Era un día gris de noviembre y los relojes daban las trece. La cálida luz de la lámpara sobre mi rincón de lectura me aportaba intimidad. Apenas me sumergí en la historia del libro que estaba leyendo, cuando algo me sacó de mi quietud y me puso nerviosa. No era el viento que zumbaba en los cristales del balcón y zarandeaba con fuerza los árboles de la plaza, doblegándolos y partiendo sus ramas.
Se hizo el silencio. El silencio angustioso del miedo a algo que se presiente, sin verlo. Como cuando en un sueño quieres huir y el barrizal que pisan tus zapatos te impide avanzar. Un eco de pasos y un crujir de ropas que se arrastraban trajo a la pantalla del iPad una imagen siniestra, vinculada al mundo de los muertos. Encapuchada y cubierta con una capa negra, sus ojos oscuros brillaban iluminados de maldad. Aterrada por el miedo, mis pupilas no podían dejar de seguir la luz brillante que irradiaban sus cuencas, me tenía atrapada en su red de araña. Temerosa, giré la cabeza por encima del hombro derecho, pensando que estaba a mi espalda. Nadie. Nada. Me froté los ojos repetidas veces para deshacer aquella alucinación que creía alojada en mi cabeza.Un terror frío me recorrió el cuerpo al ver salir sus manos de la pantalla, y como garfios se cerraron alrededor de mi cuello. Mi grito se ahogó dentro. Noté el mareo por la falta de oxígeno. Iba a morir estrangulada. Todo mi cuerpo se revolvió en el intento de captar algo de oxígeno. Acabé cayendo al suelo, vencida. Saltó sobre mí y movió mis piernas inertes.
Amanecía cuando desperté de mi pesadilla con el cerebro embotado. Un mal sueño. Eso había sido. Me reincorporé aturdida. El reflejo en el azogue me horrorizó. Al otro lado del espejo, las incisiones de los garfios en mi cuello me estaban desangrando.
Un relato para crear ambiente propio de estas fechas.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí y dejarme tu comentario.
EliminarBuen relato, María Pilar.
ResponderEliminarEspero que hayas tenido un feliz Día de Todos los Santos.
Un abrazo.
Gracias, Chema. De momento me conformo con ir tomándole el pulso de nuevo a esta actividad de escribir relatos que tanto me gusta. Mientras, voy recuperándome, poco a poco, de una grave intervención quirúrgica.
EliminarUn abrazo.
Angustioso en grado sumo.
ResponderEliminarMuy acertado para la fecha.
Un abrazo.
Hola, Alfred, veo que tu opinión va en consonancia con lo escrito. Me gusta.
EliminarMi cariñoso abrazo.
Genial, desde el primer párrafo y siempre muy buena redacción, Sabes como captar la atención y sorprender. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ester. ¡Qué alegría me da encontraros de nuevo!
EliminarUn abrazote.
Genial relato, extrañaba leerte. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, Citu. Un placer encontrarte de nuevo por aquí. He estado ausente, por enfermedad. Ya me voy recuperando.
EliminarUn beso.
Y cuando parecía que venía el alivio del despertar de la pesadilla, empezó el verdadero horror. Te quedó genial.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Sara, una alegría verte de nuevo. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarUm abrazo.
Hola, Querida MP. Venía a leerte -contenta de verte de nuevo por aquí- y leo en tu réplica a MACONDO que hast tenido una grave intervención quirúrgica. Lo siento mucho y espero sinceramente que recobres completamente tu salud.
ResponderEliminarEste relato es como un pesadilla bien realista ideal para esta época.
Besos y abrazos con todo mi cariño y mejores deseos para ti.
Hola Myriam, qué alegría verte de nuevo por aquí. Ya ves que he empezado a escribir eso es buena señal.
EliminarUn abrazo con todo mi cariño.
me gusta tu relato
ResponderEliminarGracias, Recomenzar, por dejarme tu impresión.
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