Klara y el sol es el libro de Ciencia Ficción escrito por Kazuo Ishiguro después de obtener el premio Nobel de Literatura en el 2017.
Cuando antes leíamos novelas de CiFi sabíamos que con su narrativa fantástica nos sacaban de la realidad y nos hacían soñar en mundos imaginados.
Hoy la robótica lo invade todo. Basta darse una vuelta por lo que nos rodea e ir clicando botones. Tienes la sensación de que la vida cotidiana ya ha sido invadida por aquello que nos parecía «fantástico». La originalidad de Kazuo Ishiguro con Clara y el sol es que no trata de cómo vemos nosotros a los robots, sino cómo nos ven ellos. Son los ojos de Klara los que nos muestran el mundo.
Klara es un robot comprado en una selecta tienda para cuidar a una niña enferma. Un modelo de androide AA (Amiga Especial) especializado en el cuidado de niños que, bajo la piel de látex y metal, aloja una sensibilidad prohibida a los robots de su gama. ¿Un error de fabricación, quizá? Su voz narrativa, con la que nos va contando la historia, envuelve todo el relato como si fuera un cuento. Un cuento que invita a soñar, pero que también, como todo cuento, tiene su lado oscuro.
La curiosidad invade la vida de Klara. Con la ingenuidad de quien pisa el mundo por primera vez, se hace preguntas sobre el comportamiento de los humanos, detecta que pueden estar sufriendo incluso cuando se manifiestan alegres, indaga sobre temas que los preocupan como la soledad, el clasismo social, la muerte… Se esfuerza más y más cada día por entenderlos. Y critica la contaminación atmosférica producto de la actividad humana, contaminación que los enferma y los mata. El sol, que aparece en el título a la par de Klara, es el coprotagonista de toda la historia. Como máquina que es, Klara se alimenta de la energía del sol para vivir igual que cualquier humano.
«Cuando Rosa y yo éramos nuevas, nos colocaron en la parte central de la tienda, en el lado de la mesa de las revistas, y eso nos permitía tener vistas a través de algo más de la mitad del escaparate. De modo que veíamos el exterior: los empleados de las oficinas siempre con prisas, los taxis, los corredores, los turistas, Mendigo y su perro, la parte inferior del Edificio RPO. Cuando ya llevábamos cierto tiempo en la tienda, Gerente nos permitía acercarnos a la parte delantera, justo detrás del escaparate, y desde allí podíamos ver lo alto que era el Edificio RPO. Y si estábamos allí en el momento adecuado, podíamos ver cómo se desplazaba el Sol desde los tejados de los edificios de nuestro lado de la calle hacia la acera del Edificio RPO».
Da la impresión que Ishiguro se ha fijado en Frankestein o el moderno Prometeo de Mary Shelly y ha creado a klara llevándola al otro extremo: inteligente, con memoria, empatía y ternura. En ella no cabe la sublevación. Klara no se enfrenta a los que sirve, al contrario, es diligente en la resolución de los problemas que los afligen, aunque a ella le cueste la vida. Y es aquí donde se desdibuja la línea que diferencia al ser humano de la máquina.
Al final, el cuento se rompe en mil pedazos por su parte oscura. Es ese futuro tan sombrío que nos pinta el autor en un mundo en constante cambio. Con ello, deja la puerta abierta a la creación de nuevos modelos de Androides dotados de innovaciones que sobrepasen por desfasados a los humanos.
Siempre un gusto volver por aquí,abrazos.
ResponderEliminarHola, el tema de la robótica y de cómo pueden llegar a "sustituir" a los humanos me causa un temor latente real. Lo cierto es que leyendo tu reseña me han entrado ganas de leerlo cuando quiera algo de terror en mis lecturas. Muchas gracias por compartir ^^
ResponderEliminarSiempre pensé que los robots vivirían entre nosotros y lo han conseguido, nuestras casa son casi domóticas, los coches no nos necesitan y cualquier aparato habla solo. Dudo y creo que acabaran pensando. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por la reseña, se ve interesante. lo tendré en cuenta. Te mando un beso
ResponderEliminarEl Planeta se está mereciendo algo así que le permita salvar la vida, porque a los humanos no nos sirve de escarmiento ni el covid.
ResponderEliminarIrradia ternura tu relato.
Un abrazo.
¡Hola, Pilar! Recuerdo cuando inoculé en vena todos los cuentos de robots del maestro del género de Isaac Asimov. En aquella adolescencia sentía que leía ciencia ficción, esta década del s.XXI casi diría que va a llevar estas historias al género del realismo. Me parece que estamos yendo acelerados con la IA y sus consecuencias en la sociedad son impredecibles.
ResponderEliminarMe encantó esta reseña de un cuento de ciencia ficción, género que es mi favorito junto a la novela negra. Un abrazo!!
¡Hola! Gracias por la reseña. La verdad es que a mí lo que es ciencia ficción me encanta y el tema de los robots me apasiona. No he leído muchos autores japoneses, solo a Hiromi Kawakami y una de sus novelas me gustó, la otra no tanto. Pero le daré una oportunidad a ésta que mencionas. Ya te contaré. Saludos.
ResponderEliminarNunca pensé en dar la vuelta al tema de los robots. Tal vez nos verían como robots con defectos de fabricación. Un placer leerte y saber de este libro, un premio Nobel, nada menos. Un abrazo.
ResponderEliminarEs fantástico
ResponderEliminarLa ciencia ficción, muy rápido deja de ser ficción y a menudo resulta aterrador lo que de inicio era con algún fin útil y benéfico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, que buena idea me has dado, tenía ganas de leer algo así, llevo tiempo mirando reseñas de este tipo de libros y tengo que decir que ya encontré mi próxima lectura. Besos.
ResponderEliminarHay una cosa muy clara: todas las empresas, en la medida que puedan, van a sustituir al humano por máquinas; llámese robots o como se quiera. La máquina no hace vacaciones, no se cansa, no para para almorzar, y si se rompe no pagas una seguridad social por ella. A eso vamos. Fíjate que ya, en muchos grandes comercios, ya puedes cobrarte tú mismo lo que compras. Ya están sustituyendo al humano de la caja registradora y ya nos están educando para ello.
ResponderEliminarBuena reseña con un tema muy del momento y del futuro que nos espera, está para leerse, gracias por ello un abrazo
ResponderEliminarExcelente reseña. Inquietante mundo el que nos cuenta este libro. Saludos, Pilar!
ResponderEliminarQué interesante tu reseña!!! De este escritor leí "Los restos del día" y me encantó. Gracias a tu reseña me he apuntado este libro del que hablas, creo que me va a gustar. Un abrazo!!
ResponderEliminarInteresante e inquietante reseña, Pilar.
ResponderEliminarRelatar desde el punto de vista del robot es un aliciente para leer este relato de Ishiguro.
Un fuerte abrazo :-)
Hola Maria Pilar
ResponderEliminarTodavía no he leído nada de este autor. Digo todavía porque soy muy receptiva a la literatura japonesa pero a Ishiguro lo tengo en lista de espera. Tu reseña invita a más y a mi me invita especialmente por ese vestido de cuento a una historia de ciencia ficción. La verdad, me asusta imaginar que un día un robot pueda desplegar ternura o cariño y que lo podamos percibir y sentir como tal. Me asusta mucho, y puedo intuir esa parte oscura de la que hablas. Pero me temo que caminamos hacia ello, al menos, parece que se insiste en crear estas máquinas. Y me pregunto por qué...
Muy buena reseña.
UN abrazo
Thanks for sharing
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