La lluvia cae sin cesar desde hace días en la ciudad de Barcelona y los pies descalzos de Lita se hunden en el lodo. El humo de las chimeneas que calientan los hogares se mezcla con la llovizna haciendo más negra la triste vida de la pequeña. La gente va y viene malhumorada bajo el paraguas sin fijarse en sus pequeñas manos amoratadas por el frío que extendidas han de seguir mendigando por las Ramblas y en el mercado de la Boquería. Es un ser invisible para los que pasan, alguien que pertenece al mundo de los olvidados. Niebla sucia y húmeda que le hace toser y se le incrusta en el alma. Niebla que envuelve la mirada de la abuela con un corazón de hielo, la codicia le corroe por dentro y desconfiada le arranca hasta el último céntimo. ¡Ay el día que regrese sin el jornal completo!
Y no es fácil conseguirlo, nunca ha sido fácil la vida de Lita desde que su madre, prostituta, la abandonó al nacer para dejarla con una abuela que la utiliza como moneda de cambio. No conoce el calor de un abrazo, nunca le han dado un beso ni ha sentido el más leve roce de una mano comprensiva, no sabe de palabras como “te quiero”. Es niña de la calle y no se queja. Se sorbe las lágrimas que silenciosas surcan sus mejillas morenas cuando sus ojos negros se quedan absortos ante esos niños que con sus libros, van camino del colegio. A ella se lo ha prohibido su abuela y es lo que más desea.
La vida dickensiana de Lita empezó a cambiar cuando a los ocho años fue internada en un orfanato al fallecer la abuela. Y la suerte, por fin, le dio la cara cuando a los 13 una familia la adoptó y la llevó a visitar el Museo del Prado. Su duende gitano se despertó, levantó las telas negras y grises que le atenazaban por dentro y por primera vez vio la vida en color al descubrir ese medio de expresión visual que lleva a plasmar lo que un artista está sintiendo. ¡Sería pintora! Y con la determinación del carácter propio de una superviviente, era analfabeta y disléxica, luchó por conseguir su sueño.
Su pintura impacta por el desgarro que conlleva. Los perdedores e invisibles de esta sociedad son los que protagonizan sus cuadros. Es la voz de los sin voz. Siempre sus pinturas tienen líneas, grietas, marcas que estorban para apreciar la delicadeza y finura con que pinta a sus personajes. Son esos brochazos que señalan las cicatrices que a cada uno le va dejando la vida. “Pero no creo que mi pintura sea pesimista. Al contrario, intento acariciar con ternura y belleza al feo para convertirlo en terciopelo” decía en una entrevista en El Confidencial.
Hoy, afincada en La Haya, Lita Cabellut es la artista española mejor pagada y uno de los artistas más cotizados del planeta. ¡Pero qué poco conocida es en su tierra!
“La verdad es que no lo entiendo. Mi arte es muy español y yo soy profundamente española. Siempre en todo el mundo me presentan como la pintora española. Pero en mi casa, España, todavía no reconocen mi nombre”.
Y no es fácil conseguirlo, nunca ha sido fácil la vida de Lita desde que su madre, prostituta, la abandonó al nacer para dejarla con una abuela que la utiliza como moneda de cambio. No conoce el calor de un abrazo, nunca le han dado un beso ni ha sentido el más leve roce de una mano comprensiva, no sabe de palabras como “te quiero”. Es niña de la calle y no se queja. Se sorbe las lágrimas que silenciosas surcan sus mejillas morenas cuando sus ojos negros se quedan absortos ante esos niños que con sus libros, van camino del colegio. A ella se lo ha prohibido su abuela y es lo que más desea.
La vida dickensiana de Lita empezó a cambiar cuando a los ocho años fue internada en un orfanato al fallecer la abuela. Y la suerte, por fin, le dio la cara cuando a los 13 una familia la adoptó y la llevó a visitar el Museo del Prado. Su duende gitano se despertó, levantó las telas negras y grises que le atenazaban por dentro y por primera vez vio la vida en color al descubrir ese medio de expresión visual que lleva a plasmar lo que un artista está sintiendo. ¡Sería pintora! Y con la determinación del carácter propio de una superviviente, era analfabeta y disléxica, luchó por conseguir su sueño.
Su pintura impacta por el desgarro que conlleva. Los perdedores e invisibles de esta sociedad son los que protagonizan sus cuadros. Es la voz de los sin voz. Siempre sus pinturas tienen líneas, grietas, marcas que estorban para apreciar la delicadeza y finura con que pinta a sus personajes. Son esos brochazos que señalan las cicatrices que a cada uno le va dejando la vida. “Pero no creo que mi pintura sea pesimista. Al contrario, intento acariciar con ternura y belleza al feo para convertirlo en terciopelo” decía en una entrevista en El Confidencial.
Hoy, afincada en La Haya, Lita Cabellut es la artista española mejor pagada y uno de los artistas más cotizados del planeta. ¡Pero qué poco conocida es en su tierra!
“La verdad es que no lo entiendo. Mi arte es muy español y yo soy profundamente española. Siempre en todo el mundo me presentan como la pintora española. Pero en mi casa, España, todavía no reconocen mi nombre”.
!Qué interesante lo que relatas! ¡Cuántas mujeres desconocidas en su vida y su obra permanecen en el anonimato! No la conocía. Gracias por traerla por aquí.
ResponderEliminarBesos
Genial escrito, muy bueno me ha gustado. Que pases unas felices fiestas.
ResponderEliminarBesos Pilar.
Maravillosa historia de superaciòn y crecimiento. Debería ser mucho más conocida. Me encanta, además. Cómo se nota ka influencia de lis grandes de Prado y de los Neerlandeses. Graciax por difundir su vida, su obra!!!!
ResponderEliminarEs increible como en las circunstancias más adversas aparecen ángeles que provocan cambios maravillosos. Verdaderas pinceladas de amor! Y aue maravilla, cuando florecen!!!!!
Besotes
No sabia de su existencia, yo tampoco la conocía, pero me alegro de que haya logrado realizar su sueño y de que tu nos la hayas presentado. Abrazos
ResponderEliminarHola Ester, no consigo entrar en tu blog y por eso te dejo aquí mis mejores deseos para estas fiestas con todo mi cariño. Gracias por estar siempre, por ser como eres: tan original, creativa y entusiasta, por tu grito de guerra: los brincos y saltos y por haber permitido, a través de los blogs, que te conociera en esa faceta y en todo lo que dejamos de nosotras mismas cuando escribimos.
EliminarBesos.
Uy lindo relato y nadie es profeta en su tierra. Te mando un beso
ResponderEliminarHola María Pilar, buenas tardes,
ResponderEliminarbellisimo relato,
una historia que llena el alma, ejemplos que no se ven ...
Te deseo muchas felicidades
un fuerte y càlido abrazo
Bendiciones
Gracias por mostrármela.
ResponderEliminarNo sabía quien era.
Ahora sí.
Saludos.
Es impresionante la biografía de Lita Cabellut. Su Vida ha cambiado por suerte, constancia y perseverancia. Ha vivido una vida casi al límite en su infancia y ha tenido que canalizar sus inquietudes artísticas por su capacidad innata de crear verdaderas obras de carácter pictórico.
ResponderEliminarUna Entrada verdaderamente maravillosa.
Que la estrella de Belén te ilumine en esta Navidad y que cada día del Nuevo año la bendición del Señor te guarde a ti y a tus familiares y amigos.
Aunque se pierdan otras cosas a lo largo de los años, mantengamos la Navidad como algo brillante, regresemos a nuestra fe e inocencia infantil.
Abrazos y Besines.
Yo tampoco la conocía.
ResponderEliminarAhora que ha triunfado fuera seguramente empezaremos a apreciarla. Gracias por mostrárnosla.
Un abrazo.
“La Navidad es la temporada para encender el fuego de la hospitalidad en el salón, y la genial llama de la caridad en el corazón“ Washington Irving
ResponderEliminarFeliz Navidad y mi cariño. Volveré en el 2017 superando este parón. Gracias por estar siempre.
Un abrazo
Hola María Pilar. Una historia dolorosa en donde el internado puso punto y comienzo de una nueva vida. Me ha encantado leerte a pesar de ser un escrito muy duro y tan real como la vida misma. He buscado las obras de Lita y realmente me parece que plasma muy bien la sociedad y a las personas que nadie miramos ni queremos que estén cerca de nosotros. Graciassssss por mostrarme que hay personas que aun se fijan en otras que la vida no les ha dado la felicidad que merecen.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muchas gracias por darla a conocer. Una historia muy difícil, con final feliz. Será reconocida en su tierra, veras que sí.
ResponderEliminarMuy feliz Navidad, Maria Pilar. Recibe mi abrazo sincero y cálido.