Qué solo me he quedado. Acostumbrado a hacerlo todo en pareja, qué va a ser de mí. Aquí, en este rincón, olvidado, me cuesta recordar el olor a tierra y a vida. Mi respiración agitada ya no lo percibe. Paso los días amodorrados entre estas cuatro paredes con las que choco de vez en cuando. Los otros, al verme compungido, creen que soy tonto o se mueren de la risa. Vivo atormentado con el temor de que algo malo me suceda y nadie se dé cuenta.
Hace unos días, lo vi. Un sentimiento de alivio profundo se apoderó de mí. De cuando en cuando, me miraba para asegurarse de que yo seguía allí, y sonreía levemente. Tenía necesidad de él. Lo raro era que él también tenía necesidad de mí; pero ninguno de los dos nos atrevíamos a dar el paso. Y el tiempo pasaba. A veces me acompañaba una cierta tristeza porque si nos dispersábamos no nos volveríamos a ver. Fue cuando escuché una sonrisita a mi lado.
—¿Quieres ser mi pareja? —Me susurró un tanto tímido. Y sus nubes azules acariciaron, con infinita ternura, mis rayas rojas.
¡Qué
experiencia más hermosa vivimos! Una explosión de color y fantasía.
Es verdad que se oyeron críticas de algunos compañeros. Tan serios y formales, con sus colores oscuros, querían seguir bailando la pavana como en la época de sus tatarabuelos.
Nuestro ritmo era otro. Mucho más moderno. Dos calcetines desparejados que marcaban tendencia.
Eres fantástica para sorprender con tus cuentos. Los calcetines andan todos de fiesta con este.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Ja, ja! Gracias, Sara. Un micro de esos que se me ocurren de vez en cuando por puro divertimento.
EliminarUn abrazo, preciosa.
;))))
EliminarCreo que me recuerda algo.
Abrazos.
Hola, Alfred, sí yo también creo a lo que te recuerda. ¿Quiién no ha vivido algo parecido?
EliminarAbrazos.
Lindo relato me gusto como se hicieron pareja. Te mando un beso
ResponderEliminarGracias, Citu.
EliminarUn beso.
Encantador relato! Siempre es un gusto leerte, Pilar. Cariños!!
ResponderEliminarLau.
Hola, Lau, un placer encontrarte por aquí.
EliminarGracias mil.
Te envio un beso. Pilar
Por un momento pensé en el confinamiento, en la soledad de muchas personas, pero según iba leyendo me di cuenta de que había algo misterioso, que pronto descubríria...Y ahí estaba tu maestría divertida e imaginativa haciendo de las suyas, sorprendiéndonos, amiga. Muy bueno, si los calcetines hablaran cuánto nos contarían...je,je.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado Pilar. Espero que todo vaya bien, amiga.
Hola, Mª Jesús, siempre es un placer saber de ti. Espero que también te vaya todo bien tanto a ti como a los tuyos.
EliminarUn fuerte abrazo!
Muy lindo relato, dulce, con mucha ternura, ese reencuentro, ese nuevo acercamiento, gracias por traerlo, un abrazo
EliminarGracias, Themis.
EliminarUn abrazo!
¡¡¡Hermoso relato y sorprendente!!!!
ResponderEliminarMe emocionó.
mariarosa
Gracias, María Rosa.
EliminarUn abrazo!
Ja, ja...Muy bueno María Pilar. Tu historia me ha recordado un poco a la de Juan José Millas "No mires debajo de la cama" y las desventuras de unos zapatos por la ciudad.
ResponderEliminarMe ha gustado el tono tierno del calcetín desparejado.
¿Quieres ser mim pareja? Las cosas tal vez también podrían ser mucho más sencillas entre nosotros los humanos.
Buen trabajo, compañera
Me alegro que te haya gustado, Matilde.
Eliminar¡Feliz fin de semana!
¡Hola, María Pilar! Je, je, je... ¡Y no te olvides de los guantes! Un micro divertido, pero no exento de fondo. La primera lectura me llevaba a una pareja, humana, en la que se había instalado la rutina y pese a desearse parece que algo se interpusiera entre ellos. Un abrazo!
ResponderEliminarNo te lo vas a creer, David, pero de los guantes también escribí un micro. Opté por publicar el de los calcetines desparejados cuando me enteré que habían sido elegidos como un símbolo del Día Mundial del Síndrome de Down.
EliminarUn abrazo!
Hola, el principio me despistó, al llegar al final, lo entendí todo. Ahí estaba la salsa de vida, desparejados y marcando tendencia. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, preciosa.
EliminarUn abrazo!
Lo de los calcetines desparejados me ha parecido una preciosa metáfora. Bello relato, tierno y divertido, todo en uno. Refleja también muy bien la dificultad absurda que tenemos los humanos para acercarnos a los demás, ese miedo injustificado pero que utilizamos como una fuerte coraza. El día que nos liberemos de esos miedos, seguro que seremos mucho más felices. Me ha gustado mucho, María Pilar. Saludos!
ResponderEliminarGracias, Maite.
EliminarFeliz fin de semana!
¡Wow! Qué joya de relato María Pilar, me ha super-encantado. Me parece una bella alegoría. Muy agradable de leer. Siempre sorprendes. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana.
EliminarSaludos!
Los amores imposibles -o casi- esos son los realmente geniales. Los comunes no dejan de ser vulgares. Me ha encantado la forma del relato con un final sorprendente.
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