principio, era la madre de los gemelos ahora creo que es Laia... me encantaría que me lo aclarases, (si quieres).
    Un beso amiga, sé que me repito pero me encanta venir a tu casa...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. perdona he puesto gemelos, pero quería decir hermanos.

      Eliminar
  18. Pilar vuelvo a leerlo (ya no sé cuantas veces van...jajajaj) y veo que has cambiado cosas y añadido otras, creo, ahora lo tengo más claro...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra Rosy. En la introducción escribí pinceladas porque me interesaba más crear una atmófera, que llegara al lector la angustia y el suspense que tanto el loco como la niña estaban viviendo encerrados en la casona. Tal vez quedó demasiado encriptado.La segunda parte es el desarrollo de la historia, la causa y motivo que les ha llevado a esa situación.
      Besos

      Eliminar
  19. Yo también entiendo el primer párrafo como el final de la historia. Sigo dándole vueltas a esa foto del Empire State Building y su relación con la narración.
    Un abrazo, María Pilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Karima, con mi relato he querido hacer un guiño a la película de KinKong en el Empire State, salvando las distancias claro.
      Besos

      Eliminar
  20. Vaya, que modo de intrigarnos y de atraparnos... Magnifico relato, puro suspense...

    Eres una maga, amiga

    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  21. María Pilar, has creado un mundo onírico tan consustancial con los personajes que lo conforman que su apertura en la mente de los lectores solo puede producir el estado de incertidumbre que ha provocado: historias paralelas, la inconsciencia del mal frente al bien, la aceptación de belleza o fealdad, etc. Has creado un ambiente y un relato tan inquietante como lo son las relaciones entre personas que se aman o se odian. Una fantasía infinita en la que late un corazón que dilucida sucesos de difícil comprensión. Inquietante y espléndido.

    Un cariñoso abrazo, querida amiga María Pilar.


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me abruman tus palabras Antonio

      Mi cariño como siempre

      Eliminar
  22. ¡Qué miedo! ¿se la habrá comido o quería jugar con ella?
    :-:
    Muchas gracias M. Pilar por tu comentario en casa, nos agarró
    muy por sorpresa, algo que uno no piensa que va a pasar,
    que uno no se espera... Espero que pueda descansar en paz
    y sus familiares y persona más cercanas encuentren consuelo.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esas circunstancias imprevistas son precisamente las que nos hacen más difícil su ausencia.

      Cariñoso abrazo Myriam

      Eliminar
    2. Otro abrazo para ti, Pilar, con todo mi cariño

      Eliminar
  23. Magníficos Relatos lleno de intriga, suspense y un poco de osadía.
    Poco a poco nos vas sumergiendo en ese mundo fantástico y, también, surrealista.
    Abrazos y Besines.

    ResponderEliminar
  24. Abrazos para ti Pedro con todo mi cariño. Que puedas disfrutar de un plácido verano por estas maravillosas tierras del norte.

    ResponderEliminar
  25. Hola Pilar,jamás me cansaré de leerte,puede que alguna que otra vez no logre entender aquello que escribes pero no porque tu no lo hagas estupendamente bien,es solo que a veces yo no comprendo ciertos escritos.Pero aún así me encanta como escribes y describes las situaciones de tus relatos como por ejemplo,el de hoy, creo que Laia era mas que valiente,poseía buenos sentimientos y sabía reconocerlos en otras personas.

    Todo mi cariño:)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por estar siempre ahí Teresa. Cariñoso abrazo con mis mejores deseos para estas vacaciones de verano.

      Eliminar
  26. Nuevo relato al que se le pueden dar muchos y diversos significados, desde muy buenos a muy malos. Lo que está claro es que has creado una atmósfera de suspense estremecedora.

    Enhorabuena.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  27. ¡Que espanto! Por muy valiente que fuera Laia, seguro se asusto cuando "eso" la jalo. Nunca lo sabremos.

    Beso Maria Pilar

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Este blog permanece vivo gracias a tus visitas y comentarios. Te agradezco estos momentos especiales que me regalas.

Más vistas

Hagamos un trato

Te propongo un pacto. No removamos más el pasado, no le demos más vueltas ni nos echemos más en cara lo que ocurrió, ya no lo podemos cambiar, dejémoslo correr por el camino del olvido, no me gusta esta guerra soterrada ni este mirar de soslayo con la desconfianza como carga. Llevamos un tiempo con el rictus de la tristeza pegado y el alma rota sin querer dar el brazo a torcer. «Demasiado vehemente», me dices; «excesivamente racional», te contesto. Esto es un «toma y daca» y esta guerra no va a parar. Ya sé que soy impulsiva, alocada y me lanzo sin escuchar tus voces de contención, pero reconoce que eres tan racional, tan pausado y mides tanto las palabras que a tu lado últimamente no hago más que bostezar. Me gusta volar como el viento, necesito sentirme en libertad, no me atosigues. Cuando yo he tomado decisiones no nos ha ido tan mal. Y sobre todo no cargues sobre mi conciencia, sabes que soy muy sensible y el sentimiento de culpa me hace pasarlo fatal. Te pasas la vida planific...

Amanecer deslumbrante

Salimos de casa con aspecto somnoliento. Al subir al remolque, ayudados por los dos hermanos mayores, percibimos el viento gélido de la madrugada. No era normal que nos llevaran con ellos; pero ese día, así padre lo había decidido. La calle en la que vivíamos aparecía oculta en la penumbra, se nos hacía extraña. Dejamos el pueblo solitario y silencioso envuelto en la neblina matinal. En el remolque nos encogimos como pudimos para evitar el frío que nos hacía castañetear los dientes y nos provocaba pequeñas chimeneas de vaho que se fundían con la niebla; esfuerzo inútil, pues el traqueteo descomponía nuestras figuras y nos lanzaba a la una contra la otra. No así los hermanos mayores que, apoyados en las cartolas, se dejaban acunar por el movimiento y se hacían los dormidos. El tractor reptaba ruidoso por la subida del Carramonte. Al llegar al alto del páramo por la zona de Valdesalce, amanecía. Nos apeamos de un salto. Impresionaba el mundo que se abría ante nosotros. Miré a mi a...

Cuando uno dice blanco, el otro... blaugrana

Va a ser un día complicado, se dijo Aurora al despertar pensando en que se jugaba el Clásico. Su preocupación eran sus hijos Raúl y David. Cuando nacieron todo fue caos en su entorno y nadie, excepto ella, se fijó en los ojos tan abiertos con los que se observaban sin pestañear. Aunque le decían que los recién nacidos no ven, esa mirada gélida de un gris opaco fue el presagio que acabó con sus sueños de madre.  La crueldad sistemática entre los hermanos confirmó sus sospechas. Parecían dos gatos en continua pelea. Si uno necesitaba luz, el otro oscuridad; si uno quería dormir, el otro berreaba y si uno decía blanco el otro… blaugrana. Era un sinvivir que a ella le tenía agotaba. —Os vamos a machacar —decía Raúl con la camiseta blanca. —¡Qué dices, idiota! Hoy comeréis el barro bajo nuestras botas. —De idiota nada, mamón.  — ¡Pum! Arrojó un derechazo al ojo de su hermano. —Te arrancaré la nariz, imbécil. —Y el zurdazo lo dejó sangrando. —¡Ay!, me ha mordido. —¡Basta! —...

El vaivén de la vida

En la vida de Clara había aparentemente de todo menos paz y sosiego. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena. Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que embargaba tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto se acostaba, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado, pero dijo: ̶ Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, había resultado una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo servía para acallar el incómodo ...

La musa de la escritura

Hoy hace un año que te fuiste… Digo a gritos que no te necesito, que ojalá no vuelvas. Miente mi orgullo para cubrir el dolor de mi impotencia. Ya sabes que mi cabeza es un cóctel de ideas encontradas, letras sueltas y sensaciones indefinidas. Qué diferencia con las composiciones escritas a golpe de vértigo, las notas de recuerdos con ilusión vividos, la actividad nerviosa, el febril pensamiento desbocado, todo un mundo que se diluía en la página en blanco. Mi imaginación no se resigna a esta inactividad actual y sigue alimentándome: me trae el choque de olas acunando a otros muchos en sus aguas, el espectáculo de un gnomo sibilino junto a una princesa destronada, un bello alfiler ensangrentado en el escenario de una explosión en Yakarta, hasta me tienta con el aroma de la riquísima sopa de la abuela. Miro tu hermética bola de cristal donde encierras la energía en un tiempo y un espacio diferente al que reclama el reloj para sí mismo. Te miro y tu fulgor me deslumbra y pienso ...