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Luminosa melodía

  Al escribir  Solo surgen las palabras  De dolor por lo que amo  Y salgo al balcón cada amanecer  Para encontrar la oración  Que recompone las sílabas  De tu nombre  Maite  Al escribir tu nombre  Se desperezan todas las letras  Y me regalan tu sonrisa  La que sostiene el mundo  Caricia del alma  Luminosa melodía

Al amanecer

Cantan los pájaros en la plaza  Y sus trinos nada piden  Tan solo festejan  El amanecer del día   Que nos saque de la noche oscura  En la que mi alma rota   Vaga perdida  No le llega el calor que la habitaba.

El calamar rojo gigante

Leer más relatos aquí Las luces de emergencia iluminaban lo suficiente como para saber dónde estaba. También el lío en el que Carla se había metido. Tanta grandiosidad la empequeñecía. Se encendieron las alarmas en su cabeza. Se había quedado encerrada en la torre más lujosa de la Quinta Avenida.  Su grupo escolar, con la monitora, habían subido al mirador Top of the Rock en el último ascensor de la tarde. Cuando llegó el momento de bajar, al salir del ascensor, Carla se entretuvo curioseando el retrato del primer Rockefeller que estaba en la pared de enfrente. Una cabeza afilada rodeada de una pelambrera lobezna; las aletas de la nariz dilatadas, como olfateando algo, le daban cierto aire de animal al acecho. «¡Qué hombre tan horrible!», pensó. No pasó mucho tiempo, el suficiente para quedarse sola. ¡Se habían cerrado todas las puertas! ¿A dónde se habían ido todos? ¿Y los vigilantes? Aquello no le podía estar pasando. El silencio era total.  Hecha un ovillo, se sentó en uno de lo...

El álbum de los recuerdos

Tal vez la humedad sea el único visitante entrando por las goteras, tal vez los vetustos interruptores no enciendan más las bombillas de luz amarilla, pero la casa permanecerá intacta en el álbum de la vida con mis recuerdos.  Teníamos once años cuando las cinco amigas nos vimos reflejadas en los cristales de las ventanas del baile del pueblo. Ataviadas con amplios vestidos largos que íbamos arrastrando, nos sentíamos el centro del mundo. Habíamos revuelto en los baúles de la abuela, sin contar con su permiso, y estábamos encantadas con nuestro disfraz. Como no podíamos entrar en el baile por ser menores de edad, nos contorsionábamos siguiendo el ritmo de la música de los setenta que se oía fuera, para llamar la atención de los que se encontraban en el interior. Divertidas, provocadoras, felices de sacar a la exhibicionista que llevábamos dentro mientras,  con los pisotones de los zapatos de tacón , desgarrábamos las telas de raso y tules que nos cubrían. Mi vestido  era...

Viaje a la infancia

 Bajo a la playa. Extiendo la toalla en la arena, me quito las chanclas y busco en el bolso el libro para leer. El sonido de las olas festonean de espuma la orilla. Cierro el libro y lo dejo a un lado. Muy cerca, una niña coge la mano de su padre y se queda pegada a él sin dar un paso. Tiene miedo a los bichos. Son algas que cubren una franja cercana al agua dejando un olor característico; con el movimiento del mar al romper en la playa, parecen cobrar vida propia.     — ¿Y si me pican?  El padre se gira para señalarle el puesto de los socorristas que lo curan todo.  No parece convencida.  Entonces él la levanta en volandas y se la coloca en los hombros.  La niña celebra a gritos lo fuerte que es su padre. Y quién no, teniendo un superhéroe para sobrevolar todos los peligros. Alcanzan el agua y las voces y risas de los dos al saltar las olas me llegan mezcladas con el olor a mar. Un olor sutil y agradable asociado a hermosos recuerdos de días de s...

La voz de la memoria —Felipe—

   Hay personas que se convierten en personajes al dejar tras ellos una historia que abarca a todo un pueblo. La historia de Felipe es la de la voz de la memoria. Un repertorio de versos que aprendió de joven y no olvidará nunca. A través de sus palabras, la tradición se perpetúa cada año en la celebración de la fiesta de Santo Tomás de Aquino, en Villamediana. En la iglesia, frente al altar del santo, con la seguridad que le da su prodigiosa memoria, Felipe proyecta la voz de manera fluida, sin titubeos. Por momentos, la emoción pende en la lágrima que brilla en el borde del párpado, sin llegar a caer, porque sabe el significado profundo que encierra cada palabra. No son simples versos, se necesitan cinco o seis páginas para escribirlos. Las sostiene enrolladas en la mano derecha, la que dirige al santo para enfatizar, y es al que mira en todo momento porque es con el que conversa. Los demás somos invitados, emocionados y agradecidos. A Felipe se le ve profundamente concen...

La niebla

  Tras la ventana  Con su velo blanquecino  La neblina difumina la ciudad.  Intenta borrar el ayer  Hermoso, lleno de vida, y color.  La mirada busca más allá  Alguna luz que la oriente.  Se encuentra huérfana  Ante el silencio sordo  En el que naufraga.

Eterna sombra - Miguel Hernández.

Yo que creí que la luz era mía.  Precipitado en la sombra me veo. Ascua solar, sideral alegría,  ígnea, de espuma, de luz, de deseo.  Falta el espacio. Se ha hundido la risa.  Ya no es posible lanzarse a la altura.  El corazón quiere ser más de prisa,  fuerza que ensancha la estrecha negrura.  Turbia es la lucha sin sed de mañana.  ¡Qué lejanía de opacos latidos!  Soy una cárcel con una ventana,  ante una gran soledad de rugidos.  Soy una abierta ventana que escucha.  Por donde va tenebrosa la vida.  Pero hay un rayo de sol en la lucha,  que siempre deja la sombra vencida.

Mi planta naranja lima - Reseña

Autor: José Mauro de Vasconcelos  Género: Literatura Juvenil/Latinoamericana. Editorial: El Ateneo (2019).  Número de páginas: 220  Idioma: Español  Ella me miró bastante y sus ojos parecían grandes y negros porque los anteojos eran muy gruesos. Lo gracioso es que tenía bigotes de hombre. Por eso seguramente era la directora.   —¿No es muy pequeño el niño?   —Es muy delgadito para la edad. Pero ya sabe leer.  —¿Qué edad tienes, niño?  —El día 26 de febrero cumplí seis años, sí, señora.  —Muy bien. Vamos a hacer la ficha. Primero, los datos familiares.  Gloria dio el nombre de papá. Cuando tuvo que dar el de mamá, ella dijo solamente: Estefanía de Vasconcelos. Yo no aguanté y solté mi corrección.  —Estefanía Pinagé de Vasconcelos.  —¿Cómo?  Gloria se puso un poco colorada.  —Es Pinagé. Mamá es hija de indios.  Me puse todo orgulloso porque yo debía ser el único que tenía nombre de indio en esa escuela....

El Mentirón

  En invierno las temperaturas se desplomaban. Los parroquianos, con gorros de lana, botas y bufandas en lugar de txapelas y alpargatas, buscaban el calor en la popular fonda El Mentirón. Aitor, el tabernero, les llenaba los vasos, no sin poner una raya en el mostrador al que no pagaba. Como nadie se quitaba la zamarra, había un tufo a sudor humano que echaba para atrás, mezclado con el del vino tinto de las barricas que, al derramarse de las espitas, se filtraba en el entablado del piso. En una esquina de la barra, estaba apoltronado Martín, el zapatero. Tenía su taller en un bajo de la calle Zapatería, no recibía el sol más que por el estrecho espacio que separaba las casas de un lado con las del otro. Los niños, al salir del colegio de Santa María, siempre corrían hacia su casa para gritarle: ¡Zapatero remendooón! Y él, encorvado, con un genio de mil demonios, salía tras los chiquillos que volaban en una bandada de pájaros gritones. Tampoco faltaba Julen, el herrero, con las...

Del color de la leche de Nell Leyson

Información del libro.   Autora: Nell Leyson  Editorial: Sexto piso.  Páginas: 176.  Género: Narrativa.    Año de edición: 2013.  Traducción: Mariano Peyrou   Introducción.   En esta historia, Nell Leyshon ha recreado con una belleza trágica un microcosmos apabullante, poblado de personajes singulares como el padre de Mary que maldice a la vida por no darle hijos varones; el abuelo, que se finge enfermo para ver a su querida Mary una vez más; Etna, la criada del vicario que guarda tres sudarios bajo la cama, uno para ella, y los otros para un marido y un hijo que no tiene; todo ello, enmarcado por un entorno bucólico que fluye al compás de las estaciones y las labores de la granja. Todo cobra vida con una inocencia desgarradora gracias al empeño de Mary, protagonista y narradora, por dejar un testimonio escrito del destino que le ha tocado vivir, al que no tiene la posibilidad de renunciar.  Resumen.  Mary es una niña de quin...

La soledad de lo números primos

Título: La soledad de los números primos.  Autor: Paolo Giordano  Editorial: Salamandra.  Año de publicación: 2009.  Número de páginas: 288 La portada: el autorretrato de una modelo holandesa llamada Mirjan.  «En una clase de primer curso, Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos, pero no lo bastante para tocarse de verdad».  Esta verdad matemática es la metáfora que el autor ha escogido para narrar la relación de Alice y Mattia, dos seres únicos, marcados desde su infancia por una tragedia. Alice, por un accidente de esquí que la dejará coja de por vida. Mattia por aban...

La maldición de Casandra

Casandra vaticinó los terribles sucesos que iban a ocurrir, el día y la hora. Destacó la peligrosidad del agua. No la creyeron. Es más, la encerraron por exagerada y loca. Ella gritó todo lo que pudo para hacerse oír a través de los muros de la mazmorra. Para entonces, ya todos le habían dado la espalda y seguían con su vida cotidiana sin temor a la tragedia que proclamaba.  Y la tragedia nos atrapó en nuestro sueño. Después, la misma naturaleza lo envolvió todo en barro para no dejar al descubierto rostros queridos que quedaron rígidos para siempre. Yo, aunque doblegada, me mantengo en pie. ¡Como si el destino me hubiera elegido para ser testigo de este mar de caos y muerte! Con los pies en el fango, siento cómo cruje en algún punto mi columna. El desamparo es brutal. Ya habrá tiempo para el llanto. Ahora mis manos se unen a las de otros y, tal como estás en nuestros sueños, resurgirás. Tus piedras se alzarán de nuevo para formar un hogar.

El árbol solitario

En la cima del monte llamado El cerrillo hay un árbol. Solo uno, sin hermanos ni descendencia. Obstinado en su afán por sobrevivir, planta cara a las inclemencias del tiempo. Tiene ya muchos años y es de apariencia frágil, pero se crece ante las dificultades y sigue sin doblegarse a pesar del viento que con terrible furia intenta quebrarlo. “¡Largo de aquí, impostor, que esta montaña es mía!”. Él, astuto y valiente, deja pasar entre sus ramas las intensas ventoleras y así, una y otra vez, logra salvarse. Cuando la niebla cubre el monte y se adueña del pueblo, aguanta el silencio húmedo del que sale cada vez más sabio. ¿Y qué decir de la tormenta enloquecida que pretende fulminarlo con ráfagas de fuego seguidas del fragor del trueno? ¡Cuánta angustia sufre replegado sobre su cuerpo de madera! Logra sobreponerse porque, impregnado de memoria, se repite una y otra vez: “Pasará, esta también pasará”. Asimismo, la nieve lo viste con su blanca estampa y las crueles heladas le muerden los b...

El asesino de relojes

⁣ ⁣                                                                Imagen de Jarmoluk. Pixabay El reloj da las once de la noche con la exactitud cantarina propia de su condición suiza. Es hora de dormir. ¡Hora de dormir! Mañana tengo que madrugar. El sueño me abandona y el insomnio se apodera de mí una noche más. Me levanto. El traidor me mira orgulloso desde su situación privilegiada en el salón, junto a los cortinajes de terciopelo verde. Provocador, balancea el péndulo dorado de un lado a otro. Tictac, tictac. El sonido me pone los nervios de punta. Mi ansiedad crece. Me abalanzo sobre él y lo agarro con las manos para acabar con su tiranía. En ese momento, las once y diez que marcan las agujas se quedan congeladas para la eternidad. La casa permanece en silencio. Respiro hondo. Por fin puedo disfrutar del tiempo detenido. Me ...

La marquesa de Montealto

  Escribir un microrrelato inspirado en el mural.  Incluir un personaje simbólico. (Yo he cogido la urraca).    Cuando el Sr. Ruiz le ofreció el anillo más grande que había en la joyería, supo que era un impostor, tal como le había dicho su fiel doncella. No le importó. Con el marquesado había heredado una fortuna más que suficiente para los dos. De mirada profunda y palabra arrolladora, había despertado en ella los sueños de adolescencia. Necesitaba un hombre. Un hombre que se enfrentase a las pisadas nocturnas de su anterior marido al acercarse a la habitación cada noche. Justo antes del “Sí, quiero”, una urraca irrumpió en el gabinete por la ventana. Arrojó a los pies de la marquesa una hoja de papel escrita a mano. Las palabras saltaban ante sus ojos brillantes y diáfanas. “Al Sr. Ruiz le gusta la vida, le gustan las aventuras, le gustan los hombres”. Con la cólera en el rostro, levantó la cabeza y vio que en la silla de él languidecía olvidado un gorro de terci...

La busca

Ficha técnica Editorial: Cátedra Fecha de edición: 1 de mayo de 2010.  ISBN: 9788437626673  Encuadernación: Tapa blanda.  N.º páginas: 472  Materias: Narrativa. La busca   es la lucha por la existencia de los vencidos desde los fondos más bajos de la sociedad. Los llegados a la ciudad del mundo rural para buscarse una vida mejor. El libro destila amargura. Siempre se puede caer más bajo, salir del arroyo parece imposible. A pesar del famoso pesimismo barojiano, ¡cuánto amor por la vida! De fondo, una crítica a dos temas inherentes en la vida de las ciudades modernas. Por una parte, las clases acomodadas y, por otra, los que viven en la miseria nutriéndose del basurero que los primeros crean. Para nada aparece el poder político constituido; el gran poder es el del dinero.  El título, La busca , indica una forma de vida. La que trata de sobrevivir, de resolver lo inmediato. “Aquí no viven más que los de la busca, rondas y prostitutas” (p. 133).  ...