Quién me iba a decir a mí que con mis manos encallecidas de tanto limpiar casas escribiría en el ordenador. Fue cosa de mi hija Esperanza, me matriculó en Educación de Adultos para que hiciera un curso de informática. Ir yo a estudiar con la vergüenza que me daba, si apenas fui a la escuela. Me convenció porque así podríamos hablar por el Skype. ¡Cielo santo, qué palabra!
Fue cuando se iba a ir a Alemania a hacer el máster en Ciencias Medioambientales con una beca por sus buenas notas universitarias. No es porque sea mi hija pero es listísima, aunque muy callada, en esto sale a su padre. Su padre y yo fuimos a verla a Gotinga, nunca habíamos salido al extranjero y estábamos nerviosos, pero teníais que ver cómo se desenvolvía en alemán, se nos caía la baba.
Con la crisis en España tuve que buscar más casas porque me bajaron la hora el 50% y su padre metió horas extras de carga y descarga en un supermercado antes de ir a la calderería donde trabajaba. Orgullosos lo hacíamos para pagarle los estudios y que un día tuviera una vida mejor que la nuestra.
El día que con una sonrisa de oreja a oreja y una carta en la mano me dijo que la habían seleccionado para un trabajo, dejé la plancha, me sequé una lágrima con la punta del delantal y nos fundimos en un emocionado abrazo.
—Es en la central nuclear de Garoña, tengo que hacer un curso de prevención de riesgo, una oportunidad mamá.
Sus palabras gritaban lo que sus ojos negaban. No era una oportunidad: vigilante nocturno. A poco se me hiela la sangre. Cada noche, al despedirse melena al viento y mochila a la espalda con el mono especial del trabajo, me susurraba al oído con gran entusiasmo: “No te preocupes mamá”. Y siento que la crisis no ha acabado con el idealismo propio de su juventud al ver los reflejos verdes en su mirada.
—Esto va a cambiar mamá, con nuestro esfuerzo va a cambiar.
Hoy a las cinco de la mañana ha sonado el teléfono. Ha habido una explosión en la central y no era ella la que me hablaba.
Fue cuando se iba a ir a Alemania a hacer el máster en Ciencias Medioambientales con una beca por sus buenas notas universitarias. No es porque sea mi hija pero es listísima, aunque muy callada, en esto sale a su padre. Su padre y yo fuimos a verla a Gotinga, nunca habíamos salido al extranjero y estábamos nerviosos, pero teníais que ver cómo se desenvolvía en alemán, se nos caía la baba.
Con la crisis en España tuve que buscar más casas porque me bajaron la hora el 50% y su padre metió horas extras de carga y descarga en un supermercado antes de ir a la calderería donde trabajaba. Orgullosos lo hacíamos para pagarle los estudios y que un día tuviera una vida mejor que la nuestra.
El día que con una sonrisa de oreja a oreja y una carta en la mano me dijo que la habían seleccionado para un trabajo, dejé la plancha, me sequé una lágrima con la punta del delantal y nos fundimos en un emocionado abrazo.
—Es en la central nuclear de Garoña, tengo que hacer un curso de prevención de riesgo, una oportunidad mamá.
Sus palabras gritaban lo que sus ojos negaban. No era una oportunidad: vigilante nocturno. A poco se me hiela la sangre. Cada noche, al despedirse melena al viento y mochila a la espalda con el mono especial del trabajo, me susurraba al oído con gran entusiasmo: “No te preocupes mamá”. Y siento que la crisis no ha acabado con el idealismo propio de su juventud al ver los reflejos verdes en su mirada.
—Esto va a cambiar mamá, con nuestro esfuerzo va a cambiar.
Hoy a las cinco de la mañana ha sonado el teléfono. Ha habido una explosión en la central y no era ella la que me hablaba.
Jope! Que cosa más sentida y trágica!
ResponderEliminarBesos.
Creo que es la realidad de la vida. Al menos en este país.
EliminarBesos
Hola Pilar. Está muy bien escrito. Me ha encantado leerte pero a la vez he sufrido leyendote. Cuántos sacrificios hacen las familias para que sus hij@s puedan tener un buen porvenir. Sólo deseo que sea un cuento y que no forme parte de la vida de nadie. Me ha dejado herida las últimas dos lineas. Al principio pensé que era parte de tu vida por cómo lo has contado en primera persona. Si es así, deseo que tu hija esté bien.
ResponderEliminarAbrazossssssssssss
Hola Isa, me alegro que hayas entendido tan bien mi relato porque lo has interpretado perfectamente.
EliminarMira, no, no es personal, aunque lo escriba en 1ª persona porque así me lo pide la historia, nunca escribo cuestiones personales. Pero sí que creo que es la realidad de muchos jóvenes en nuestra sociedad hoy día.
Un abrazo preciosa.
Me he estremecido, escribes tan bien que me meto dentro de la historia y hoy les he tomado afecto a los personajes. Una denuncia que ojalá solo fuera una historieta. Abrazos
ResponderEliminarSe me ocurrió escribirla cuando oí lo de "España va bien y somos el país que más avanza de la Unión Europea" Tal vez para algunos sea así.
EliminarCariñoso abrazo Ester
Excelente tu relato Pilar, como siempre un placer leerte!
ResponderEliminarPero qué triste y cruel realidad...
Qué desasociego deja en el alma...
Un abrazo muy fuerte para vos.
Lau.
Has entendido perfectamente el mensaje Lau. Es triste y es cruel como la vida misma porque esta vez no he contado cómo me gustaría a mí que fueran las cosas sino cómo creo que son en realidad.
EliminarUn abrazo con todo mi cariño.
Uy muy buen relato un poco triste y estremecedor al fina . Te mando un beso
ResponderEliminarGracias preciosa Citu por leerme y dejarme siempre tus impresiones.
EliminarBesos.
No voy a ser original. Me ha encantado, María Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por estar siempre ahí y ser tan buen compañero Chema.
EliminarCariñoso abrazo.
Uff, qué final... sin palabras me dejas. Pero muy bien narrado.
ResponderEliminarAbrazos!
Una alegría verte por aquí Óscar. Sabes cómo te admiro como poeta porque eres muy bueno.
EliminarUn abrazo.
Duro trabajo y dura historia, pero con coraje siempre se sale.
ResponderEliminarBesos.
El coraje que no falte Rafa y siempre con la cabeza bien alta.
EliminarBesos
Ugh qué pena caray. Excelente texto.
ResponderEliminarUn beso María Pilar
Un placer verte Malque. A ver si saco tiempo para visitarte. Un beso.
EliminarEsperanza merece un final feliz.
ResponderEliminarGran historia con un tremendo final, suele suceder así.
ResponderEliminarUn abrazo de anís estrella.